Una interesante apuesta de la marca

La nueva generación del Ford Kuga muestra su imagen más agresiva

La marca norteamericana ha apostado con fuerza por la nueva generación del Kuga. Un lanzamiento con la mayor variedad de mecánicas jamás exhibida en un mismo modelo de Ford. Y lo acompaña una nueva carrocería mucho más agresiva que las anteriores.
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La nueva generación del Ford Kuga muestra su imagen más agresiva

Ford ha decidido que, en una misma presentación y puesta a la venta de un automóvil,  se conjuguen dos novedades. Un nuevo coche y una panoplia de motorizaciones como nunca había ofrecido en un único modelo de su marca. Se pueden elegir versiones movidas por mecánicas de gasolina, diésel, híbridas ligeras, híbridas convencionales e híbridas enchufables. 

De entre todas, la PHEV, es decir, la híbrida enchufable, es la apuesta más novedosa y llega al mercado para enfrentarse a los cada vez más numerosos rivales en este segmento de mercado.

Desarrollado sobre la plataforma C2  una arquitectura que comparte con el último Ford Focus y que ha sido concebida para albergar no sólo motores térmicos sino también diferentes niveles de electrificación- ha crecido en tamaño y, sin embargo, ha rebajado su peso hasta 80 kilogramos al mismo tiempo que ha aumentado un 10% la rigidez torsional del chasis.

El Kuga ha vuelto a crecer. También lo hizo cuando pasó de la primera versión a la que ahora va a ser sustituida por este nuevo modelo. El nuevo Kuga mide 4,61 metros de longitud (8,9 centímetros más que la generación anterior), 1,88 metros de anchura (4,4 cm más), 2,71 metros de distancia entre ejes (2,71 cm más). Y, para darle un aspecto más agresivo, es 2 cm más bajo, con 1,69 metros de altura, lo que modifica bastante su aspecto, un tanto insípido en su anterior generación.

Olvidemos el off road

Sin embargo, y de una forma absolutamente clara, las capacidades fuera de carretera del Kuga han mermado respecto a las versiones anteriores y, sobre todo respecto a las que tenían tracción a las cuatro ruedas que, por cierto, sorprendían gratamente cuando se las separaba del asfalto. Y ahora que el nuevo modelo está electrificado, más aún.

La distancia libre al suelo cambia en función de la versión, pero el Titanium, que es el nivel base del nuevo Ford ya es sólo de 19,1 centímetros desde el suelo. Las versiones ST-Line y ST-Line X, que montan un tren de rodaje deportivo, rebajan esta distancia hasta los 17,8 cm y la versión híbrida enchufable apenas tiene 16 cm libres de altura al suelo ya que la batería está instalada en los bajos del vehículo y basta con agacharse un poco para poder verla con claridad.

Estéticamente, el frontal ha ganado muchos enteros y es la parte más atractiva del coche, con una parrilla de grandes dimensiones que le otorga gran personalidad. El capó es más largo y plano y la vista lateral nos recuerda más a un vehículo familiar sobreelevado, habiendo perdido parte del aspecto SUV de la anterior generación. La caída del techo hacia atrás es más suave , así como las líneas de las puertas.

El interior sigue la línea actual de diseño de la marca y recuerda poderosamente a los de los nuevos Fiesta, Focus o Puma. Con detalles mejorables, la calidad percibida es alta, como suele ser en Ford.

Por supuesto, muchas pantallas ocupan nuestra atención, pudiendo disponer de hasta tres, empezando por el cuadro digital de 12,3 pulgadas, que tal vez ofrezca demasiada información, haciéndola un poco confusa. También podemos disponer de un head up display , proyectada sobre una pantalla de metacrilato y una tercera pantalla que se asemeja a una Tablet situada sobre el salpicadero. Está muy bien ubicada, pero su orientación hacia el centro, no hacia el conductor, hace que la visión sea un poco más difícil que en otros modelos.

Los asientos delanteros son cómodos y sobre todo, sujetan bien, lo que los hace muy aptos para largos viajes. En eso los Kuga siguen estando a la cabeza respecto a otros modelos y marcas. Las plazas traseras también resultan cómodas, incluso la central, siempre más dura que las dos laterales y pueden contar con inclinación del respaldo y regulación longitudinal de hasta 15 cm que nos permite ganar litros en el maletero. Esto es bastante conveniente, sobre todo en la versión híbrida enchufable, en la que perdemos 64 litros con respecto al resto de versiones, contando con un maletero que cubica unos pobres 411 litros (581 con el asiento trasero en su posición más adelantada)

Sin embargo, el plano de carga es relativamente bajo y presenta una buena boca con un interior de formas regulares que ayudan a distribuir el equipaje. Si abatimos los asientos, llegamos a una capacidad de 1481 litros. Además, de manera inusual en un híbrido enchufable, dispone de rueda de recambio bajo el piso del maletero, eso sí, como opción.

Nunca Ford había presentado tantas opciones mecánicas

Las motorizaciones, muy variadas como hemos comentado anteriormente, empiezan con un motor gasolina Eco Boost de 1.5 litros y 120 y 150 CV. En diésel tenemos opciones de 1.5 con 120 CV, 2.0 con 190 CV y 150 CV con micro hibridación de 48 voltios, así como una versión híbrida de gasolina que combina un motor térmico de 2.5 litros y otro motor eléctrico que, en conjunto, ofrecen una potencia total de 225 CV. Igualmente, y por si fueran escasas las opciones disponibles, a finales de este mismo año también llegará a España un modelo híbrido convencional.

El híbrido de gasolina -que ya podemos encontrar a la venta- es la mayor novedad en la oferta y su batería de 14,4 kWh de capacidad homologan, siempre según el ciclo WLTP, una autonomía en modo eléctrico de 56 kilómetros. Esto, traducido a la vida real, oscilaría entre 40 y 50 kilómetros efectivos, que son suficientes para un uso diario habitual.

El cargador tiene 3,6 kW de potencia, lo que impide que pueda beneficiarse de una carga rápida. Atención a este punto, ya que una carga en un enchufe de 230 voltios requiere 6 horas, y 3 horas y media en un wallbox.

Esta motorización híbrida enchufable está disponible en España para los tres acabados de la gama  -Titanium, ST-Line y ST-Line X- con unos precios de salida desde los 37.800 euros del Titanium hasta los 41.400 del ST-Line X. Aunque podemos adquirir un Kuga gasolina de 120 CV, la opción más básica de este Ford fabricado en España, por unos 29.000 euros.