Confiesa que aprendió de sus fracasos

La hija de un futbolista de élite que triunfa diseñando “bolsos veganos”

Con tan sólo 30 años, Amal Fashanu es periodista y emprendedora por vocación. Diseña bolsos de “lujo accesible”, el último es 100% reciclable.

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Foto: Instagram Amal Fashanu
La hija de un futbolista de élite que triunfa diseñando “bolsos veganos”

“Quiero ayudar a otra gente, hacerles felices”, afirma con sonrisa y seguridad pasmosa Amal Fashanu, una emprendedora de doble nacionalidad (española y británica) y raíces africanas a la que un día su profesor de instituto le dijo que jamás iría a la universidad.

Lejos de venirse abajo, Fashanu -sobrina del futbolista de la Premier League (liga inglesa de fútbol) Justin Fashanu jugador del Nottingham Forest e hija del titular del Aston Villa y presentador de televisión Jon Fasahanu- tomó aquella sentencia como un reto y no sólo terminó sus estudios de comunicación en la Brunel University de Londres sino que se lanzó a la aventura de emprender. “Quería unir el mundo de la moda y el deporte como forma de reivindicar la igualdad y dar visibilidad a muchos de los dramas que se esconden tras el éxito de deportistas de élite como mi tío Justin”. Así nació Blanck Heart Label, marca que ha vinculado a la fundación que acaba de poner en marcha, The Justin Fashanu Fundation, para la que cuenta con el apoyo del ex primer ministro británico David Cameron.      

Sus camisetas de corazones negros con líneas rectas fueron el paso previo a lo que llegaría en el otoño de 2017. Tras haber realizado un máster de diseño de bolsos en el Instituto Europeo de Diseño en Madrid, Amal decidió hacer realidad su pasión. Un sueño que tomó forma en su colección de “bolsos de lujo asequibles” que ella misma diseña y distribuye. “Siempre me había sentido atraída por estos complementos y vi la oportunidad de crear algo que representase la mezcla de culturas de las que provengo, la española, la británica y la africana”.

Un proyecto para el que destinó una inversión inicial de 150.000 euros sin contar "todo lo que vino después. Sólo las fornituras (accesorios metálicos de cierre o adorno) me han supuesto un desembolso de 50.000 euros”. Y lo ha hecho “a pulmón”, invirtiendo los ahorros que había conseguido de los cuatro documentales que rodó con la BBC en los que se destapa el calvario que padecen los futbolistas homosexuales y que la han llevado a ser la embajadora del movimiento contra la homofobia en el fútbol profesional.

Pese al dineral, “la mayor inversión y la más importante es el tiempo y las noches sin dormir. El esfuerzo es lo que hace que un negocio sea o no de éxito”. Incluso asegura que el ser la sucesora de John Fashanu -ex futbolista profesional y presentador de televisión- “no ha hecho que las cosas sean más fáciles. He pasado por lo que pasa cualquier emprendedor”.  

Precisamente de esas noches de insomnio ha surgido la nueva línea de bolsos veganos que lanzará en los próximos meses. “Son bolsos hechos con material 100% reciclable, lo que me permitirá además venderlos a un coste inferior al de los modelos de cuero de Nappa. Sin ningún material de origen animal. Quiero que mi marca llegue a todo el mundo y que sea sostenible”.

Prueba error hasta llegar a Ubrique

Sus bolsos y riñoneras -cuyo distintivo es el símbolo de los Yoruba (grupo étnico de África Occidental) que representa el poder femenino- contribuyen a dinamizar la economía de la localidad gaditana de Ubrique, lugar donde se producen. “Me costó mucho encontrar un proveedor que cumpliese con los estándares de calidad de los cueros que quería para mis creaciones”.

De hecho, Fashanu se siente orgullosa de haber intentado fabricar en cinco sitios distintos de la geografía española hasta dar con el definitivo. “El prueba error ha sido de lo que más he aprendido. Es genial fracasar. Es más, en Reino Unido nos reímos de los fracasos. Es más, para apreciar lo bueno hay que haber vivido lo malo. Esto es algo que no se entiende en España y es una lástima porque se pierde mucho talento. Es más, aquí no sólo no se tiene miedo a fracasar sino que también se tiene miedo a dar el primer paso. Por ello el lema que me gusta transmitir a quienes se plantean hacer realidad su pasión emprendiendo es: coge esa idea, hazla la más importante de su vida y muévete, porque lo único constante es el movimiento”.

A día de hoy la joven emprendedora de 30 años vende entre 25 y 30 bolsos al mes cuyos precios oscilan entre los 180 y los 400 euros a clientes de varios países de la Unión Europea, principalmente Reino Unido, España y Francia. “Incluso alguno que otro ha cruzado el charco”, comenta sonriendo.  A este respecto destaca la importancia de las redes sociales, medio al que todavía se está adaptando, “estoy entendiendo ahora lo que son y lo que significa para todas las facetas de mi vida profesional”.

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Emprender en Reino Unido y no en España

Aunque sus creaciones se venden a través de la web y llegan a casi todos los rincones del mundo, los bolsos de Amal Fashanu se pueden encontrar en uno de los establecimientos del londinense barrio de Nothing Hill. Y “me encantaría abrir una tienda en España”, asegura.

Ilusión que es consciente “no será fácil. Decidí emprender en Reino Unido porque es todo mucho más sencillo. Hay menos burocracia, menos presión fiscal, más ayudas… Va todo mucho más rápido. España está mucho más atrasada que Londres”, lamenta. Por ejemplo, prosigue, “allí cuando entras a la Universidad el Gobierno te facilita un crédito que no tienes que empezar a amortizar hasta que encuentras el primer trabajo una vez terminada la carrera”.

Eso no quita para que, en determinadas actividades, los controles sean también más rigurosos. En el caso de la Fundación explica que el trámite se ha alargado por la “hiperregulación” con la que se garantiza que el dinero se destine al fin social para el que se constituido la organización y evitar posibles fraudes. “La Administración ha de conceder un número de charity. Sin éste no se puede abrir la cuenta. Además, no se puede aceptar dinero de cualquier benefactor, todas las transferencias son supervisadas por el Gobierno”.

El celo profesional y la resistencia al cambio es otra de las diferencias entre Reino Unido y España que destaca Amal. “Hay que ser creativo y la creatividad se enriquece colaborando con otros equipos, compartiendo ideas con otras marcas. Además, hay que estar abierto a los cambios que vengan de fuera si quieres tener éxito al emprender”. Todo ello regado con una buena dosis de paciencia, “lo bueno se hace esperar. No te impacientes”, concluye.