Según Herce, se abrirán nuevas oportunidades

Los expertos dicen que el impacto de la crisis no se sabrá hasta septiembre

Para los economistas todavía es pronto para determinar cuáles serán las verdaderas consecuencias del COVID-19. Hasta septiembre no se sabrán los daños ocasionados y prevén que muchos negocios cerrarán, pero otros encontrarán oportunidades. Aseguran que estamos ante una crisis muy diferente a la de 2008.

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Los expertos dicen que el impacto de la crisis no se sabrá hasta septiembre

Será a partir de septiembre cuando se empiecen a percibir todos los daños ocasionados por la crisis sanitaria del COVID-19 en los negocios. Los expertos y economistas consultados por este diario apuntan que todavía es pronto para saber en qué medida ha afectado la pandemia a la economía en general por lo que el futuro no tiene que ser completamente negativo para algunas empresas y autónomos aunque, eso sí, para muchos no será nada fácil. Se presentarán muchas-y nuevas- dificultades.

La alerta sanitaria del COVID-19 ha repercutido directamente en la economía y en el funcionamientos de miles de negocios. El confinamiento de la población obligó a cientos de locales a bajar su persiana durante meses. A otros, sin embargo, les animó a buscar nuevas formas de seguir operativos - principalmente, mediante el teletrabajo y el uso de plataformas digitales - y una buena parte de ellos siguieron trabajando como podían. Se trata de un comportamiento entre los negocios muy dispar, que va a condicionar la vuelta a la normalidad y que, sobre todo, va a incidir en la economía del país, aseguran los expertos.

Para Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas, lo que está claro es que, por el momento, nadie se puede adelantar a lo que sucederá en el futuro. “Las previsiones que tenemos son muy mareantes. Antes se decía que íbamos a crecer un 2% en el PIB (Producto Interior Bruto). Ahora, lo que indican es que se va perder un 9%. Lo mismo ocurre con la deuda pública, que íbamos a cerrar el año con un 98%, ahora con un 110% o 120%” dijo Pich. Una  gran disparidad en la cifras y en las previsiones ofrecidas, cuando lo único cierto es que no se sabe qué va a pasar aún, pues “en el tejido productivo hay todavía mucha incertidumbre y aún faltan dudas por resolver”.

Unas respuestas que los expertos creen que empezarán a llegar entre septiembre y octubre. “Todos sabemos que nuestra economía depende en gran parte del turismo internacional, que llega sobre todo en los meses de junio y julio y que es una actividad que ahora mismo flojea” apuntó el presidente del Consejo. 

No, esta crisis no es la de 2008

Independientemente de si viven del turismo o no, la situación que están viviendo en estos momentos las actividades “es muy complicada y deriva de una circunstancia puntual provocada por una crisis sanitaria” expresó Ricardo García, profesor del IESE Business School y director de Banca de Empresas de Cajamar. Para este experto en empresas y economía es fundamental ser consciente del tipo de crisis que en la que nos encontramos, “porque las comparaciones que se están realizando sobre el comportamiento actual de la economía respecto a lo que pasó en 2008 no son correctas. Estas crisis no tienen absolutamente nada que ver”.

Según García, hemos atravesado una crisis sanitaria y ahora estamos viviendo una crisis económica a consecuencia de esa pandemia. “Nadie preveía que iba a ocurrir esto y nadie estaba preparado. Lo único que se pudo anticipar un poco fue la crisis económica en la que iba a derivar, pero simplemente por el hecho de estar durante meses cientos de negocios cerrados” apuntó.

La inactividad de los negocios se tradujo en una pérdida de facturación y de liquidez que, unida al aumento del endeudamiento y de la morosidad y a una parálisis del consumo, "generó esta crisis económica. Una circunstancia que es muy distinta a  la de una crisis financiera, que se produce directamente por la falta de liquidez, como fue la de 2008. En esos años no había confianza, no había consumo y se cometieron una serie de aberraciones en el ámbito financiero y bursátil, que hicieron que no fluyese el dinero” explicó el profesor.

Que haya liquidez en los negocios es, para García, clave en estos momentos, pues cree que ésta es la única forma de evitar, a toda costa, que se produzca una crisis financiera.  Escenario que califica de "verdaderamente negativo”. Ésta es la razón por la que considera que todas las previsiones que se hacen sobre la caída de la economía y las macrocifras sobre el futuro que sacan los diferentes organismos se tienen que poner “ en cuarentena. Están hechas a base de perspectivas a futuro y lo importante ahora es abordar la situación actual” expresó.

Ricardo García señaló que la actividad económica se reactivará “con mucha prudencia” y apuntó también a los meses de septiembre y octubre como fecha clave para conocer realmente las consecuencia de esta pandemia. “Un negocio no puede sobrevivir a muchos meses de inactividad. Será entonces, a partir de septiembre y octubre, cuando veamos si los negocios que ahora mismo hay abiertos han aguantado y si aquellos que aún permanecen cerrados han sobrevivido”. Además, advirtió que la mejor forma de sobreponerse a la situación, es anticiparse.

El futuro de los ERTE debe conocerse ya

Para adelantarse a la situación y adaptar las condiciones de la empresa, los autónomos deben saber cuál será el futuro de los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). “El Gobierno tiene que decir ya que va a a pasar con ellos y cuanto antes mejor, porque los negocios tienen que anticiparse”, denunció el presidente de Consejo General de Economistas, Valentín Pich.

El representante de los economistas hace una valoración positiva de esta medida, que ayudó a evitar la destrucción de miles de empleos, promoviendo la congelación de los negocios. “Pero todos somos conscientes de que cuando descongelemos la situación, habrá una parte de las empresas que no van a poder continuar. Aunque, de momento, no podemos saber cuántas serán”. Según Pich, los ERTE fueron tremendamente efectivos a la vez que perjudiciales, porque si bien ayudaron a las empresas a no tener que despedir, también dejaron a muchos negocios “sin ganas de tirar hacia delante, al asegurar unos ingresos mínimos a unos, y el ahorro de unos gastos a otros”.

Según el presidente del Consejo, en medio de esta crisis económica habrá un factor que marcará la diferencia entre los negocios: las ganas de prosperar. Este experto explicó que la reactivación de un negocio no será igual para una actividad que cerró y no hizo nada durante los meses de pandemia que para otra que, aunque cerrase, mantuvo la actividad en vilo he hizo algunas tareas. “En los negocios siempre hay cosas que hacer. A nivel administrativo, de digitalización o de formación. Y a aquellas empresas que se han relajado mucho, les esperan malos meses”.

Puso el ejemplo de lo que hicieron muchas empresas durante crisis anteriores: “la sociedad española es muy dinámica y en las peores crisis ( la de 2008, 2009 y 2012) nadie daba un duro por nosotros. Sin embargo, miles de negocios tomaron la iniciativa, salieron adelante cambiando estructuralmente su modelo de trabajo, saliendo al exterior o modificando su forma de operar”. Una transformación en el modo de actuar de un negocio que puede ser crucial para su supervivencia.

La pandemia obligará a los negocios a buscar alternativas. Acciones que, para Pich, no significan otra cosa que buscar nuevos clientes, optimizar los trabajos, apostar por la digitalización y los nuevos mercados asociados a ellos. “A veces ,basta con cambiar la carta en un restaurante. De tal forma que se puedan bajar los precios y así animar a la gente que hay alrededor para que consuma” comentó. Se trata de una circunstancia que no será “justa” para muchos negocios, “pero es que el mundo no es justo. Todo lo contrario, es una lucha constante para hacer que sea justo”.

La crisis como oportunidad

Es precisamente en este proceso de transformación y de reinvención dónde está la oportunidad para los autónomos y los emprendedores. Según el doctor en Economía, José Antonio Herce, la crisis económica del COVID-19 está generando grandes pérdidas, pero también muchísimas oportunidades. “Se está dando una situación extraordinaria, en la que muchos han descubierto una forma diferente de hacer las cosas” comentó Herce.

Éste puso como ejemplo el proceso de transformación rápido y eficaz que han hecho cientos de empresas para seguir operando desde casa. “De la noche a la mañana nos hemos visto obligados a teletrabajar y hemos hecho funcionar a los negocios así”. Se trata de un cambio en la actividad económica, que se verá más tarde o más temprano reflejada en las aportaciones que hagan los sectores al PIB.

“Hay CNAES cuya capacidad se va a reducir a la mitad y nunca volverán a ser lo mismo. Un ejemplo de ello será la construcción, que antes representaba un 17% del PIB - que era muchísimo- . Después de esto, no va a tener tanto peso en la economía. Pero, en paralelo a esta caída, se han desarrollado y potenciado otros sectores que, a lo mejor, no tenían tanta importancia para la economía general y que van a empezar a tenerla” explicó el catedrático.

Para Herce el problema que hay actualmente con respecto al futuro es que “estamos tan centrados en achicar el agua del barco, que no somos capaces de ver el horizonte". Y contó que conocía el caso de emprendedores que habían surgido durante la crisis, que habían innovado y que tenían un proyecto de negocio extraordinario”. Porque, como siempre, dice Herce, “el futuro del trabajo que conocemos ahora mismo es muy malo, pero el trabajo del futuro es muy bueno y está aún por descubrir”.