Menos prestaciones y poco reconocidos

Trabajadores autónomos en Francia vs trabajadores autónomos en España

A los autónomos en Francia se les llaman autoentrepreneurs. El régimen en el que se encuadran estos profesionales, no dista mucho del sistema español. Sin embargo, los autoentrepreneurs "no tienen tanta reputación, ni poder como los autónomos en España".

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Trabajadores autónomos en Francia vs trabajadores autónomos en España

Un autónomo en España puede ser desde una persona que pone en marcha una startup, hasta aquel que decide montar un bar, pasando por todos aquellos que realizan una actividad liberal por su cuenta. Todos ellos, han pasado por los mismos trámites y tienen que cumplir con las mismas obligaciones. Sin embargo, ésto que parece tan obvio, pues al fin y al cabo son todos emprendedores, no es igual en todos los países. Cada Estado decide regular el emprendimiento y el trabajo por cuenta propia a su modo. Y, sin ir más lejos, el sistema de autónomos francés excluye a las profesionales liberales, convirtiéndose en un régimen exclusivo de pequeños negocios del sector primario y terciario.

“El régimen de autoentrepreneurs es un régimen simplificado que existe en Francia para los pequeños negocios. Éstos pagan una cuota fija anual en función de su actividad, y otro porcentaje, que varía desde el 14,5% hasta el 48%, en función de su facturación. No obstante, cuando estos negocios llegan a ciertos niveles de ingresos dejan de poder acogerse a este modelo y tienen que pasar a operar como una persona jurídica, pagando el IVA, el impuesto de sociedades, etc” explicó Agustín Tizón, abogado en París y Madrid, y socio del bufete AGM Abogados.

La figura del autoentrepreneur podría ser lo más parecido que existe en Francia, a la figura del autónomo en España. Ambos hacen referencia a un tipo de trabajador por cuenta propia, que tiene su propio régimen, que paga una cuota anual y que tiene que hacer frente a una serie de obligaciones fiscales. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre los autónomos españoles y los franceses: la imagen que proyectan a la sociedad. Mientras que en España el trabajar por cuenta propia, desde hace unos años, ha cogido relevancia y peso en la sociedad -incluso ha llegado a ser sinónimo de valentía, independencia y emprendimiento-, en Francia ser autoentrepreneur no tiene ninguna de esas connotaciones.

Este experto jurista aseguró que “la figura del autoentrepreneur en Francia está infrautilizada. Las personas que se acogen a este régimen no tienen ni el poder, ni la reputación que tienen los autónomos en España”. De hecho, según este experto jurista, el régimen de autoentrepreneur fue creado por el Estado francés como un mecanismo para “hacer que la gente que trabajase en B saliese a la superficie. Está pensado para perfiles de trabajo en los que se cobra muy poco, o negocios con una facturación muy pequeña”.

“La mayoría de estos profesionales se dedican a temas relacionados con el sector de la construcción o 'manitas', como: los fontaneros, los electricistas, los carpinteros etc. También, son autoentrepreneurs aquellos que tienen un pequeño comercio o se realizan alguna actividad del sector servicios como, por ejemplo, traducciones. Incluso, algunas se puede compaginar con trabajos asalariados” explicó Agustín Tizón, abogado en País y Madrid, y socio del bufete AGM Abogados.

Quedan excluidos, por tanto, del régimen de autónomos francés los trabajadores por cuenta propia que se dedican a alguna de las profesionales liberales: médicos, abogados, arquitectos, etc. O, emprendedores que ponga en marcha un pequeño negocio tecnológico. “Las startups normalmente se constituyen como sociedad limitada, que no requiere un capital mínimo para ponerla en marcha”.

¿Cómo funciona el régimen de autoentrepreneurs?

El modus de alta en Francia, no es diferente al procedimiento que existe en España. Los trabajadores que quieran pertenecer al régimen de autoentrepreneurs tienen que pasar por un proceso de alta para poder declarar su actividad como tales. Este procedimiento, dijo Tizón, puede realizarse online y consiste, principalmente, en el cumplimiento de dos procedimientos: realizar el registro de inicio de actividad (Cerfa PO) y darse de alta en el censo de empresas CEF (Centre de Fromalités des Entreprises, en francés). Asimismo, también deben presentar: su DNI, el justificante de la actividad profesional y el justificante del domicilio.

Desde que se cumplimenta el procedimiento, hasta que se obtiene por correo el número CIF (Código de Identificación Fiscal) y con el que se puede empezar a operar, pueden pasar entre una y cuatro semanas.

Ahora bien, lo que sí es diferente con respecto al Régimen Especial del Trabajadores Autónomos (RETA), es el pago de la cuota y de impuestos. Uno, de los aspectos que más destaca del régimen de autoentrepreneurs es que allí los profesionales están exentos del pago del IVA. No tienen, por tanto, esa función de intermediador que tienen los autónomos en España y que les obliga a hacer las declaraciones trimestrales de este impuesto; que puntualizar que sólo es en España y en Holanda dónde los pequeños negocios pagan IVA.

En cuanto al pago de la cuota a la Seguridad Social, los trabajadores que se den de alta en el régimen de autoentrepreneurs no están obligados a pagarla durante el primer año. “Después de esa fecha, deben enfrentarse a un sistema progresivo que funciona según el tipo de actividad que desarrollan” explicó Agustín Tizón, de AGM Abogados. Esto significa que, pasado un año desde su alta, los autoentrepreneurs deben pagar un porcentaje en función de su actividad y su facturación. 

Además y según Tizón, los autoentrepreneurs que se dediquen a actividades comerciales deben abonar el 12% de sus ingresos al Estado, el 18,3% en caso de dedicarse a profesionales más liberales y el 21,3% los que se dediquen al sector servicios. Al pago de esta cuota, deberán añadirle la Declaración de la Renta, que les obliga a pagar:

  • El 14,5% de sus ingresos si facturan menos de 7.000 euros al año.
  • El 28,5% si factura hasta los 20.100 euros.
  • El 37% hasta los 40.000 euros.
  • El 45% si los beneficios superan los 80.000 euros.
  • El 48% en caso de obtenga ingresos por encima de los 80.000 euros.

En materia de coberturas, éstas son inferiores a las del autónomo español.Tizón explicó que están incluidas la asistencia sanitaria, la incapacidad temporal, las pensiones de viudedad e invalidez y la jubilación. No disfrutan de la maternidad o de la paternidad, el accidente laboral o el cese de actividad como en España. Incluso Tizón hizo hincapié en que, “el autónomo francés corre con los gastos de su asistencia sanitaria al principio. Aunque después recibirá un reembolso por parte del Estado de entre el 65% y el 100%”.

También tiene falsos autoentrepreneurs

Por último, el experto jurista señaló que en Francia también se estaba utilizando de forma incorrecta la figura del autoentrepreneurs, generando como en España un problema de falsos autónomos. “Los falsos autoentrepreneurs están en la mesa de debate. Las Inspecciones de trabajo están, cada vez más, investigando estas relaciones de trabajo entre el empresario y el autoentrepreneurs para ver si hay o no, una relación de dependencia”.