Fortalece el sistema inmunitario y previene el dolor de espalda

El yoga puede mejorar el rendimiento de los autónomos

Las terapias complementarias pueden contribuir a mitigar el estrés del día a día de los autónomos. Dejar la mente en blanco practicando yoga, reiki, meditación o taichi aumenta la productividad, enriquece las relaciones laborales y previene dolencias físicas, mentales y emocionales.

Yoga_Playa
El yoga puede mejorar el rendimiento de los autónomos

Hace siete meses, el rendimiento laboral de Álvaro comenzó a resentirse. Las prisas y la presión del día a día le llevó del agotamiento a casi la depresión. Fue entonces cuando decidió dejar la mente en blanco y no pensar en nada, durante al menos un par de días a la semana. Optó por hacerlo practicando yoga. En menos de un mes, Álvaro volvía a dotar a sus proyectos de valor añadido y creatividad.   

En la Unión Europea 41 millones de trabajadores padecen estrés por causas laborales. En el caso particular de los autónomos, según un estudio elaborado por la aseguradora DKV, siete de cada diez reconocen padecer esta enfermedad. De hecho, tras el dolor de espalda (58%), el estrés es junto al dolor de cuello la segunda causa que mayores bajas laborales provoca, un 28%. En términos económicos esto se traduce en pérdidas por valor de unos 20.000 millones de euros cada año por absentismo.

Evitar caer en lo que se viene llamando “el mal del Siglo XXI” depende, según varios expertos, en salud y deporte de la práctica de actividades como el yoga, el Reiki, la meditación o el taichí.

La práctica del yoga -disciplina cuyos orígenes se encuentran en la India, se combinan asanas (posturas), meditación y pranayamas (respiración) para lograr el equilibrio entre cuerpo y mente- ayuda a mejorar el descanso nocturno, reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.

Tal y como destaca el centro especializado YogaElx en su blog, “esta disciplina permite mejorar la calidad de vida laboral tanto a nivel físico como a nivel intelectual y emocional”. En el plano físico ayuda a, por ejemplo, alinear de forma correcta la columna vertebral, previene dolores de cabeza y de cervicales y mejora el funcionamiento del sistema cardiovascular”. Intelectualmente favorece, entre otras, la capacidad de concentración y la memoria. Y en el plano de las emociones reduce el insomnio, ayuda a manejar el estrés y aumenta el sentido de la responsabilidad. Asimismo se genera un ambiente de mayor armonía.

María Fabregat, instructora de yoga y propietaria de The Working Yogui, empresa barcelonesa especializada en Yoga Corporativo, destaca además en su blog que “el yoga nos ayuda a no imponer nuestra opinión. Durante la práctica de Yoga, reseteamos constantemente la mente. De esta forma, salimos con esa sensación de 'como nuevos' que se tiene también cuando uno se va a hacer un masaje. Con una práctica rutinaria, todas las cargas que se van generando en el día a día en el trabajo, van siendo a su vez liberadas.” 

No son alternativas a la medicina convencional

Hay que tener claro que este tipo de prácticas no suplen en ningún caso a la medicina convencional. “Hay que ser conscientes y tener claro que son terapias complementarias. En ningún caso alternativas. Lo ideal es integrarlas.”, afirma José Escudero, maestro de reiki. Esta destreza -reconocida por la Organización Mundial de la Salud y que se emplea en hospitales como el Ramón y Cajal de Madrid-  consiste en canalizar las energías del universo a través de las manos del emisor (maestro) que se imponen en determinadas zonas del cuerpo (cabeza, nuca, parte superior del pecho, abdomen, pies…) con el objetivo de recuperar el equilibrio emocional y corporal del receptor (paciente). Al igual que el yoga disminuye el nivel de estrés y ayuda a conciliar el sueño.

Sergio Llul, coach y creador de EmotionalFulness -método que combina técnicas de autoanálisis (mindfullness), yoga y meditación- coincide con Escudero en el concepto de complementareidad. “Cada vez son más los científicos, médicos y estudiosos que defienden tanto el uso de este tipo de terapias como de la inteligencia emocional como herramientas de mejora de productividad en las empresas”. De hecho, él mismo ha impartido cursos en multinacionales del sector farmacéutico e incluso hasta en el Palacio de la Moncloa.

En definitiva, como dice el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, “el 80% del éxito en la edad adulta proviene de la inteligencia emocional”. Aplicado al autónomo puede traducirse en que este tipo de prácticas aportan valor añadido y mejoran la productividad y por tanto la competitividad de sus negocios.