Opinión

Trabaja en las empresas para ti mismo

Al poco de empezar a trabajar, mi jefe, un norteamericano de excelente nivel, no por ser norteamericano, sino porque realmente tenía mucho nivel y una dilatada experiencia, me dijo que tenía que aprender a trabajar para mi mismo, aunque estuviera trabajando en una empresa y por tanto por cuenta ajena.

Trabaja en las empresas para ti mismo

Eso me hizo reflexionar y he de reconocer que a lo largo de mi vida fue una máxima que siempre apliqué y que gracias a ella, las empresas en las que trabajé se beneficiaron ampliamente, pues al ser consciente que trabajaba para mí, mi rendimiento era en general ampliamente por encima de la media y, a su vez, yo me beneficiaba porque aprendía y adquiría experiencia mucho más rápidamente que los demás gracias al esfuerzo extra que estaba realizando al tener claro que estaba trabajando para mí mismo.

Con el paso del tiempo fui además descubriendo que las empresas van a lo suyo y las personas cuentan muy poco, se las utiliza mientras se las necesita y se prescinde de ellas tan pronto como se puede o las circunstancias lo aconsejan.

En la actualidad todo esto se extrema debido a la dinámica e hipercompetencia existente en el mercado, las empresas necesitan el máximo de sus empleados y cuando los necesitan, pues en un mercado low-cost, como sabemos, el precio es la variable clave en la toma de decisiones del cliente, por lo que las empresas no pueden permitirse el lujo de tener a empleados que no estén rindiendo al cien por cien y no en todo momento necesitan el mismo nivel de recursos.

Con estas premisas, si alguien quiere tener éxito y gozar de una cierta estabilidad tiene que tener claro que esto es un proceso de dos fases, una primera fase, que podemos denominar de aprendizaje, durante la cual el empleado debe dejarse el pellejo, como si fuera un trabajador autónomo, como una esponja, con los ojos abiertos aprendiendo muchas de las cosas que una empresa puede aprender, para luego poder aplicarlas en la segunda fase.

En esta primera etapa es donde hay que aplicar a rajatabla, como me decía mi jefe, trabaja en la empresa para ti, es el momento donde hay que aplicar también la frase que me encanta y que repito cada vez más, “trabaja mucho pero inteligentemente”. El trabajo duro con seguridad producirá resultados, con lo que el puesto de trabajo en la empresa en la que estés trabajando normalmente no debería correr ningún riesgo, seguro que serás uno de los empleados que se va a mantener estable aunque la empresa tenga que reducir recursos, pues si el rendimiento es excelente y la empresa es normal, lo lógico es que te mantengan en tu puesto.

La segunda parte de la frase, “inteligentemente”, se refiere a que aprendas todo lo que puedas en lo que estás trabajando y te quedes con ello, que el conocimiento no te lo puede quitar nadie, por eso es importante ser en esta etapa especialmente generoso. Apúntate como voluntario a participar en todo tipo de iniciativas que se presenten y sigue aprendiendo cosas nuevas que luego puedas aplicar en la segunda fase, lo que estarías haciendo es sacar el máximo partido de una etapa que todos debemos entender que es temporal, que la permanente será la segunda.

La segunda etapa es cuando llegas a ser independiente, llámese autónomo, emprendedor, empresario o como quieras llamarla, cuando tu eres tu propio jefe y pueden depender de ti terceros. Es el momento en el que tienes que poner en funcionamiento todo lo que has aprendido en la primera etapa.

Lo ideal es que seas tú el que tome la decisión de empezar la segunda etapa, pues será el momento donde te encuentras especialmente preparado para dar este salto, pues ya te ves con el conocimiento, la experiencia y probablemente con los recursos que te permiten abordar la fase de autónomo con ciertas garantías y tranquilidad.

Puede darse el caso de que el momento se precipite y sea la empresa la que por diferentes razones prescinda de ti. Si no te ves preparado suficientemente, tienes que buscarte otra empresa para seguir aprendiendo, y si ya te ves preparado para emprender, aprovecha la indemnización que te han dado al prescindir de ti para tener la tranquilidad económica, al menos durante un cierto periodo de tiempo. Cuidado con invertir toda la indemnización en el proyecto si no se tiene otra fuente de ingresos, pues eso puede llegar a ahogarte.

Por tanto en la primera fase trabaja para ti en la empresa, trabajando duro pero inteligentemente, no pierdas ninguna oportunidad de aprender y ten siempre la visión en la segunda fase.

En la segunda fase es donde tienes que poner encima de la mesa todo lo que has aprendido, todas las relaciones que has conseguido y convierte tu proyecto empresarial en tu forma de vida.