Una década de trabajo autónomo

De industriales a autónomos: cómo ha cambiado el colectivo en 10 años

Optan por el sector servicios, un mayor porcentaje tiene empleados a cargo y el de mujeres se dispara. Eso sí, pese a haber ganado en protección social, todavía quedan retos.

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De industriales a autónomos: cómo ha cambiado el colectivo en 10 años

Dice un tema de Andrés Calamaro “si diez años después te vuelvo a encontrar, no te olvides que soy distinto de aquel pero casi igual”. Estos versos bien pueden aplicarse a lo que ha ocurrido en la última década con los autónomos.

“Hemos pasado se ser simplemente industriales a llamarnos orgullosamente autónomos. Tenemos más derechos que nunca y comienzan a tenernos en cuenta las administraciones y el resto del tejido económico del país”, ha afirmado Lorenzo Amor, presidente de ATA (Federación Nacional de Asociaciones de Autónomos).

Fue el 12 de octubre de 2007 (día de la Constitución), cuando entraba en vigor la Ley 20/2007 del Estatuto del Trabajo Autónomo (LETA). Dos lustros y doce días después, el 24 de octubre de 2017, veía la luz la Ley de Reformas Urgentes para el Trabajo Autónomo. Es cierto que con la aprobación del LETA, los autónomos salían de la cueva legislativa en la que estaban sumidos y se daba respuesta a muchas demandas históricas, ampliándose los derechos y protección social del colectivo.

No todo estaba hecho. Quedaba otro montón de ropa que lavar: facilitar las cotizaciones, rebajar las cargas fiscales, impulsar medidas que favoreciesen la conciliación, etcétera. Parte de ellas, como la ampliación de la Tarifa Plana de 50 euros a 12 meses o la posibilidad de desgravarse los gastos de suministros y manutención, han sido incluidas en la Ley de Reformas Urgentes para el Trabajo Autónomo. “Va a ser muy beneficiosa, tanto para los autónomos que empiezan como para los que llevan ya muchos años en la brecha”, ha insistido el presidente de ATA.

En definitiva, y en palabras de Amor, “hoy tenemos cubiertas prácticamente las mismas contingencias que un trabajador asalariado, incluso con algunas ventajas frente a ellos. No teníamos formación reglada, no había tarifas planas de 50 euros para ayudarnos a emprender… creo que las cosas comienzan a ir un poco mejor”.

Hasta ahí la parte política. Pero, ¿cómo ha cambiado el colectivo a pie de calle?

Más mujeres y más empleadores

Según el perfil de los trabajadores autónomos en España que actualiza el ministerio de Empleo y Seguridad Social cada trimestre, a fecha 30 de septiembre de 2017 eran 3,25 millones los afiliados al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos), de los que 1,98 eran autónomos personas físicas (no societarios, cooperativistas o colaboradores). Ambas cifras son inferiores a las de hace 10 años, cuando el sistema registraba 3,41 millones de afiliaciones con 2,23 autónomos personas físicas.

Entre los cambios positivos destaca que el porcentaje de mujeres ha crecido casi cuatro puntos, pasando del 31,1% hace una década al 34,8%. Asimismo, también destaca el incremento de 1,6 puntos porcentuales entre los autónomos que cuentan con empleados a su cargo, del 20,3% al 21,9%.  

En cuanto a sectores, los servicios han acaparado el mayor aumento, antes el 64,% del total optaba por una actividad dentro de este sector, a día de hoy este porcentaje es del 73%. Nueve puntos que van en detrimento de construcción (-4%), agricultura (-3,6%) e industria (-1,2%).

El reto de las cotizaciones

En la parte negativa están las cotizaciones. La diferencia entre quienes cotizan por la base mínima es de ocho puntos entre 2007 y 2017, del 74,4% al 86,2%. En este punto hay que tener en cuenta el efecto de bonificaciones como la Tarifa Plana de 50 euros, sin las que muchos no habrían podido arrancar su proyecto. Es el caso de Marta Perona: tras haber trabajado siempre por cuenta ajena en enero quiso “dar un cambio a su vida” y fundó Gente Drim, una agencia de marketing y comunicación. “Con una cuota de 260 euros me hubiera sido imposible”, ha afirmado a AyE.

A este respecto, Juan Almoguera, socio del Grupo Cotec, empresa de ingeniería que lleva en funcionamiento ocho años, y al que la crisis “obligó a emprender”, ha explicado que “nos hubiera sido mucho más fácil arrancar con ayudas como las de ahora. Hay más consideración desde el ámbito político y parece que se han dado cuenta de que los autónomos movemos mucha mano de obra”.

Tareas pendientes

“Queda mucho por hacer”, afirmó Lorenzo Amor durante la XVI edición de los premios Autónomo del Año. Facilitar y consolidar los negocios y empresas de los autónomos, permitir una verdadera segunda oportunidad, mejorar las cotizaciones sociales y ampliar la rebaja fiscal, acabar con la lacra de la morosidad…

Todas ellas son cuestiones sobre las que, bajo el marco de las comisiones y subcomisiones que se celebran en el Congreso de los Diputados se está poniendo negro sobre blanco. Es el caso de la cuota hiperreducida para los autónomos con ingresos irregulares inferiores al SMI (Salario Mínimo Interprofesional) o de la propuesta de régimen sancionador de Ciudadanos, pendiente de aprobación definitiva. Avances en firme que, para Amor, “debemos seguir realizando esfuerzos en favor de los que están generando empleo propio y asalariado. Y debemos implicar de nuevo -en esta búsqueda de medidas que eviten trabas al trabajo autónomo- a los grupos parlamentarios y al Gobierno”.

A pie de calle, las demandas van en el mismo sentido. Almoguera reconoce que “sigo cotizando por la base mínima porque no tengo garantía de que llegado el momento vaya a recibir nada”. El empresario de Murcia insiste en que, en el ámbito político, “todavía hay mucho desconocimiento”. Y se pregunta “¿por qué tengo que pagar lo mismo que otro autónomo que cobre 4.000 o 5.000 euros al mes?”.

Por su parte, la fundadora de Gente Drim espera “tener ciertas ventajas en conciliación a corto y medio plazo”.