Ya ha vendido el 70% de los vehículos sin salir al mercado

Una startup revoluciona el reparto de paquetes con una nueva idea de furgoneta

Scoobic es una furgoneta de movilidad sostenible para repartidores que cuenta con un desfibrilador incorporado. Este proyecto llevado a cabo por una startup andaluza ha necesitado un desembolso de dos millones de euros, pero desde la compañía aseguran tener el retorno asegurado en menos de dos años, ya que tienen el 70% de sus vehículos vendidos antes de haber salido al mercado. Pretenden “cambiar la vida de los repartidores autónomos” mediante un modelo sostenible. Es uno de los finalistas de los Premios de la Fundación Mapfre a la innovación social.

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Una startup revoluciona el reparto de paquetes con una nueva idea de furgoneta

Crear un producto eficiente, no contaminante, eléctrico, que ahorre costes y que reduzca considerablemente los tiempos de entrega fue el objetivo que llevó a la startup andaluza Passion Motorbike Factory a crear Scoobic. Un nuevo y sostenible modelo de furgoneta eléctrica para repartidores, con desfibrilador incorporado. 

El vehículo está pensado para repartir paquetes solucionando así los problemas de movilidad de las ciudades y “dando valor añadido a las personas, tanto al repartidor que por las características de los vehículos podrá ir por zonas peatonales y repartir más paquetes en menos tiempo, como para el usuario que recibe el encargo con más rapidez” ha explicado José María Gómez co-fundador y CEO de Passion Motorbike Factory. Una idea de negocio que ha sido finalista en los premios Fundación Mapfre y que estará el año que viene en el mercado.

Los vehículos Scoobic tienen un tamaño intermedio, entre una furgoneta y una moto y están pensados para realizar repartos a domicilio. Además generan “000 emisiones: cero humos, cero atascos y cero ruidos". Incorporan también un desfibrilador que cuenta con una aplicación que geolocaliza el punto exacto en el que está cada repartidor. Si alguien necesitara atención médica en una zona cercana, el repartidor dejaría de hacer su trabajo para atender a esta persona. Gómez comentó que Scoobic pretende mejorar la situación de los repartidores y dar valor a su trabajo. Estos autónomos ya no tendrán la necesidad de correr para llegar a tiempo a los repartos ya que esta furgoneta permite estacionar y circular por cualquier zona -también las peatonales, mediante un sistema de arrastre manual-.

IMAGEN SCOOBIC

La apuesta de esta startup andaluza no solo es en movilidad sostenible y mejora de condiciones del repartidor, si no que “nuestro vehículo tiene que ser, además, barato. Competimos con furgonetas eléctricas que rondan habitualmente los 30.000 euros, y Scoobic se comercializará por 20.000” detalló el CEO de Passion Motorbike Factory. Lo que ha permitido a esta startup reducir el coste de su producto ha sido diseñar un vehículo con un peso más liviano ya que lo más costoso en una furgoneta eléctrica es la batería y a menor peso, menor necesidad de energía. No obstante, la inversión ha sido grande. Scoobic se ha puesto en marcha con un desembolso de dos millones de euros que, según José María Gómez, se recuperarán en dos años puesto que “tenemos ya el 70 % de los vehículos fabricados vendidos antes de haber salido al mercado”.

Finalista en los premios Fundación Mapfre

Los Premios Fundación Mapfre a la innovación social que lanzaron su convocatoria a finales de 2017, recibieron un total de 462 proyectos creados por científicos, investigadores, emprendedores y estudiantes de universidades y escuelas de negocio. Tan solo nueve de ellos lucharán ahora por ganar la primera edición de estos premios, entre ellos, Scoobic.

Además de la startup andaluza, hay otros proyectos españoles como MJN-SERAS, que también ha sido seleccionado para participar en la final de estos premios. Se trata del primer dispositivo médico capaz de predecir una crisis epiléptica. La final que se celebrará el próximo 17 de octubre en Madrid acogerá a emprendedores europeos y latinoamericanos que han destacado por el valor social de sus proyectos.

A partir de este momento, los clasificados entran en una nueva fase de la competición donde recibirán, de la mano de expertos del IE University, ayuda y orientación para presentar sus iniciativas. Todos volverán a defender sus innovaciones en la final para alzarse con el premio y obtener 30.000 euros. En total, la Fundación Mapfre, repartirá 90.000 euros, uno por cada categoría.

El jurado, compuesto por directivos, actores representantes del ecosistema innovador e inversores sociales, evaluará en cada uno los proyectos, su potencial innovador e impacto social, su escalabilidad y viabilidad, así como la capacidad y experiencia del equipo.