La delgada línea entre el favor y el abuso

¿Qué hacer cuando los amigos siempre exigen que trabajes para ellos gratis?

La relación entre un autónomo y sus amigos es complicada. Los segundos muchas veces se creen con derecho a pedir favores gratis: consultas, papeleos, servicios, gestiones, arreglos, consumiciones si eres hostelero y hasta entradas si tienes un espectáculo. ¿Amistad o abuso? Esto es lo que piensan algunos autónomos de esta compleja situación   

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¿Qué hacer cuando los amigos siempre exigen que trabajes para ellos gratis?

Los autónomos tienen que lidiar, sobre todo al inicio de su actividad, con el mejor y el peor de sus clientes: sus amigos. Éstos serán los primeros en apoyar al emprendedor cuando lo necesite e incluso recomendarán su negocio a otros amigos (potenciales clientes). Sin embargo, en esta dualidad amigo/cliente existe muchas veces otra cara de la moneda y es cuando algunos exigen continuamente descuentos o dan por hecho que el servicio será gratuito. Entienden que esa amistad siempre ha de traducirse en un trato especial.

La mayoría de los autónomos no suelen quejarse y suelen mostrarse contentos de ser útiles a sus amistades. Al menos durante un tiempo. Lo que acaba enfadándoles es que alguno de esos amigos piense que siempre podrá obtener sus servicios de forma gratuita o que se puede imponer el favor. En definitiva, el problema viene cuando sus amigos no valoran que, por la tarea que están solicitando, otras personas pagan. Además, el tiempo utilizado “ayudando” a sus amigos, no lo están invirtiendo en otros clientes 

Se trata, en resumidas cuentas, de una relación complicada y de la que muy pocos sectores se libran. En esta situación, entre autónomos y amigos, se encuentran, por ejemplo, muchos abogados a los que se les solicitan consultas y gestiones gratuitas; los médicos a los que se les llama para preguntar tal o cual síntoma; los informáticos a los que se les pide que instalar un programa o arreglar un ordenador; a los gestores para que les hagan la declaración de renta; en el taller para que le hagan un pequeño arreglo al coche; en las artes escénicas, con el reparto de entradas para ver el espectáculo; o en la hostelería, con continuas consumiciones gratis o a mitad de precio "porque somos amigos". No es malo que esto suceda de vez en cuando. El problema viene si se convierte en algo persistente y habitual.

Los trabajadores por cuenta propia tienen que decidir qué van a hacer y cómo se van a comportar cuando un amigo cruce el umbral de su puerta como un cliente. Aquí no hay nada correcto, ni escrito u obligatorio, cada profesional actúa de una forma u otra, en función de su experiencia y conocimiento. Aunque todos tienen en común, en su modus operandi un aspecto: poner en valor la actividad que se realizan.

Esta es al menos la filosofía por la que se rige Jonás Valdivieso, propietario de la peluquería ROJO en Barcelona. Este autónomo explicó que “la única forma en la que se valora mi trabajo es cobrándolo”. Por eso cuando puso en marcha su negocio, tanto él como su socia, acordaron que a sus amigos solo le harían un descuento del 10% y nunca harían un servicio gratuito.  

Valdivieso reconoce que esto no fue siempre así. “Al principio, cuando estás empezando, sí que te ofreces a realizar cortes, color, peinados de forma gratuita, pero como una forma para aprender nuevos estilos”. Este emprendedor afirma que, en su sector, es común al principio ejercer como peluquero de forma gratuita para adquirir experiencia. “Aunque hay amigos, sobre todo en mi caso amigas, que te pedían que les peinases o le hiciese el color gratis porque creen que te dedicas a esta profesión como un hobby”. Valdivieso apuntó, que todo dependerá también, “del grado de profesionalidad. Al principio resulta más difícil no cobrar a tus amigos, que cuando ya estás asentado y tienes tu salón”.

Precisamente uno de de los problemas que tiene Sylvia Barragán, CEO de la agencia de marketing MdeMonstruo es que los amigos y clientes valoren y reconozcan el esfuerzo de su trabajo. Esta emprendedora contó que sus clientes, en ocasiones, no entienden la actividad que realiza. “Me preguntan por qué me van a pagar por poner publicidad en Facebook, cuando eso saben hacerlo ellos. Lo que no entienden, es no se trata únicamente de darle a un botón y publicar”. Barragán explicó que detrás de cada anuncio profesional en redes sociales hay un conocimiento previo del algoritmo de la plataforma, un estudio de las horas de actividad de las personas a las que van dirigidas y la creación de un contenido planificado, para conseguir una estrategia, ya sea para atraer visitas a una web o para conseguir que te compren un determinado producto. Según afirmó, para que conozcan los servicios que realiza y estén dispuestos a pagar por ellos, a veces ofrece una prueba gratuita.

Quien siempre parece estar obligado a ejercer su trabajo de forma gratuita es el autónomo Israel Calvo: “Soy mago. Y sólo con el mero hecho de decirlo, la gente me dice que le haga un truco" se quejó. Las particularidades de su modelo de negocio hacen que tenga que demostrar sus habilidades gratuitamente “porque nadie te va a contratar si no sabe como trabajas, o que trucos realizas”.

Este 'Mago Canicas' -por ese nombre le contratan- reconoce que las demostraciones sí que suele hacerlas gratuitas, pero que los espectáculos no. “Estos requieren una preparación previa y un estudio de las personas que lo van a ver. No es lo mismo un espectáculo para niños, que para adultos” expuso. Calvo apuntó que a sus amigos suele hacerles un descuento del 15%, porque “es una forma de agradecérselo. A veces, cuando han visto que llevo una temporada sin trabajar, me contratan para un evento familiar”.

También comentó, que es gracias a las recomendaciones de sus amigos -y del resto de personas que le contratan- lo que hace crecer su negocio “porque por mucho que le guste mi espectáculo, la gente no te va a estar contratando a menudo, porque no organizan tantos eventos”.

Otros autónomos cuentan que, a la hora de tratar con amigos/clientes, optan por proponerles un trueque: yo te doy esto gratis a cambio de que tu hagas lo mismo con algo que me interesa. En el lado extremo de esta relación de amistad que exige trato de favor o gratuidad, existe algún autónomo que para que no le pidan nada "piden el doble del precio argumentando que, si eres mi amigo, estarás dispuesto a pagar más por mis servicios ya que entiendes que soy buen profesional y quieres que me vaya muy bien el negocio. En seguida dejan de pedir favores", explica un autónomo.