El perfil del autónomo ha cambiado en la última década

No todo el mundo sirve para emprender

El perfil del autónomo de nuestro país ha cambiado en los últimos 10 años. El RETA ha perdido más de 165.000 autónomos menores de 35 años en la última década y proliferan los trabajadores por cuenta propia mayores de 55 años que compatibilizan el negocio con una jubilación activa.

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No todo el mundo sirve para emprender

Desde el año 2009 España ha sumado 110.382 nuevos autónomos cotizando a la Seguridad Social. Son datos dados a conocer por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). Pero más allá de esta cifra hay otros temas que poner encima de la mesa.

La evolución en el perfil del autónomo es innegable. Si esta década ha dejado un superávit de más de 3.267.000 trabajadores por cuenta propia, los emprendedores menores de 35 años han experimentado un descenso del 26,5%.

En la otra cara de la moneda, los autónomos mayores de 55 años han crecido en 195.470 personas en este mismo periodo y se han duplicado los que emprenden mientras disfrutan de la jubilación activa. Y si el autónomo persona física, en términos absolutos, ha descendido en más de 27.000 personas, el perfil del autónomo societario ha crecido en estos 10 años en más de 138.000.

Cabe destacar el papel de la mujer emprendedora. Ellas han causado más de 116.000 altas en el RETA en esta década, mientras que ellos han descendido en más de 6.000.

La cuota, principal motivo de bajas en el RETA

El tercer Estudio Nacional del Autónomos, elaborado por Infoautónomos y la Universidad de Granada, ha dejado claro que el principal motivo para causar baja en el RETA, es la “insostenible cuota de autónomos”, votada por el 51,6% de los encuestados.

Por tanto, la carga fiscal del autónomo más allá de las iniciáticas bonificaciones a la cuota condiciona, hasta el punto de tener que echar el cierre en más de la mitad de las ocasiones. Por eso es fundamental tener claras las cosas antes de dar el salto al emprendimiento.

Claves para ser (un buen) emprendedor

No todo el mundo sirve para emprender. Esta es una afirmación dura pero realista. Para ser autónomo hay que poner sobre la mesa actitudes y aptitudes. Porque como acabamos de ver, las bonificaciones no duran eternamente y más allá de los dos primeros años de actividad hay que seguir creciendo con el negocio.

Por ello es fundamental aclarar cuáles son los puntos clave para ser (un buen) emprendedor, para aprender a emprender:

1. Tener predisposición para vivir en la inseguridad:

Ser autónomo significa no tener un sueldo fijo al final de cada mes y esa inseguridad no es la mejor compañera si no se sabe gestionar. Por eso hay que tener cierta predisposición a vivir siempre con momentos de bonanza, pero también de “vacas flacas”.

2. Capacidad para ser “todoterreno”:

Hay que contar, además, con un perfil “multitarea”, con una capacidad extra para enfrentarse a cualquier cosa. Reunir en una misma persona el perfil de comercial para vender el producto en cuestión, el de relaciones públicas para la gestión con proveedores y clientes, el de marketero para publicitar el bien o servicio...

Y, ya para nota, saber de contabilidad y fiscalidad para gestionar el papeleo del negocio, aunque este es un servicio que se puede externalizar y dejar en manos de expertos como los asesores de Infoautónomos, que aporten un plus de confianza mientras el emprendedor se dedica al resto (que ya es bastante).

3. Amante de la autocrítica:

Otra de las cualidades del buen emprendedor es ser autocrítico y analista. Hay que saber leer los datos que da el negocio y hacerlo desde una perspectiva que marque el mapa o la ruta a seguir en cada momento. Apostando por lo que está saliendo bien y dejando ir lo que ni está proporcionando rentabilidad.

Es bueno apostar por la autocrítica para ser más eficiente y productivo.

4. Con conocimientos previos:

A la hora de plantearse una inversión, hay que decantarse por aquello de lo que realmente se sabe. Partir de los conocimientos propios será para una ventaja competitiva, ya que conocer el producto y el mercado da mucha ventaja.

5. Con los pies en el suelo:

Iniciar una actividad conlleva una inversión de dinero. No hay por qué que hipotecarse para sacar un negocio adelante, pero sí se debe tener los pies en el suelo y entender que los negocio tienen un tiempo de implementación (lo normal son dos años) en los que se verán más pérdidas que ganancias. O mejor, al principio no se suelen ver los resultados que realmente gustarían.

Por tanto, hay que pensar en cómo financiar este periodo de adaptación. Es importante analizar concienzudamente qué dinero se necesitará para empezar y de dónde se sacará para “no morir en el intento”.