Opinión

Trabajar con buena actitud, ser conscientes de los pensamientos que te limitan para cambiarlos, tener la suficiente capacidad para dejar de utilizar un lenguaje víctima para sustituirlo por uno protagonista, son las claves que te van a ayudar a elevar las posibilidades de superar este momento de duda sobre tu capacidad para conseguir el objetivo planteado.
Desde la Confederación Española de Talleres de Reparación de Automóviles y Afines (CETRAA) hemos enviado una carta a los principales líderes políticos de cara a la formación de un nuevo Gobierno. En ella pedimos que el Ejecutivo entrante adquiera el compromiso de introducir algunas medidas indispensables para proteger a los talleres reparadores.

Bien es sabido que un autónomo, es capaz de atravesar el desierto de los Monegros con tan solo un poco de bacalao en la mochila. Pese a ello, no está de más que nos facilitemos nuestro viaje.

En esta segunda entrega de la conferencia Marketing 5G+2, ahondamos en el concepto de la Globalización. Y es que actualmente, los autónomos y pequeños negocios se enfrentan a un entorno especialmente complejo, interactivo, rápido, tecnológico, exigente e incierto, pero en paralelo, pleno de oportunidades para quien lo entienda y esté dispuesto a aprovecharlas, trabajando duro, pero además inteligentemente.
Hay que pensar en el progreso de las personas o de los profesionales de forma amplia y global. Empezar a olvidar conceptos trasnochados como el empleo, para volver a las raíces, el trabajo, pues las empresas tienen que competir, como nunca hasta ahora en la Historia. El auténtico progreso del trabajador no debe reducirse a dentro de la empresa, debe ser progreso en sí mismo.
Hay muchas empresas que, en un momento dado, empiezan a realizar actividades que no se corresponden con el objetivo para el que han sido conformadas, una veces lo que hacen es tomar participaciones en diferentes empresas que no están relacionadas con su actividad para la que han sido creadas, esto fue muy típico de las grandes multinacionales en la década de los 60 y los 70, cuando sus beneficios eran tan espectaculares que no sabían qué hacer con el exceso de tesorería.