Opinión

Las gasolineras durante la nueva normalidad. ¿Y ahora qué?

Las estaciones de servicio que han garantizado el suministro de carburante a los ciudadanos esperan que en la nueva situación puedan superar las pérdidas que han tenido.
Las gasolineras durante la nueva normalidad. ¿Y ahora qué?

Se acabó el estado de alarma y empezamos a recorrer el camino hacia la normalidad, esperamos que a la de siempre, porque la llamada “nueva” no parece muy atractiva.

No va a ser un camino fácil y no todos los sectores lo van a realizar a la misma velocidad. Desgraciadamente el turismo, que influye en un gran número de actividades y que es el sector más importante de nuestro PIB, no va a tener una recuperación a corto plazo. Por mucho que se quiera, los casi 90 millones de turistas que nos visitaron en el 2019 desde otros países no van a venir este año, y por lo tanto los hoteles, restaurantes, locales de ocio, etc., sobre todo las situadas en territorios claramente turísticos, no recuperaran su actividad habitual hasta por lo menos el año que viene.

Nuestras empresas, las estaciones de servicio, han dejado de estar en servicios mínimos. Nos alegramos porque han sido unos servicios mínimos que en un primer momento parecían máximos, puesto que la primera lista incluía a casi el 60 % de las instalaciones. Entendemos que el Gobierno tratara de garantizar a toda costa el suministro, el problema es que no había clientes a quién suministrar.

En todo caso, las medidas se fueron suavizando mientras quedaba claro que no se iba a producir ninguna situación preocupante en ningún territorio, y que se iban sucediendo las distintas fases de la desescalada en las diferentes Comunidades Autónomas, solamente en las autovías y autopistas siguieron estando obligatoriamente abiertas el 100% de las gasolineras en su horario habitual, el resto tuvo oportunidad de adecuar las horas de apertura a la demanda existente, con unos mínimos horarios e incluso un 48% de las instalaciones que podían cerrar si lo estimaban conveniente.

No hubo prácticamente ningún cierre, probablemente por las medidas de seguridad que hay que tomar para cerrar una gasolinera cuando no está previsto hacerlo y por otra por no perder el contacto con los pocos clientes que seguían funcionando. Sin embargo, muchas empresas tuvieron que acogerse a ERTEs u otro tipo de soluciones temporales para intentar capear el temporal.

Y es que realmente hay dos ayudas fundamentales para tratar de recuperar la actividad económica con el menor daño posible para empresas y autónomos:

  • Financiación barata y a un plazo razonable. En países vecinos y por lo tanto economías competidoras de la nuestra, los créditos tipo ICO son a siete años con dos de carencia. Aquí son a cinco años con uno de carencia. La diferencia a efectos de recuperación es más liquidez y más tranquilidad.
  • Prórroga de ayudas laborales y de cotización, igualmente para empresas y autónomos, hasta que se vislumbre una continuada recuperación económica.

Una cosa es volver a poner en marcha una economía que se ha parado durante un tiempo y otra es rehacer una economía destruida.

No nos olvidemos que el empleo y por tanto la riqueza, viene fundamentalmente del esfuerzo de empresas y autónomos.