Los préstamos llegan hasta el 75% de la inversión

Los bancos ponen más fácil la financiación a las franquicias

En apenas una década las entidades financieras ha puesto en marcha unidades específicas para financiar proyectos que replican un modelo de éxito.  Quienes optan por crear una franquicia o franquiciarse y buscan financiación,  parten con ventaja. Algo que no sorprende si tenemos en cuenta que la tasa de morosidad es la mitad que la de un negocio tradicional. En poco más de un año también ha crecido el perfil del inversor que busca una rentabilidad más o menos segura.

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Los bancos ponen más fácil la financiación a las franquicias

“El hecho de ser canditato a una franquicia es, de por sí, una garantía”. Esta contundente aseveración no corresponde a ningún agente del sector financiero, sino a Manuel Pardo, franquiciado de Midas. A Pardo le acompaña en nuestro encuentro Vicente Pascual, director de expansión - o el franquiciador- de la cadena de talleres de reparación rápida que cuenta con más de 500 franquicias en Europa, de las que 120 se ubican en España, “conocen el modelo de negocio, el retorno, su rentabilidad… Además, antes de llegar al banco la enseña hace su propio análisis de riesgos del franquiciado”. Y añade “¡hemos visto aprobar operaciones que nos han dejado verdaderamente sorprendidos!”.

En la ultima década la banca se ha especializado en este modelo de negocio, “se están implicando más con la franquicia hasta el punto de contar con direcciones y departamentos específicos en esta fórmula de comercialización empresarial”, afirma Xavier Vallhonrat, presidente de la AEF (Asociación Española de Franquiciadores) en declaraciones a Autónomos y Emprendedor.

Aunque en palabras de Federico Robaina, director del departamento de Franquicias de Banco Santander “hay franquicias buenas y malas”, el número de enseñas se ha más que duplicado en España desde que empezó el milenio. De 646 en 2001 hasta las 1.348 con las que se cerró el pasado año. Lo mismo ha ocurrido con el número de locales abiertos, que ha pasado de aproximadamente 38.000 a cerca de 74.400 según los datos de la AEF. Ahí no acaba la cosa. El ejercicio de 2017 cerró con una facturación de 27.592 millones de euros frente a los poco más de 11.400 que se registraron al inicio del periodo. Asimismo, con excepción de los años 2009 y 2010 -justo en plena crisis económica- la caja no ha dejado de crecer ningún año, el pasado un 2,2%.

Ante estas cifras no sorprende que los bancos se lo pongan más fácil a aquellos emprendedores que optan por lo que desde la AEF califican como “un modelo de distribución”. Carmen de Llano, directora de la unidad de Franquicias de Banco Sabadell, apunta que “quien emprende un negocio bajo el modelo de franquicia se asegura que se embarca en un proyecto empresarial probado y que funciona a partir de unos parámetros bien fijados, lo que conlleva que el particular contador de análisis que establece el banco parta con algunos puntos ya favorables para dar el apoyo correspondiente. Si se apuesta por una marca solvente y seria las posibilidades de éxito de un negocio en franquicia son superiores a las de un negocio tradicional”.

Argumento similar aporta Antonio Rodríguez, director corporativo de Pymes de Bankia, explica que “el negocio de las franquicias ofrece normalmente a los futuros emprendedores un proyecto testado y validado por la matriz, que ha tenido en cuenta de antemano las expectativas de su negocio en el nuevo emplazamiento, este análisis previo facilita mucho la concesión de la operación crediticia”.

En síntesis, el riesgo de quien opta por la franquicia para emprender es muy inferior al de quien lo hace por su cuenta. De hecho, Robaina pone el acento en que “las tasas de mora son la mitad que las de un negocio tradicional”.

Acuerdos de colaboración

Otra de las ventajas de los franquiciados es que, por norma general, las enseñas disponen de acuerdos de colaboración con los bancos, “tienen unas necesidades específicas y buscamos soluciones globales para ellos. Por ello, tenemos firmados convenios con determinados colectivos, ya sea franquiciadores o autónomos y emprendedores, para que sus asociados obtengan condiciones más ventajosas, siempre insistiendo en que el grado de vinculación sea cierto”, detalla Francisco Javier Ruíz, director Comercial de Cajamar Caja Rural.

En general todas las entidades ofrecen productos especiales e incluso adaptados a cada una de las marcas que se diseñan en base a una estrategia común “escuchar”, asegura Robaina, de Banco Santander -entidad que financia en torno al 70% de las enseñas españolas- . “Un sector tan específico debe tener un canal y productos propios. En el caso de Bankia, el objetivo es ser percibidos como una entidad cercana, tanto por el franquiciado como por el franquiciador; sencilla, con un único interlocutor en el banco; y transparente, con un seguimiento continuado del proyecto que se financia”, añade Rodríguez.

Aún así, ni todo es miel sobre hojuelas ni el crédito se da tan alegremente, desde Cajamar, Franciso Javier Ruíz insiste en que “depende del proyecto que nos presenten, del plan de negocio y de las necesidades de financiación ajena versus aportación de fondos propios”. A este respecto, por norma general los representantes de las entidades coinciden en que tres tercios del importe de la operación es financiada por el banco mientras que el franquiciado aporta el otro tercio restante.  

Crisis, inversores y piratas

Los años de crisis resultaron cruciales para el negocio de las franquicias. Entonces las enseñas se lanzaron a abrir locales propios sin embargo desde hace dos años con la apertura del grifo de la financiación “la situación cambió radicalmente y se empezaron a abrir más establecimientos de franquciados que de propios”, explica Vallhonrat.

También ha variado el perfil de quienes se acercan a una entidad a solicitar crédito. “Al emprendedor que encuentra en la franquicia el apoyo que ofrecen las marcas a través del know-how del negocio, desde hace un año se ha incrementado el perfil inversor, que ve un modelo rentable y con cierta seguridad”, comenta la directora de Franquicias de Banco Sabadell, entidad que en los años 90 fue pionera en la creación de una unidad especializada para el sector.

Por otra parte, tanto los representantes de las cuatro entidades con las que ha podido hablar Autónomos y Emprendedor, como la propia AEF, alertan del surgimiento de piratas. Es decir, inversores y nuevos franquiciadores que buscan rentabilidades altas a corto plazo con proyectos de escasa o nula viabilidad.

Las fórmulas de financiación alternativa (crowdfunding, capital riesgo, equity, …) también están tocando la puerta del negocio de la franquicia y aunque según De Llano, “coexistirán (con la banca tradicional) cuando estén plenamente maduras”, a día de hoy “la financiación bancaria tradicional es a la que siempre ha recurrido, y sigue recurriendo, la franquicia, por lo que los bancos no solo son pieza clave en materia financiera para el sistema de franquicia, sino que cada vez tienen más protagonismo en este sentido”, afirma el presidente de la AEF.

Más allá de los momentos iniciales lo que sí queda claro es que quien elige la franquicia para emprender acaba convirtiéndose en generador de empleo. El pasado año el sistema sostenía a 278.951 personas, habiendo registrado un crecimiento interanual del 3,7%.  

Con todo, y pese al crecimiento del 5,5% del pasado año (cuatro puntos por encima de lo que lo hicieron los negocios tradicionales),  queda mucho camino por recorrer. Especialmente si nos comparamos con el resto de países de la Unión Europea o Estados Unidos, donde, por ejemplo, en el sector de la hostelería y restauración el 80% de los locales son franquicias, mientras que en España apenas supone un 20%.