¿Son útiles para todos los autónomos?

Pros y contras de las oficinas compartidas (coworking)

Son oficinas compartidas, espacios de trabajo flexibles donde se puede compartir espacio y experiencias. Se trata del llamado coworking, un modelo de negocio que prolifera en las grandes ciudades. Su principal clientela son emprendedores que no pueden hacer frente a los costes de un local propio. Pero,¿de verdad resultan útiles para cualquier autónomo?

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Pros y contras de las oficinas compartidas (coworking)

Ya hace casi una década que se pusieron en marcha los primeros coworkings, espacios de trabajos flexibles dónde trabajadores por cuenta propia y pymes comparten oficina y gastos. Por una cuota mensual, el autónomo se olvida del coste del local, la electricidad o el wifi, y comparte espacio de trabajo con otros emprendedores. El negocio, tan sencillo como innovador cuando empezó, fue importado a España en 2012 y, a día de hoy sigue siendo una opción viable para muchos autónomos incapaces de afrontar los gastos de una oficina propia. En especial, operan en las grandes ciudades, donde el precio de los alquileres se ha disparado en los últimos años.

Sin embargo, algunos estudios y encuestas parecen indicar que esta opción sigue sin calar entre la mayoría de los autónomos que siguen prefiriendo la oficina fija frente al espacio compartido. ¿Su principal razón? El 65.8% valora más la organización y la implantación de rutinas fijas de la oficina tradicional que la flexibilidad y la reducción de costes del coworking. Así se desprende del estudio realizado por Level Up que concluyó que la mayoría de autónomos siguen decantándose la oficina fija. Concretamente, el 79% de los que trabajan por cuenta propia prefieren la opción tradicional de un local propio frente a un 19.35% que opta por realizar su actividad desde casa. Tan solo un 3% han elegido trabajar desde un coworking.

Visto lo visto, tras siete años de vida, el coworking parece no haber alcanzado el éxito que prometía y quizá la explicación está en que no se trata de una opción para todos los autónomos. Es más, parece ser una fórmula dirigida únicamente a un colectivo muy concreto, con formas de trabajar muy específicas y normalmente que trabaja en actividades complementarias entre si.

 Para Carmela Alonso, autónoma y usuaria habitual de coworkings no es tanto una cuestión de las preferencias del colectivo como de las circunstancias de cada sector. “El coworking no está hecho para todos los autónomos. Los espacios compartidos son el futuro pero muchas actividades aún siguen teniendo una naturaleza incompatible con la oficina compartida” explicó Alonso.

La mayoría de coworkers pertenecen a sectores innovadores

Se trata de espacios pensados para nuevas actividades, “constructores web, diseñadores, especialistas en marketing digital, comunity manager. En general, son trabajadores cuyo negocio está estrechamente ligado a la creatividad y las nuevas tecnologías. Son casi todos autónomos y con necesidades muy alejadas del concepto tradicional de oficina” comentó Carmela Alonso

Y es que, las ventajas para esta autónoma no acaban en el precio, que ronda los 225 euros, cifra muy por debajo de la que cuesta una oficina fija en grandes ciudades como Barcelona o Madrid. Estos espacios también crean sinergias entre los autónomos. “La mayoría nos dedicamos a profesiones muy parecidas, ligadas a la web y a la creatividad. Puedes hacer muy buenos contactos y sinergias con los demás trabajadores por cuenta propia. Además, muchos coworkings ofrecen servicios indispensables para nuestro modelo de negocio como un asesor fiscal, también compartido entre los integrantes de este espacio, o cursos y talleres relacionados con nuestras profesiones" explicó Alonso

En realidad, es una cuestión de actividad. Si sigue habiendo muchos autónomos que no se decantan por esta opción es por que su negocio no es adaptable a este tipo de espacios. “Hay muchos sectores que nunca podrán disfrutar del coworking. La construcción, los despachos de abogados, son negocios que necesitan de una oficina fija para realizar sus tareas diarias. Otro de los inconvenientes que impide que haya más autónomos que frecuenten estas oficinas es la falta de privacidad. Las distracciones, el sonido constante de teléfonos y conversaciones, pueden ser un inconveniente para algunos autónomos cuya actividad requiere de grandes dosis de concentración. No es nuestro caso, todos los que nos dedicamos a servicios de asesoría, de creación o de diseño vemos muy positivo un ambiente de intercambio y sinergias como es el de cualquier oficina compartida” concluyó Carmela Alonso.

Pros y contras del coworking

  • Reducción de costes:  

Es la principal ventaja de las oficinas compartidas. La mayoría rondan los 225 euros para el alquiler mensual de una ‘mesa corrida’ – espacio de trabajo rotativo que se comparte con los demás usuarios- y no suele superar los 350 en el caso de las mesas fijas, en las que el autónomo puede dejar sus pertenencias sin necesidad de llevárselas cuando acabe su jornada. El precio de alquiler de una zona compartida es muy inferior al de la oficina fija especialmente en las grandes ciudades, donde el alquiler de un local puede sobrepasar los 1000 euros en muchos casos.

  • Sinergias

La mayoría de autónomos que utilizan estas oficinas compartidas suelen compartir algo más que el espacio de trabajo. Desarrollan actividades muy similares, relacionadas con el ámbito creativo, innovador y de nuevas tecnologías. Por esta razón, en muchos casos el coworking supone para estos autónomos un lugar donde relacionarse, apoyarse en otros trabajadores con rutinas similares a las suyas y proyectos capaces de retroalimentarse.

  • Valores añadidos

Los coworkings no solo son oficinas compartidas. En muchos casos, estas zonas de trabajo disponen de servicios de asesoría. Para el prototipo de autónomo que frecuenta estos lugares, se trata de un servicio de gran utilidad ya que le ahorra costes al no tener que contar con un asesor propio y le genera comodidad al tenerlo continuamente disponible en su misma zona de trabajo. También son de gran utilidad los cursos y talleres, bastante habituales en muchas de estas oficinas flexibles que se centran en la formación y desarrollo de la actividad de estos autónomos.

  • Inmediatez y flexibilidad

Para un emprendedor, la rigidez de una oficina fija puede suponer un coste inasumible para su negocio. Los coworkings pueden ser una opción para muchos emprendedores que ven en los espacios compartidos una oportunidad de contar con una oficina sin necesidad de hacer un gran desembolso. Además, se trata de un espacio pensado por y para los autónomos.

La inestabilidad del trabajo por cuenta propia muchas veces impide hacer frente a la factura del local. El coworking permite que el autónomo que pase por una mala racha deje durante un tiempo de desarrollar su trabajo en la oficina flexible y vuelva cuando su actividad esté en un mejor momento.

  • No está pensado para todos los autónomos

No todos los autónomos pueden desarrollar su actividad en un espacio compartido. El coworking es un modelo pensado sobretodo para nuevas profesiones. Sin embargo, muchos trabajadores por cuenta propia del sector de la construcción o profesional con, por ejemplo, un despacho de abogados, no pueden adaptar sus rutinas a una oficina flexible. La propia naturaleza de muchos negocios impide que el coworking sea una opción real para ellos.

  • Falta de privacidad y límites para el crecimiento

Muchos autónomos se resisten a apostar por el espacio compartido por cuestiones como la falta de privacidad. En muchos casos, el ruido, las conversaciones entrecruzadas y las constantes llamadas de teléfono pueden no ser agradables para muchos trabajadores por cuenta propia que requieren de una especial concentración para desarrollar sus tareas.

Además, la propia naturaleza de las oficinas flexibles impide el crecimiento de algunos negocios que, cuando empiezan a contar con más personal y a ampliar su actividad, se encuentran con limites para implantar sus rutinas en estas oficinas compartidas.