El nuevo concepto de Innovación Frugal

¿Cómo exprimir al máximo los recursos de un negocio?

Los autónomos tienen que saber aprovechar sus recursos para sacarles el máximo partido, hacer más con menos. Está cogiendo fuerza una tendencia procedente de países emergentes y en vías desarrollo de crear productos con precios muy ajustados, sencillos de usar y robustos, recibe el nombre de Innovación Frugal. Esta metodología pretende resolver necesidades generalizadas con productos con un coste de producción extremadamente barato y con un precio de venta al público extremadamente reducido. Algunos ejemplos han llegado a facturar millones de euros.

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¿Cómo exprimir al máximo los recursos de un negocio?

“Hacer lo mejor posible con los recursos que tienes”, eso significa el termino hindú ‘jugaad’. Existe una tendencia en los países menos desarrollados de producir aprovechando al máximo los recursos disponibles, limitando los costes en materias primas. Es decir, salir de la zona de confort restringiendo el uso y el precio de los materiales para crear un producto sencillo y barato, pero a la vez útil e innovador. Esta metodología de trabajo recibe el nombre de Innovación Frugal.

Este tipo de innovación nace en países emergentes y en vías de desarrollo como India, China o Perú debido a la necesidad de darle un producto accesible a una población incapaz de asumir grandes gastos. Pero esto no significa que los productos que nacen de esta innovación sean poco atractivos o generen poco beneficio, todo lo contrario. Uno de los ejemplos más conocidos es la ‘Jaipur Foot’, una pierna ortopédica fabricada en India desde hace varias décadas con un precio de venta sumamente inferior al de productos similares en otros países. El precio mínimo de las piernas ortopédicas ronda entre los 150 euros y los 500 euros, según la mayoría de los portales de venta online, mientras que el precio de la ‘Jaipur Foot’ es de tan solo unos 40 euros. Sin embargo, tiene una edad promedio de alrededor de 3.7 años, después de lo cual los pacientes generalmente se someten a un reacondicionamiento, pero de acuerdo con un informe de IEEE, la prótesis podría durar mucho más tiempo.

Esta prótesis atrajo la atención de muchos medios de comunicación y universidades. Incluso la Universidad de Stanford se asoció con sus creadores para fabricar más productos ortopédicos similares. Esto demuestra que, aunque los costes de producción sean ínfimos y el precio de venta sea ridículamente bajo, estos productos tienen un atractivo especial y obtienen bastante repercusión. Tanto es así, que este tipo de artículos han generado sorprendentes beneficios a sus creadores.

Pero, ¿qué es exactamente la Innovación Frugal?

Antonio Lafuente, investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC), define la innovación frugal como aquella innovación enfocada a construir productos con precios muy ajustados, sencillos de usar y robustos. Además, implica plantear de una forma muy ligera y ajustada el uso de materias primas y su impacto en el medio ambiente.

“Desde hace algún tiempo se viene hablando en los círculos de innovación de una nueva ola, la innovación frugal. Se trata de un movimiento nacido en los países emergentes, y que ha dado como frutos la creación de productos como el Tata Nano”, señala Lafuente. El Tata Nano es un coche que nació cuando su creador, cansado de ver como hasta tres miembros de familias hindús compartían una scooter monoplaza jugándose la vida, decidió fabricar un coche que estas familias pudiesen permitirse. Transfirió la idea a sus ingenieros advirtiéndoles de que el automóvil no podría tener un precio superior a los 1.700 euros. “El Nano podría venderse en España como 'microcoche' a un ritmo de mil unidades al mes”, explicaba a El País hace diez años el director general de la filial de Tata Motors, Eduardo Divar.

¿Cómo puede aprovechar la Innovación Frugal un autónomo?

Si esta metodología de producción es tan efectiva en otros países por qué no llevarla a cabo en las microempresas españolas. Este sistema no deja de ser una vía de innovación que se aprovecha de los bajos costes de algunos materiales, agudizando el ingenio al máximo, para producir a gran escala un producto de fabricación barata y venderlo a un precio que sea accesible para cualquier sector de la población.

En la mayoría de las ocasiones, la innovación nace de los propios profesionales que a diario conviven con un determinado problema. Estos trabajadores observan una necesidad en la población y la explotan para sacar un beneficio. Preguntar, observar y evaluar a los consumidores es un buen comienzo para empezar a diseñar un producto de este tipo.

En este sentido, el valor de esta innovación subyace en la creatividad. Lo importante es tener la idea pero, para ello, hay que seguir unas pautas. Hay que tener en cuenta que el elemento clave es la capacidad de encontrar soluciones ingeniosas a problemas existentes con los mínimos recursos posibles, ya que la innovación frugal nace para dar respuesta a un problema concreto o una necesidad de la sociedad.

Por otro lado, el objetivo último de estas iniciativas es aportar valor en su entorno, mejorar la vida de los usuarios. Otro de los aspectos de este tipo de innovación es la velocidad con la que se pone en marcha, no necesita años de investigación como ocurre en grandes empresas. Es decir, repercute intensamente la agilidad. El problema está aquí y ahora, por ende, la solución tiene que estar aquí y ahora para que tenga repercusión.

Aquí entran en juego las alianzas estratégicas. Una vez encontrada la idea, el autónomo emprendedor tiene que realizar un plan estratégico para abaratar los costes al máximo. Siempre hay que tener en mente que lo importante es el producto y que su precio sea lo más bajo posible. Para ello, es interesante aunar fuerzas con otros profesionales para que cada uno de los asociados se encargue de una de las partes de la producción.

Por último, dado que el aspecto principal es satisfacer necesidades reales, los productos o servicios generados se deben vender a precios muy económicos y asequibles para todos los segmentos de la población.

La manera de vender tampoco es la misma

Hay que tener en cuenta que esta metodología es distinta en todos los aspectos, incluyendo los beneficios que se obtienen, la manera de vender el producto y la vía para promocionarlo.

El autónomo tiene que jugar con el volumen de clientes. Lo importante es llegar al mayor número de clientes posibles. En este caso, no hay que concentrar la venta en un segmento muy reducido de la población, todo lo contrario, se trata de crear un producto que resuelva una necesidad generalizada para poder llegar a la mayor cantidad de consumidores.

Se busca esta cantidad masiva de clientes para contrarrestar los efectos del precio al que se vende el producto. El margen de beneficio que deja cada comprador es muy pequeño por lo que es de vital importancia alcanzar un gran volumen de ventas.

Los procesos para hacer llegar el producto al cliente también tienen que ser muy ligeros. No hay que pensar en promociones a gran escala, siempre hay que recordar que hay que pensar a pequeña escala para llegar a las grandes esferas. Del mismo modo, el canal de venta debe ser barato para el autónomo y accesible para el consumidor.

“Hay innovación frugal siempre que alguien pregunta: ¿Qué podemos hacer para resolver necesidades?, y encuentre una respuesta que no esté basada en la abundancia de recursos”, explica Antonio Lafuente. No siempre es bueno copiar las técnicas de venta de las grandes empresas, no tienen por qué ser ejemplo siempre. En muchas ocasiones sus metodologías no son traspasables a los autónomos y a las microempresas. Por ello, estos últimos deben ingeniárselas para integrar nuevos conceptos de venta, distribución, producción, promoción o innovación a su actividad. En este sentido, Lafuente concluye: “Las grandes multinacionales tendrán que plantearse en algún momento cómo venderle cosas a 3.000 millones de habitantes del planeta que no tienen ni para comer”.