Los agentes inmobiliarios preocupados por la nueva regulación del alquiler
Los agentes inmobiliarios no han pasado un buen 2019 aunque esperan que mejore su negocio en 2020, pese a que las compra-ventas han retrocedido y el mercado de alquiler de viviendas puede verse afectado por la limitación del precio del alquiler que se recoge en el acuerdo PSOE y Unidas Podemos.
La Federación Nacional de Agencias Inmobiliarias (FAI) se muestra preocupada por el futuro. La asociación ha detectado un descenso medio interanual del 7% en la compraventa de vivienda durante el último trimestre de 2019, principalmente en el sector de los inmuebles de segunda mano que cayeron un 7,7% y de segunda residencia que lo hicieron un 6,3%. Así se extrae en el Balance trimestral y estudio de Perspectivas, en el que han participado las 27 asociaciones de agencias inmobiliarias que integran el colectivo.
El sector de los agentes inmobiliarios, en el que trabajan 48.627 autónomos y en el que el empleo por cuenta propia creció a un ritmo del 5,17% en el último año - según los últimos datos de afiliación al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) de Seguridad Social-, mostró su inquietud ante estos resultados.
Desde FAI consideran que la ralentización, que se ha producido tras años consecutivos de crecimiento, se debe a la incertidumbre política de los meses previos a que se alcanzase el acuerdo Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, junto con el enfriamiento de la economía, “que ha moderado el consumo de las familias”. La caída de las ventas en el sector también se debe, según la asociación, a las restricciones del crédito que se han producido tras la entrada en vigor de la nueva ley hipotecaria y al aumento de los precios en algunas zonas que imposibilitan el acceso a la vivienda de determinados compradores.
Según los agentes inmobiliarios del colectivo, “han entrado en juego”, además, otros factores como la falta de seguridad jurídica en el sector ante las nuevas normativas aprobadas, la falta de ayudas para la adquisición de vivienda, la escasa oferta de vivienda de obra nueva y la pujante demanda del alquiler, que en los últimos años ha crecido un 20%.
No obstante, hay un dato positivo entre todos estos resultados y es que, pese a la caída de las ventas, éstas se ha moderado durante el último trimestre del año. En concreto, la cifra porcentual del cómputo global de los meses de octubre, noviembre y diciembre “es menor que la registrada en el segundo y tercer trimestre, que se situó por encima del 10%”, explicaron desde FAI. Lo cual se debe a que, “en octubre y noviembre, los bancos suelen ofrecer más facilidades y condiciones ventajosas para la financiación de la vivienda de cara a cumplir con sus objetivos anuales”.
La limitación de los precios del alquiler empeoraría la situación
Desde FAI señalaron que el balance de compra-venta de viviendas del último trimestre “muestra una corrección del mercado inmobiliario que avanza hacia un momento de madurez y equilibrio para situarse en un crecimiento moderado y sostenido”. Así, las previsiones apuntan a que 2020 sea un buen año para los agentes inmobiliarios mercado por “la moderación de precios” y “dejando atrás la amenaza de una burbuja inmobiliaria”.
Sin embargo, en el caso del alquiler, las previsiones son mucho menos alentadoras. De llevarse adelante lo recogido en el acuerdo de gobernabilidad entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el Ejecutivo limitará los precios de los alquileres residenciales. Banco de España ya advirtió de ello a finales de enero en el informe La intervención pública en el mercado del alquiler de vivienda: una revisión de la experiencia internacional, en el que se alerta de un incremento de los precios en los segmentos no regulados, tal y como ha ocurrido en Berlín donde los precios se han disparado un 36% desde 2015 cuando el Gobierno intervino el mercado.
A ello se suma la ampliación de los periodos de alquiler de los contratos hasta los siete años, vigente desde marzo del pasado año. “Son brindis al sol que en un mercado tan desequilibrado entre la oferta y la demanda se pueden volver en contra, aumentando los niveles de economía sumergida y provocando la retirada de muchas viviendas”, afirmó José María Alfaro, coordinador general de la FAI, quien apuntó a una posible contracción del 15% en la oferta de viviendas. Lo que vendría dado, principalmente por una caída de la rentabilidad de entre uno y dos puntos.
“Muchos propietarios preferirán tener las viviendas cerradas antes que sacarlas al mercado del alquiler, lo cual afectará directamente a los agentes inmobiliarios, que verán cómo una de las principales vías de negocio -el arrendamiento- se ve notablemente afectada por la excesiva regulación y el intervencionismo”.