Opinión

Enric Calvo, la gran labor sin estridencias

Mi amigo Enric Calvo ha fallecido. Lo primero que me viene a la cabeza, como a su familia y a sus amigos, es que eso no tenía que haber sucedido, que debería seguir con nosotros. Apenas si tenía 51 años. Pero la enfermedad no pregunta, ni se fija en la edad. Viene así y se los lleva de repente, dejándonos con la boca abierta de asombro por la barbaridad de dejarnos sin un ser tan impresionante como Enric

Enric Calvo, la gran labor sin estridencias

Acababa de ser nombrado presidente de la asociación patronal y turística Priorat Enoturisme y tenía aún tres años por delante para luchar contra el despoblamiento de esta su querida comarca de apenas 9.000 habitantes y en donde existen más de 600 empresas. Él vivía en Falset, el corazón del Priorat, ciudad a la que amaba profundamente y a la que intentó beneficiar siempre. Pero Enric tenía a sus espaldas una larguísima trayectoria de trabajo y desvelos a favor de los autónomos, los pequeños empresarios y, especialmente de los comerciantes. No sólo en Tarragona, ni tampoco únicamente en Catalunya, sino en toda España.

También era secretario Institucional de Pimec, la patronal catalana de la pequeña y mediana empresa de Cataluña. Y fue allí donde lo conocí. Pimec y la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) firmaron una alianza histórica, sin precedentes, por la que la patronal de Catalunya representaba a ATA en la comunidad autónoma y ATA representaba a los autónomos y pequeños empresarios catalanes en toda España. Me consta que su marcha ha producido en Pimec una gran consternación y que también en ATA la noticia ha caído como una bomba.

Enric comenzó a venir mucho por Madrid y pronto coordinaba una sectorial del Comercio en ATA que aglutinaba a un buen número de asociaciones y plataformas de comerciantes por toda la geografía del Estado. Siempre disponible, siempre amable, siempre colaborador, siempre prudente, siempre combativo. Con las ideas muy claras de lo que se debía hacer, acudía a las mesas de negociación conociendo al detalle los problemas de sector y sabiendo utilizar perfectamente las artes de buen abogado, su profesión.

Enric era el exponente de la labor sin estridencias. Era el parangón de ese excelente grupo de profesionales que existen en las asociaciones de autónomos y que realizan un importantísimo trabajo como expertos en su materia. Muchas veces apenas si se les ve. Muy pocas veces aparecen en los medios, ni se dan a conocer fuera del ámbito donde se mueven. Pero sin ellos es imposible avanzar. Sin ellos no se conseguiría concienciar a la sociedad ni a las administraciones de la importancia de los autónomos, de los pequeños comercios en el caso de Enric, que son los que vertebran un país, que evitan la despoblación de los municipios, que componen la economía real de un territorio.

Yo sé que Enric valoraría mucho que, junto al homenaje que es de justicia hacerle por hombre de bien y por excelente profesional, también nos acordemos de los que, como él,  trabajan día a día con ahínco para que los autónomos, los pequeños empresarios, mejoren sus condiciones de vida y sus negocios. Para que también ocupen el lugar que les corresponde en la historia. Gracias Enric por enseñárnoslo. No lo olvidaremos ni te olvidamos.