Una empresa de jóvenes emprendedores españoles

Los drones a larga distancia aspiran a ser el negocio de la década

Muchos jóvenes se lanzan a diseñar proyectos tecnológicos para colocarlos en el mercado. Como Carlos Matilla, ingeniero aeronáutico quien, junto a otros dos emprendedores, ha fundado FuVex, dedicada a fabricar y explotar drones capaces de recorrer largas distancias, algo que no existía en España.

fuvex drones
Los drones a larga distancia aspiran a ser el negocio de la década

Carlos Matilla tiene 30 años. Hace cinco, en 2013, cuando estudiaba en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) elaboró un proyecto junto a otros compañeros sobre la fabricación y utilización de drones, esos pequeños vehículos aéreos no tripulados que se han instalado en nuestras vidas y que sirven para multitud de actividades, incluso para los juegos de los niños. 

La novedad del proyecto es que los drones que idearon Carlos y sus compañeros son capaces de volar largas distancias, lo que hasta el momento no era posible en España. Y no lo es porque la legislación española, como la de cualquier país occidental, solamente permite que estos aparatos se desplacen como máximo a 500 metros de distancia de la ubicación del piloto. Piloto civil, se entiende, “porque los drones para usos militares hace años que vuelan miles de kilómetros, por ejemplo desde Estados Unidos hasta Afganistán, pero esto es otra cosa porque lo militar tiene una regulación propia”, explica Carlos Matilla. En España, también se permite el uso de drones a distancias superiores a 500 metros a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado para determinadas acciones, como la vigilancia de los servicios de Aduanas. Sin embargo, el interés de los drones de FuVex está en que podrán ser manejados por civiles y podrán utilizarse con tecnología propia, no militar ni importada. Son aparatos a medio camino entre el helicóptero y el dron tradicional, con más autonomía que éstos y menor coste.

El proyecto universitario de 2013 se convirtió en una idea empresarial. Sus autores querían aprovechar la iniciativa y lanzarse al mercado. Matilla y sus ya socios empezaron por lo básico: conseguir financiación para desarrollar la idea. En 2015, lograron un primer capital gracias a Orizont, una aceleradora del Gobierno de Navarra, que invierte en el sector agroalimentario y que vio en esta startup una oportunidad para recoger información de las plantas mediante los sensores que lleva el aparato. A su vez, se presentaron a diversos certámenes, en los que lograron premios, como en la Universidad Politécnica de Madrid, o quedaron finalistas como en el South Summit by Spain Startup.

Creación del negocio

Con los premios y el respaldo de la aceleradora del Gobierno navarro, llegó también inversión privada y empezó la aventura empresarial. “En 2017 dimos el salto a la industria y empezamos a colaborar con grandes empresas para desarrollar nuestros drones”, señala Matilla. Este salto tiene forma de sociedad limitada, se llama FuVex y tiene su planta principal en la localidad navarra de Tudela. Carlos Matilla es el administrador y CEO, un trabajador por cuenta propia. En estos momentos, ya han conseguido formar un equipo de 14 personas, “en el que hay ya algunos empleados a tiempo completo”. FuVex tiene otra sede en Pamplona, dedicada básicamente a la colaboración con los doctorados de la UPNA.

El joven ingeniero es muy optimista. La responsabilidad que ha adquirido a sus 30 años no le pesa porque “estoy rodeado de gente que cuenta con experiencia, que es muy importante”. Se refiere a los otros dos fundadores del negocio que superan los 50 años de edad. Como cualquier otro negocio han tenido que recurrir a la financiación ajena a través de créditos bancarios que completan las inversiones privadas. “Este es un sector muy intensivo en capital y en el que el retorno de la inversión es a largo plazo”, aclara el CEO de FuVex.

El futuro

Las perspectivas son buenas. En la actualidad, “estamos en la fase regulatoria”, afirma Matilla, lo que significa que están estudiando cómo desarrollar su producto con la legislación actual. “Lo primero que tenemos que demostrar al regulador es que nuestros drones son seguros; después hay que hacer ver que vamos a cumplir con las exigencias. El motivo de que no se permita volar drones a todo el mundo es que el espacio aéreo está muy demandado y por eso está muy regulado. Hay que certificar que los drones no van a interferir en el tráfico”, explica Carlos Matilla. FuVex tiene que pedir una autorización especial a las autoridades para dar salida a los aparatos que ya se están fabricando en Tudela. En esta fase de “cumplir con la ley” es en la que se encuentran ahora.

A continuación, a por el mercado, los clientes y a materializar esos proyectos que ya tienen con grandes empresas. “El año 2019 va a ser nuestro año crítico”, declara Matilla. A partir de entonces, FuVex quiere comercializar sus drones, que despegan y aterrizan verticalmente como los helicópteros pero con velocidad de crucero mucho más amplia que la de éstos, de forma que pueden recorrer distancias más grandes. Los aparatos servirán, entre otras cosas, para detectar polución en el mar, participar en rescates y emergencias o revisar infraestructuras. Matilla aclara que también están colaborando con Correos para el reparto de paquetería a larga distancia. El CEO de Fuvex confía en que en la próxima década el uso de drones con fines civiles se multiplique “hasta por doce”.