En consecuencia, el agravamiento de la situación de las empresas que no pueden reincorporar a sus trabajadores, obligándoles a asumir una mayor cotización que el resto, supone un claro agravio comparativo que limita la capacidad de recuperación de los negocios, que tendrán mayores dificultades que el resto para reanudar su actividad.
Desde la Confederación de Centro de Desarrollo Rural (COCEDER), con implantación en muchos pueblos de la España Vaciada, queremos enviar un mensaje en positivo desde el medio rural y de las posibilidades que este espacio ofrece para afrontar la crisis sanitaria e, inevitablemente, económica que vamos a sufrir.
Ni nuestro Código civil, ni la Ley de Arrendamientos Urbanos, regulan la posibilidad de paralizar o reducir la renta de los locales de negocio cuyas actividades están suspendidas durante el estado de alarma. Ninguna medida excepcional se ha acordado tampoco en este aspecto, por el Gobierno.
Hemos de aprender a vencer a este periodo, como tantas otras veces hemos hecho y como tantas empresas, empresarios y profesionales lo hicieron antes. Hemos de resetearnos para seguir siendo pujantes en un entorno que aparece como poco favorecedor.
La sociedad lleva años inmersa en un proceso de digitalización que afecta a todos los ámbitos de actuación de la ciudadanía; también a la economía, a los sectores productivos y de forma más específica a la gestión de la actividad de autónomos y pymes.
Aunque queda mucho recorrido por delante y la industria cambia de una manera vertiginosa, se empiezan a atisbar cuáles van a ser los principales desafíos del sector para los próximos años.