Opinión

El emprendedor, el autónomo y la internacionalización

El emprendedor, el autónomo y la internacionalización

Emprendedor, autónomo e internacionalización son tres términos subjetivos que individualmente muestran fragilidad pero que; sumados, juntos, unidos constituyen un concepto muy claro e identitario de quien las posee.

El emprendedor no debe ser identificado como una persona joven que tiene una idea, con pocos medios económicos, poca experiencia laboral y de vida, pero con mucho ánimo y con una gran capacidad de espíritu de sacrificio y con el sueño de triunfar y ganar mucho dinero. El autónomo tampoco se corresponde con el paradigma una persona solitaria, que trabaja muchas horas, viviendo siempre con la desigualdad laboral frente al asalariado. Sin vacaciones, sin posibilidad de caer enfermo. Respondiendo siempre a la pregunta: ¿pero tú cuánto ganas al mes? con un “depende”. En cuanto a la internacionalización no hay que entenderla sólo como una pyme de tamaño medio o como una gran corporación sino también como una microempresa que sabe cómo vender o comprar en el extranjero, sin necesidad de saber muchos idiomas o tener un ‘súper mega master en comercio exterior.

En el siglo XXI el éxito lo encuentran los profesionales que asumen estos tres conceptos (emprendedor, autónomo e internacional) en una misma unidad, en una misma interpretación de su actividad económica.

Un emprendedor es ¡aquel que inicia algo nuevo! Un profesional que siempre quiere mejorar, dispuesto a tomar decisiones que alteren su estado de confort, que quiere innovar, hacer cosas distintas. El emprendedor anhela crecer con sus clientes, con el mercado. Y, además, es capaz de entender que su vida profesional y personal está enmarcada en un ámbito global, internacional. Un autónomo es un empresario, no la mera identificación de un profesional con la Administración en términos de contribuyente a la Seguridad Social o a la Hacienda Pública. Un empresario que tiene un empleado, él mismo, y que debe tomar decisiones empresariales por encima de las del empleado. Planifica, crea y ejecuta las acciones... La internacionalización no es para el autónomo un entorno lejano ni tampoco desconocido. La internacionalización es saber mantener contactos comerciales con colectivos de inmigrantes en nuestro entorno. Ver oportunidades de negocio, de clientes más allá de nuestro mercado local. La internacionalización consiste en saber identificar y conocer lo que está sucediendo fuera de nuestro entorno local, de nuestro entorno más próximo.

Dicho esto, un autónomo sí puede emprender y sí puede internacionalizarse. Para lograrlo necesita tener presente cuatro pasos, simples, que le llevarán a una mayor facturación, una carga de trabajo más competitiva, una mejora en la proyección futura de su “empresa”:

1.- Informarse: vender en la UE no es exportar. A veces es más barato y rápido vender desde Murcia a Alemania que vender desde Murcia a Galicia. Nuestro país es la Unión Europea que tiene 28 provincias (hasta que el BREXIT sea efectivo).

2.- Formarse: en los aspectos técnicos de comercio exterior y sobre los que hay que tener unos conceptos generales de todos. Como símil la “mesa del comercio exterior” está formada por un tablero (que es el marketing internacional) y cuatro patas: la pata del transporte donde lo importante es el documento de transporte; la pata financiera donde hay que saber escoger el mejor medio de cobro y de pago más barato y seguro; la pata jurídica que identifica los contratos de compra venta así como de la forma de entrada; la última es la pata aduanera que define los documentos que son necesarios para la exportación e importación identificados en función de la naturaleza de los productos y de los requisitos de entrada en el país de importación.

3.- Mentalizarse: de gran relevancia. Consiste en salirse del estado de confort, del posible estado de depresión o desmotivación y encarar una auténtica aventura personal y profesional donde habrá altibajos de ánimo, errores, aciertos. Y sobre todo, deberá haber mucha paciencia porque en la internacionalización para vender antes deben saber que existimos, después conocernos y más tarde querernos.

4.- Actuar: es la decisión como tal. La decisión de internacionalizarse, de planificar y fijar la hoja de ruta en cuanto a la fecha de salida, al calendario de acciones y la dotación presupuestaria necesaria para empezar.

Estos cuatro pasos se pueden hacer de manera entretenida, efectiva y enriquecedora si pide ayuda y compañía en el camino. En ACOCEX llevamos más de 11 años asesorando, acompañando a autónomos, a emprendedores y profesionales de pymes y de grandes empresas a vivir la realidad de la internacionalización. Estos cuatro pasos son nuestra filosofía, nuestro saber hacer.

¡Si emprendes que sea internacionalmente!