Requisitos para que te concedan un aval

Las SGR, una herramienta para lograr financiar tu proyecto

A la hora de pedir un crédito, cada vez más emprendedores recurren a las sociedades de garantía recíproca para que actúen como sus avalistas ante la entidad financiera. Son sociedades público-privadas sin ánimo de lucro cuyo fin último es facilitar el acceso a crédito a emprendedores y empresas. Se trata de una herramienta a la que el autónomo puede recurrir para aumentar la probabilidad de que la entidad financiera le conceda el préstamo. ¿Los requisitos para contar con este aval? Hay un conjunto de factores, entre los que destacan la viabilidad del proyecto presentado y una inversión mínima por parte del emprendedor.

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Las SGR, una herramienta para lograr financiar tu proyecto

El acceso a crédito para un emprendedor nunca es fácil. Cuando una entidad financiera hace un préstamo a un autónomo quiere asegurarse su devolución. Así pues, la figura del aval cobra especial importancia porque la mayoría de las entidades lo exigen para garantizarse la recuperación del crédito. En muchos casos es algo lógico ya que el proyecto de un emprendedor parte de cero y no existen criterios objetivos que aseguren su éxito. 

Las sociedades de garantía recíproca son sociedades sin ánimo de lucro que actúan como avalistas para autónomos y emprendedores. Estas entidades funcionan como herramienta y vínculo entre el banco y el autónomo que solicita el crédito. Su objetivo es facilitar la financiación a todos los proyectos viables que demanden sus servicios. “Garantia”, una de las 18 SGR que existen en España explicó que, precisamente, estas sociedades sólo tienen una misión: “Por medio del aval, facilitar la financiación tanto a pymes como a autónomos”.     

Requisitos para pedir un aval

Sin embargo, para poder optar a estas facilidades la SGR tiene que confiar en la viabilidad del proyecto. El autónomo tiene que cumplir una serie de requisitos para conseguir que la sociedad le avale ante la entidad financiera. Garantia considera que “cuando se trata de negocios de nueva creación, nosotros valoramos mucho que haya un desembolso de recursos propios, que el emprendedor no lo pida todo prestado”. El gestor de empresas de esta SGR continuó explicando que no existen cantidades fijas pero que, por lo general, sería recomendable que el autónomo disponga de alrededor de un 30% del coste de su proyecto.

Otro de los factores que tienen muy en cuenta estas sociedades para avalar al emprendedor es el plan de negocio y de viabilidad. Se trata es “de que el autónomo tenga un modelo de negocio con el que pueda hacer frente sin problemas a la devolución del crédito”, comenta la SGR.

Además,  Garantia añadió que el sector de actividad donde se desarrolla el negocio es también relevante. “Tenemos en cuenta si el sector está en auge o no, hacemos estudios de mercado al respecto”. No obstante, apuntó que todos los proyectos se analizan de forma individualizada. Cuestiones como la inversión en I+D (investigación y desarrollo) o que el negocio apueste por la internacionalización se tienen en cuenta a la hora de decidir si avalar o no el proyecto.

La experiencia en el sector también es importante para las SGR, que el emprendedor conozca a la perfección la actividad que va a desarrollar por cuenta propia. “Si un autónomo quiere montar una clínica médica, por ejemplo, valoramos que tenga estudios sobre medicina. Cuando se tiene experiencia en el sector, se tiene información sobre la actividad que se va a desempeñar, y eso es muy importante”.

Para actuar como aval ante el banco, las sociedades de garantía recíproca necesitan contragarantías como la viabilidad, o los recursos propios que les aseguren,en la medida de lo posible, que el emprendedor va a poder hacer frente al crédito bancario.         

En definitiva, son sociedades de carácter mutualista. Esto quiere decir que reúnen a socios que se unen de forma voluntaria e intercambian unos servicios basados en la reciprocidad.      

Socios partícipes y protectores

Estas sociedades tienen dos tipos de socios: los partícipes y los protectores. En el primer grupo se encuadran las pymes, los autónomos que pasan a formar parte de la sociedad tras haber sido aceptado su proyecto de negocio. Garantia aseguró que estos socios partícipes “pagan una cuota de entrada que cumple una función parecida a la de una fianza. Cuando el autónomo paga el crédito al banco, la sociedad le devuelve la cuota de forma íntegra”.

Por otro lado, entre los socios protectores se encuentran comunidades autónomas, cámaras de comercio, diputaciones provinciales, asociaciones de empresarios o incluso los propios bancos. Estos, son los que generalmente proveen a las sociedades de capital, de recursos necesarios para constituirse como aval para los emprendedores ante las entidades financieras.