Según la Asociación de Guarderías y Escuelas Infantiles de Cantabria

Las guarderías se quejan de que viven en un "limbo legal"

El sector de las guarderías en España vive actualmente en España  en un “limbo legal”, pues no están sujetas a una regulación concreta Una situación que les excluye de ayudas y les ahuyenta los clientes.

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Las guarderías se quejan de que viven en un "limbo legal"

Las guarderías en España son alegales. Desde la Asociación de Guarderías y Escuelas Infantiles de Cantabria explican que este tipo de negocios “se han quedado en un limbo legal, pues desde el punto de vista normativo no tenemos una regulación, ni un órgano que nos inspeccione y nos atienda”. Sin embargo, esta falta de normativa no ha impedido a esta actividad adaptarse al mercado, a las tecnologías y a las demandas de sus clientes.

La presidenta de la asociación, Rosa Angulo, aseguró que “somos nosotras, las guarderías, las que hemos buscado seguir formándonos, contratando profesionales cualificados y adaptando el local a los requisitos sanitarios que se les exigía como centros que tratan con menores”. Para ella, las guarderías son un servicio que va más allá de los centros educativos o asistenciales, son lugares y espacios dónde se concentran ambos aspectos. A la hora de la comida, por ejemplo, se le está proporcionando al niño esa asistencia y esa ayuda para que se alimente bien y de forma correcta, pero también se le está enseñando a comer, a sujetar los cubiertos o a que pruebe nuevos alimentos. Lo mismo ocurre con ir al baño, vestirse o cualquier otra tarea de aprendizaje.

La falta de una regulación en el sector de las guarderías, compuesto en su mayoría por trabajadores autónomos, se está haciendo patente en la actividad ahora más que nunca, pues Hacienda ha cambiado el criterio de deducción por niño y ha excluido a las guarderías, dejando que se beneficien de esta ayuda simplemente las madres que lleven a sus hijos a centros educativos, es decir a aquellos que están regulados por las Consejerías de Educación de cada Comunidad. Un requisito que no cumplen todas las guarderías” explicó Angulo.

Asimismo, el hecho de no estar “reconocidas, homologadas, reguladas o el término que se quiere utilizar" dice la presidenta, les están haciendo perder clientes “que podrían traer a sus hijos a una guardería especializada, antes que llevarlos a las clases de dos años de muchos colegios públicos. Lo harían si tuviesen algún tipo de ayuda”. En este punto, Angulo hizo hincapié sobre la labor de acompañamiento del menor que hacen las guarderías durante sus primeros años de vida: “A los niños no se les puede tener sentados y enseñándoles los colores, a los niños hay que acompañarlos en su proceso de aprendizaje, hay que estimularlos. Sobre todo, en esos primeros años en los que principalmente desarrollan los movimientos y el lenguaje”.

Para otros aspectos sí son válidas

A la presidenta de la Asociación de Guarderías y Escuelas Infantiles de Cantabria le sorprende como las guarderías son rechazadas a la hora de que sus clientes puedan solicitar ciertas deducciones o subvenciones y, sin embargo, son válidas para otras. Como por ejemplo para una serie de ayudas que ofrece la Comunidad de Cantabria para las madres y que está subvencionada con Fondos Europeos.

Este tipo de negocios son aceptados también el aspecto de la educación. Angulo afirmó que las guarderías son utilizadas para que los nuevos profesionales se formen. “Se firman convenios con el centro educativo correspondiente y actualmente somos formadores del módulo de educación infantil. De hecho, tienen que hacer 410 horas de prácticas con nosotros”. También en los aspectos formativos realizan un proyecto llamado Labor ESO, que está dirigido a alumnos de 3º y 4º de la ESO, y por el que enseñan y acercan la actividad de primera mano a los jóvenes.

“Es un negocio vocacional”

El sector de las guarderías en España no es ajeno a uno de los problemas que tienen otros sectores como los sanitarios, los podólogos o los veterinarios: el intrusismo. “Hay diferentes establecimientos que están dados de alta como ludotecas, centros de ocio… y que no tienen ni los requisitos, ni las titulaciones que tenemos nosotros y que funcionan como guarderías encubiertas” dice Rosa Angulo.

La presidenta apuntó que actualmente la rentabilidad económica del sector es “vocacional, te da para vivir…Yo no recomiendo a nadie que monte una guardería como un gran negocio”. Las guarderías están en su mayoría regentadas por trabajadores autónomos y con una media de cuatro a cinco empleados. "Todo depende del centro y del número de niños, pues sin son de 0 a 1 año es un trabajador por cada ocho niños; si son de 0 a 2 años, es 1 trabajador por cada 12; y si tienen entre 2 o 3 años es un trabajador por cada 16 niños. El precio medio del servicio de guarderías suele rondar los 200 euros".

Asimismo, Angulo destacó que la inmensa mayoría de las guarderías tiene una página online, una herramienta que calificó de útil principalmente atraer a familias que se mudan o se trasladan. Sin embargo, la mejor forma de captar clientes es “haciendo las cosas bien y el boca a boca. Yo empecé en el año 1991, llevo 28 años trabajando en el sector y si yo no diese un buen servicio que la gente comentase no seguiría adelante, aunque tuviese una página web y redes sociales”.

El trato con los padres es, según Angulo, la prueba del fuego del profesional ahí tienen que “demostrar su profesionalidad y experiencia. Nosotros, cuando acompañamos al niño en su desarrollo, ofrecemos a las familias un trato cercano, una guía. Sobre todo a los padres primerizos, para indicarles cuando deberían, siempre que dé su visto bueno el pediatra, introducir alimentos más sólidos o quitarle el pañal al niño”.