“Entré en el taxi por obligación y me quedé por devoción”

Sólo un 4% de los taxistas son mujeres

Rocío Montoya empezó en 2007 a trabajar como autónoma. ¿Su negocio? El taxi. Reconoce que entró casi por obligación -sustituyendo a un familiar-, pero que al final se quedó por devoción. A lo largo de sus 12 años de trayectoria ha vivido los avances del sector, los enfrentamientos con las VTC y un aumento pequeño aunque significativo del número de mujeres taxistas.

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Sólo un 4% de los taxistas son mujeres

Sólo un 4% de los taxistas son mujeres; el porcentaje va variando en parámetros similares en cada ciudad. La tasa de mujeres que se dedican a esta profesión ha ido aumentando con los años de forma pequeña pero significativamente. Precisamente, el pasado 12 y 13 de enero se celebró en Bilbao, el VII Encuentro de Mujeres Taxista, al que acudieron más de 196 profesionales. Una de las asistentes a la concentración fue Rocío Montoya, una taxista sevillana que lleva desde 2007 detrás del volante.

“En el Encuentro se habla de cómo funciona el servicio público del taxi en cada ciudad. Cada una ha expuesto allí su manera de trabajar, las formas de integración de la mujer y los problemas a los que nos enfrentamos” afirmó Montoya.  

El taxi es un servicio público que está regulado por los Ayuntamientos, por lo tanto, cada Comunidad Autónoma tiene una forma de trabajar, con un marco regulatorio con diversos días de descanso, horas trabajadas, etc. Además, según explicó Montoya, el servicio del taxi también es diferente cuando se trabaja en ciudad, que en pueblo.

Los problemas que viven diariamente en su sector fue otro de los aspecto que se trató en el encuentro y uno de los primeros que Montoya quiso destacar es que “son los mismos que sufren nuestros compañeros” y menciona: la inseguridad que viven en las grandes ciudades, la problemática del baño -muchas ciudades no disponen de aseos públicos y los profesionales se ven obligados a entrar a un bar, gastarse dinero para poder disponer de los urinarios. Esta situación se agrava en horario nocturno-  y la lucha diaria con la sociedad.  

En cuanto al mayor problema del taxi de los últimos años, las licencias de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC), Montoya lo encuadra dentro del primer problema: “No están en todos los sitios, pero dónde están, principalmente Madrid, Barcelona, Sevilla e incluso Málaga, se pasa mal porque generan inseguridad”. Montoya denuncia que ha vivido varias situaciones en las cuáles un VTC no estaba cumpliendo las normas (estaba aparcado dónde no debía, por ejemplo) y cuando le indicó la irregularidad que estaba cumpliendo, el conductor del vehículo le faltó el respeto y le mandó a callar. “Se viven muchas situaciones insufribles”.

Para cambiar y paliar esta situación, Montoya considera fundamental primero la rapidez de la Policía, para que cuando “se denuncie una de esta situaciones ellos puedan llegar a tiempo y ver cómo se está cumpliendo una irregularidad”. Y luego, una conciencia social. “Esto no se trata de competencia, si tradicionalmente hemos trabajado con VTC. De hecho, yo tengo amigos que trabajan mediante VTC, pero no así”.

12 años como taxista y autónoma

Rocio Montoya lleva 12 años trabajando como autónoma y como taxista en Sevilla (dónde el  5% de los taxistas son mujeres). Confiesa que cuando empezó fue “sustituyendo a un familiar durante un breve periodo de tiempo y al final llevo 12 años trabajando en el sector. Empecé casi por obligación y me quedé por devoción. Encontré mi profesión”.

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Rocio Montoya, junto a su taxi en Sevilla.

Ser taxista ha convertido a Montoya, según afirma ella misma, en una mejor persona “porque el hecho de trabajar todo el día con personas te hace conocer diferentes realidades y aprendes a no quejarte tanto. La realidad es la que se ve a través de la ventanilla y no la que te cuentan cuando se suben al coche”.

Una de esas realidades a las que se refiere Montoya es, por ejemplo, la violencia de género. Estas navidades Montoya tuvo que prestar sus servicios como taxista a una mujer que huía con su hijo de su casa. “Estaba muy alterada y llorando. Tuve que ayudarla a subir todas las bolsas y cosas al taxi. La llevé a la casa de sus padres. A pesar de que este verano di un curso de violencia de género es difícil hacer frente a este tipo de situaciones. Lo que intenté todo el trayecto fue tranquilizarla y decirle que tenía que quererse mucho”.

En cuanto a la rentabilidad económica que tiene ser taxista, Montoya explica que aunque sea autónoma, ella no consigue los ingresos que puede llega a tener un negocio con éxito, sino que los tiene similares a los de un sueldo base. "A veces sólo da para cubrir los gastos".  “Además, ahora mismo aunque quisiera no podría contratar a un asalariado que me ayude, porque ya está cubierto el ratio permitido de taxistas en Sevilla. Entonces el taxi está parado, y sin dar ingresos, durante las 12 horas que yo no lo utilizo". 

Una próxima cita: Encuentro solidario de mujeres taxistas

Los encuentros nacionales de mujeres taxistas se empezaron a convocar, según Rocío Montoya, por redes sociales. A partir de ahí fueron surgiendo las primeras quedadas-“que creo que fueron en Oviedo- y ahora se ha celebrado el VII encuentro. Esta taxista afirma que éste es el primer año que ha asistido, “ya que yo siempre suelo ir al que organizan las mujeres taxistas andaluzas que es solidario. Este año se celebrará el próximo 25, 26 y 27 de enero en Barcelona”.

Los encuentros solidarios de las mujeres taxistas se empezaron a organizar iniciativa de Federación Andaluza de Autónomos del Taxi, “a la que la mayoría estamos asociadas y mediante un calendario solidario recaudábamos fondos para luchar contra el cáncer… Al final se ha corrido la voz, y ahora acuden muchas taxistas de todas partes de España, por eso el próximo evento se celebra el Barcelona” explicó Montoyo.

Cada año, señala esta taxista, se recauda más. Este año las mujeres taxistas han conseguido recaudar 62.000 euros, que van a para a la fundación de investigación Cris contra el Cáncer, en especial para su proyecto infantil. Para recaudar tal cantidad, las taxistas han vendido muchos calendarios y sobretodo muchas pulseras. “Vendemos pulseras solidarias a cambio de un euro. Éstas se venden a través de los coches, mediante pedidos para eventos o en establecimientos físicos”.

Hay mucha gente colaborando para recaudar dinero para la causa, pero también hay muchas taxistas que “se lo curran trabajando para este proyecto. Y es que muchas compañeras aprovechan las paradas de espera de la cola en los aeropuertos o los ratitos parados para fabricar estas pulseras” explica esta taxista.

Aunque el encuentro solidario es únicamente femenino, Montoya ha querido destacar también la labor de sus compañeros taxistas que también ha ayudado tanto comprando como vendiendo. “Porque al final todo esto es un boca a boca”.