Opinión

Este es el tiempo de los valientes

Es ahora cuando se afianzan y se refuerzan aquéllos que aprovechan las circunstancias de un entorno hostil, para concentrar su talento y su capacidad de decisión en las oportunidades que les permitan diferenciarse y sentar las bases para conseguir una buena posición.
Este es el tiempo de los valientes

En tiempos difíciles, como los que vivimos en la actualidad, en los que la incertidumbre en el ámbito empresarial ralentiza las decisiones y dificulta la consecución de los objetivos, necesitamos trabajar en la identificación de oportunidades en las que concentrar nuestro esfuerzo para el éxito en nuestros negocios.

Estamos en un momento en el que el miedo vence a la iniciativa, en el que nos frenamos “por lo que pueda pasar”. Sin embargo, es ahora cuando el negocio requiere que nos orientemos, más que nunca, al resultado. Es ahora cuando se afianzan y se refuerzan aquéllos que aprovechan las circunstancias de un entorno hostil, para concentrar su talento y su capacidad de decisión en las oportunidades que les permitan diferenciarse y sentar las bases para conseguir una buena posición de partida en el momento en que cambie el ciclo económico.

Éste es el tiempo de los valientes, de los que miran hacia delante y orientan su acción al resultado de negocio, con mayor ahínco que nunca. Éste es el tiempo de los que se empujan a sí mismos y a sus equipos a lograr objetivos retadores.

Estamos en un momento empresarial en el que las posibilidades de éxito vendrán dadas por elegir bien nuestras prioridades y no distraernos con las cosas menos importantes. Aquéllos que triunfen serán los que se centren en los temas que les son críticos para conseguir su objetivo final. Los que dediquen todo su talento y su atención a aquellos aspectos del negocio más relevantes y con una relación directa y clara con los resultados, sin desgastarse en otros asuntos.

Es tiempo de tener claros los objetivos, de definirlos y compartirlos con el equipo. En las etapas difíciles, es necesario contar con equipos comprometidos con el resultado de la empresa e implicados para sacar lo mejor de cada uno de sus miembros. El equipo se compromete cuando sabe hacia dónde va, tiene claro lo que se espera de ellos, siente que los objetivos son retadores, pero alcanzables y conoce cómo se va a medir el progreso en cada uno de los momentos e hitos relevantes, que se deberán ir cumpliendo para llegar a la meta.

Todos somos conscientes del momento complicado que vivimos, pero trabajar en equipo será una de las palancas que nos ayudará en este tortuoso recorrido hacia la salida. La energía ha de ir dirigida específicamente a lo relevante para no perder esfuerzos en áreas de bajo rendimiento para la empresa.

Por eso, éste es el tiempo de los que son capaces de influir en los demás, pero también son capaces de entender a los otros.

El primero en conseguir este objetivo va a ser el líder del negocio, la persona que dirige o es propietaria de la compañía. Ella debe ser la primera en tomar las riendas del proyecto y afrontar los nuevos retos acertando en cada una de las decisiones que harán que todas las energías del equipo se dirijan a los puntos clave de influencia en los clientes.

Si el equipo es capaz de identificar estos puntos en sus clientes, sus posibilidades de conseguir afrontar la crisis como una oportunidad de ser mejores, diferentes y más creativos crecerán. Desde ese lugar nuevo las probabilidades de superarla con éxito y prepararse para estar al máximo nivel, una vez que haya pasado, también aumentarán porque el equipo estará mostrando su mejor versión.

Cuando la empresa trabaja como un equipo de alto rendimiento, con todos los engranajes funcionando de forma sinérgica, se ahorran energías en temas superfluos y se concentran en lo verdaderamente importante.

El equipo debe creer en cada uno de los miembros para crear la nueva realidad. No puede quedarse esperando a que otras personas o instituciones le saquen del atolladero. Todos tenemos el potencial y la capacidad para ser mejores en los tiempos más complejos, se llama resiliencia y viene de serie en cada ser humano. Ponerla en marcha, depende de que elijamos hacerlo.

Lo que marcará la diferencia es la actitud adecuada, para identificar y aprovechar las opciones que aparecerán. Para conseguirlo debemos tener toda nuestra atención puesta en lo que queremos llegar a alcanzar y no en lo que tememos.

En conclusión, éste es el tiempo de los que toman la iniciativa, de los que arriesgan y aprovechan las oportunidades.