Principales comisiones que se incluyen en una inversión

Estos son todos los gastos que deben asumir los autónomos al invertir en cualquier producto financiero

Fundación MAPFRE explica cuáles son las principales comisiones que se les cargan a los autónomos cuando invierten en productos financieros.
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Estos son todos los gastos que deben asumir los autónomos al invertir en cualquier producto financiero
Estos son todos los gastos que deben asumir los autónomos al invertir en cualquier producto financiero

Los autónomos que se plantean empezar a invertir para rentabilizar sus ahorros deben sopesar antes las ventajas y desventajas que tiene cada producto financiero. Lógicamente, la rentabilidad y el riesgo suelen ser los primeros aspectos que valora el inversor a la hora de decantarse por uno u otro. Sin embargo, hay otras cuestiones que pueden ser tan importantes o más que éstas como, por ejemplo, la fiscalidad de la herramienta que se elige, la facilidad que tiene el producto para convertirlo en liquido por si se necesita con urgencia, y los gastos que implica. 

Aunque muchos inversores principiantes no lo tienen en cuenta, invertir no es gratis. De hecho, las inversiones a coste cero son una rara avis en el mundo de las finanzas. Según los expertos, los pocos productos financieros que pueden no incluir comisiones de apertura y mantenimiento presentan, casi siempre, rentabilidades prácticamente nulas. Un ejemplo de ello son las cuentas de depósito de los bancos, que a día de hoy suelen ofrecer rentabilidades cercanas al 0%. Y normalmente, suelen llevar aparejadas muchas condiciones colaterales como traer la nómina, asegurar determinadas operaciones diarias que sí tienen costes y, en algunos casos, la suscripción del algún tipo de seguro mejora sus condiciones.

A excepción de estos productos financieros que tienen más que ver con el ahorro, prácticamente todos los productos de inversión conllevan gastos. Este aspecto que no se suele tener en cuenta por parte de los inversores principiantes puede llegar a ser crucial a la hora de rentabilizar el dinero que invierten los autónomos. 

Para ilustrar la importancia de estos costes, bastaría con poner como ejemplo  un caso que se suele dar a menudo. Imaginemos dos fondos: uno de gestión activa y otro de gestión pasiva -indexado-.  El de gestión activa promete una rentabilidad media del 6%, mientras que el de gestión pasiva promete un 4%. Si ambos productos supusieran un riesgo similar, cualquiera preferiría invertir su dinero en el primer fondo. Sin embargo, podría darse el caso de que el fondo de gestión activa, al tener personas que se encargan todos los días de realizar operaciones, supusiera unas comisiones totales de entorno a un 4%, mientras que en el fondo de gestión pasiva apenas se alcanzara un 1%. De golpe, la rentabilidad de ambos productos habría cambiado y el fondo activo ofrecería una rentabilidad neta de un 2% mientras que el pasivo ofrecería un 3%.

Estas son las principales comisiones que se encontrarán los autónomos en casi cualquier producto de inversión

Según Fundación MAPFRE, entidad que ha desarrollado el proyecto 'Seguros y pensiones para todos' -galardonado con el premio Finanzas para Todos otorgado por el Banco de España y la CNMV-,  "cada producto  de inversión tiene su propia estructura de costes y comisiones concreta, pero muchas de ellas son similares, sólo que se denominan de forma diferente". Para hacer más accesible la cultura de las finanzas y mostrar al autónomo las claves de la inversión, sus pros y sus contras, la entidad ha desglosado los principales gastos que se suelen repetir en casi todas las inversiones y a los que tendrán que estar atentos los inversores.

Habitualmente, según Fundación MAPFRE, suele haber tres tipos de comisión: de compra-venta, de mantenimiento y de gestión.

Comisión de mantenimiento

Este coste puede tener diferentes nombres según el producto de inversión, pero viene a ser lo mismo. Es un dinero que tendrá que pagar el autónomo por mantener el capital en el producto de inversión elegido. Al invertir en bolsa será la comisión de mantenimiento o de custodia de valores, mientras que en un fondo de inversión o en un plan de pensiones se habla de comisión de depósito que, además, lo cobra la entidad depositaria. 

El coste de esta comisión puede variar mucho según el producto. En los fondos de inversión, por poner un ejemplo, la ley limita esta comisión al 0,2% pero el porcentaje puede ser superior en otras herramientas.

Comisión de compra/venta

Según Fundación MAPFRE, la de compra- venta es otra de las comisiones "con un carácter casi universal y está presente de forma explícita o implícita en prácticamente todas las inversiones que realices en el mercado". En el caso de la inversión en bolsa, el bróker cargará una comisión sobre el importe de la operación que se realice. Por ejemplo, si el autónomo invierte 1.000 euros y la comisión es del 0,3%, pagará tres euros de comisión. Lo más habitual es que este porcentaje disminuya según aumenta el importe de la operación.

A este coste habrá que sumar el canon bursátil, que es el que se paga a la Bolsa por contratar y liquidar sus posiciones (cuando compras o vendes una acción).

Aunque con un fondo de inversión es posible que no haya que pagar una comisión de compraventa, lo habitual es que sí se cargue una comisión por suscripción y reembolso o traspaso que, en esencia, es lo mismo. En definitiva, invertir y recuperar el dinero casi siempre tiene un coste.

Comisión de gestión

Es un dinero que el autónomo deberá pagar a la entidad encargada de gestionar sus inversiones. En un fondo de inversión, es el dinero que hay que pagar a la gestora del fondo, que es quien crea y ejecuta la estrategia de inversión.

Con un plan de pensiones ocurre algo parecido, ya que al final el plan lo que hace es invertir los ahorros a través de un fondo de pensiones.

Esta comisión también se aplica a otros productos como Unit Linked e incluso a un PIAS, donde hay un equipo gestor encargado de seleccionar y decidir los fondos y activos en los que se invierte. Lo mismo ocurre con las carteras de fondos gestionadas, como las carteras modelo de diferentes entidades financieras o los roboadvisors.

Dependiendo del producto en cuestión, esta comisión puede cobrarse como un porcentaje del dinero invertido o como una comisión de éxito. El primer modelo es el más habitual y supone que la gestora cobrará siempre por sus servicios, ganes o pierdas dinero.  En los fondos de inversión, por ejemplo, la ley lo limita al 2,25% del patrimonio invertido.

Con el segundo modelo, la gestora o el asesor sólo cobrarán si las inversiones son rentables. En ese caso se llevarán un porcentaje de la rentabilidad obtenida. Siguiendo el ejemplo de los fondos de inversión, la ley permite cobrar hasta un 18% de las ganancias.

Otras comisiones 

A estas tres comisiones básicas se suman otras que pueden ser propias de cada producto de inversión. Un ejemplo es la prima del seguro en un PIAS, los spreads con los CFDs, que son contratos por diferencias donde se invierte sin comprar ningún activo o los cargos que puede haber al invertir con determinados productos de bolsa y Forex.

Todas estas comisiones son rentabilidad que el autónomo deja de percibir y que minan el efecto del interés compuesto sobre sus inversiones. Además, pueden ser difíciles de detectar, ya que en algunos casos se restan directamente sobre el valor de la inversión. Por ejemplo, la comisión de gestión de un fondo se resta al calcular el valor liquidativo de las participaciones. Otra cuestión diferente son las comisiones de compra/venta que sí son más fáciles de detectar y de calcular su impacto real. 

¿Se puede conocer el coste real de una inversión? 

Normalmente, el autónomo puede conocer el coste real de su inversión, aunque no siempre es fácil averiguarlo. El grado de dificultad dependerá de cada producto. Por ejemplo, saber los costes totales de un fondo es relativamente fácil. Para dar con el dato hay que buscar su TER o Total Expense Ratio. Este indicador es la suma de las comisiones más costes operativos del fondo y es una buena forma de comparar cuánto cuesta el que se ha contratado.   

Después, si el fondo cobra comisión por suscripción, también habrá que tenerla en cuenta a la hora de planificar las aportaciones. La razón es que cada inversión supondrá que el autónomo pague un gasto que podría evitar con otro fondo. Algo similar ocurre con la inversión en acciones. El coste de inversión se puede averiguar consultando las tarifas del bróker. A partir de ahí será la propia operativa y el número de transacciones que haga el autónomo lo que determine cuánto pagará en comisiones.

La regla de oro ante la duda es preguntar siempre por la rentabilidad neta que ofrece el producto, es decir, descontando las comisiones que implica.

¿Se puede desgravar en IRPF los gastos de la inversión?

Hay un último coste común a todas las inversiones: los impuestos. Salvo con los planes de pensiones, los planes de previsión asegurados (PPA) y otras pocas excepciones, cuando un autónomo gane dinero con sus inversiones tendrá que pagar una parte a Hacienda al hacer la declaración de la renta. La fiscalidad concreta dependerá de en qué y cómo invierta.

Estos impuestos también tienen en cuenta los gastos de la inversión. Al hacer la declaración de la renta se podrán imputar los costes asociados a la inversión para calcular la rentabilidad que  se obtiene a efectos fiscales. 

En concreto, Hacienda permite deducir los siguientes gastos:

  • Gastos de administración y depósito
  • Comisiones de compraventa y corretajes.

Así, el autónomo sólo pagará por el rendimiento que obtenga sin los gastos que haya tenido que soportar.