Muchas tuvieron que cerrar y no accedieron a las ayudas

Las pequeñas lavanderías o cuando ser esencial te perjudica más que te favorece

Las pequeñas lavanderías fueron consideradas como actividades esenciales durante el Estado de Alarma. Y eso no les ayudó. Al contrario, les dejó fuera de casi todas las ayudas aun cuando la mayoría se quedaron sin clientes. Después de perder casi todos sus ingresos, ahora, empiezan a remontar.
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Las pequeñas lavanderías o cuando ser esencial te perjudica más que te favorece

A las lavanderías se les permitía permanecer abiertas durante todo el Estado de Alarma al considerarse su actividad de carácter esencial. El motivo es que su negocio era -y sigue siendo- fundamental para limpiar y desinfectar la ropa o sábanas de los servicios de salud. Sin embargo, muy pocas pudieron trabajar con los hospitales y mucho menos con otros de sus principales clientes: los restaurantes y los hoteles.  Al contrario, la mayoría de ellas cerraron sus puertas ya que no tenían clientes sanitarios ni por supuesto podían contar con los clientes particulares.

El balance ha sido catastrófico. Aun estando entre los negocios a los que se les permite la apertura, en estos dos meses, los ingresos de las pequeñas lavanderías han caído alrededor del 99%. “Está claro que nos confundieron con las lavanderías industriales sanitarias y nos obligaron a abrir y renunciar a las ayudas, cuando no teníamos clientes ni oportunidad de facturar”, explicó José Carlos Mas, presidente de la Federación Española de Tintorerías y Lavanderías (FETYL).

Tanto para las tintorerías de barrio como para las lavanderías de hostelería la crisis ha supuesto un duro golpe. "De forma más contundente en las segundas, ya que prácticamente toda la hostelería permaneció cerrada y gran parte todavía permanece así", añadió.

El sector se fundamenta principalmente en trabajadores autónomos y pymes con uno o dos empleados. El problema es que tuvieron que soportar lo mismo que los demás sectores, con la diferencia de que ellos ni tenían los clientes de algunas actividades esenciales como las farmacias, ni podían acceder a determinadas ayudas a las que sí pueden optar los negocios cuyo cierre fue decretado por el Gobierno, como los bares y restaurantes.

“A la hora de recibir ayudas nos ha limitado muchísimo que el Gobierno nos incluyese como actividad esencial. La primera semana de confinamiento algunas tintorerías y lavanderías trataron de seguir abiertas. Pero, con una caja de entre dos y tres euros cada tres días es inviable mantener un negocio”, señaló Mas.

En este sentido, Vallivana Cores, propietaria de una lavandería en Cáceres explicó que "hemos estado cerrados hasta hace 15 días, porque estar abiertos suponía más gastos. Ahora estamos abiertos a media jornada,  y la cosa parece que remonta pero, si no lo hace rápido, no sé cuánto vamos a poder aguantar. Estamos viviendo al día”.

Por su parte, la lavandería de Jon Pascual sí permaneció abierta. Y aunque experimentó justo antes de la fase 0, una “importante bajada en sus ventas, desde hace dos semanas estamos notando un incremento y esperemos que a lo largo de esta semana que ya estamos en fase 1 se vuelva a normalizar, porque el cambio de temporada es una buena época de venta para el sector”.

Denuncian que su actividad no era esencial

Las lavanderías han sufrido importantes pérdidas desde el pasado 14 de marzo, cuando el Gobierno decretó el confinamiento en todas las provincias españolas. Este colectivo, compuesto por autónomos y pequeños comerciantes, no entienden por qué su actividad se mantuvo como esencial, ya que “aunque compartamos el mismo epígrafe fiscal que las lavanderías industriales, no somos lo mismo”, explicó el presidente de FETYL.

Las lavanderías industriales que se dedican a lavar prendas del personal sanitario, estuvieron a pleno rendimiento durante el Estado de Alarma. Sin embargo, los autónomos que regentan las lavanderías locales se vieron obligados a cerrar sus puertas ante la falta de clientes. 

“El destrozo económico ha sido bestial, y nos ha cogido justo en la temporada posterior a la que, de por sí, es la peor temporada del año. Los meses de enero, febrero y marzo son los más bajos, y tratas de aguantar como sea hasta que llegue abril y los meses de verano cargados de eventos” explicó José Carlos Mas. “Este año, nos hemos quedado sin eso, y era cuando íbamos a empezar a respirar”, añadió.

Además, "en esta temporada nos han fallado mucho los aplazamientos de las ceremonias como las comuniones y demás eventos que había en primavera. Eso nos ha hecho polvo”, reconoció la autónoma que regenta una lavandería en Cáceres.

Por otro lado, la Federación Española de Tintorerías y Lavanderías denuncia que no se les han facilitado protocolos de seguridad adaptados a su sector. “Las tintorerías en ningún momento hemos tenido las herramientas ni los conocimientos para atender este virus. Nos obligaban a correr un riesgo y poner en peligro a nuestros trabajadores, cuando no éramos de primera necesidad".

“La bajada en las ventas que se dio en la segunda parte del mes de marzo continuó en abril. Pero, desde finales de abril y con la entrada de mayo, ha habido un repunte de clientes "ya que la mayoría está aprovechando el cambio de temporada para lavar sus edredones y mantas”,  reconoció el autónomo y gerente de una lavandería, Jon Pascual.

La desescalada propicia la reactivación del sector

Desde el pasado lunes, toda España pasó de fase. Los territorios que se encontraban en la inicial Fase 0 ya están en la Fase 1, y casi todos los demás que iban por delante, se sitúan ya en la Fase 2. La desescalada de las provincias está suponiendo un respiro para las pequeñas lavanderías y tintorerías, que comienzan a reactivar su actividad.

He hablado con compañeros del sector cuyos negocios se encuentran en territorios en Fase 2, y están trabajando muy bien. También los autónomos que regentan estos comercios en Fase 1 me han comunicado que, poco a poco, está aumentando su demanda”, explicó José Carlos Mas. "Durante el Estado de Alarma no éramos de primera necesidad pero, a día de hoy, sí. Somos imprescindibles para que todo el mundo pueda limpiar sus prendas con garantía”, añadió.

“Mucha gente se está dando cuenta de lo importante que es guardar la ropa limpia y desinfectada. Las lavadoras de las casas no alcanzan tantos grados como las nuestras”, señaló Pascual.

Las tintorerías tienen confianza en su futuro y creen que su sector puede salir reforzado de esta crisis. “Prevemos funcionar mucho mejor y remontar porque la gente se está concienciando de que, al igual que sucede en otros sectores, dejar el trabajo en manos de profesionales es muy importante”, concluyó el presidente de FETYL.