Estaba en el programa electoral del PSOE y en las promesas de Montero

El Gobierno y los expertos olvidan la prometida bajada de impuestos a las pequeñas sociedades

El Gobierno prometió hace dos años que bajaría el Impuesto de Sociedades a los pequeños negocios que pagan porcentualmente tres veces que las grandes empresas. Sin embargo, Hacienda y el Comité de Expertos han pasado por alto esta promesa en la futura reforma fiscal.
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María Jesús Montero, ministra de Hacienda
El Gobierno y los expertos olvidan la prometida bajada de impuestos a las pequeñas sociedades

"Estamos trabajando para bajar el Impuesto de Sociedades a las pymes en los próximos presupuestos". Hace ya dos años que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hizo esta declaración en una entrevista concedida a Autónomos y Emprendedores, pocos meses después de que PSOE y Unidas Podemos hubieran firmado su pacto de coalición, en el que venía incluida esta promesa. 

Ni la hemeroteca ni los pequeños negocios olvidan y el acuerdo, firmado en diciembre de 2019 entre PSOE y Unidas Podemos recogía en su apartado 10.2, titulado el aumento de la progresividad del sistema fiscal, una serie de medidas que afectan al Impuesto de Sociedades y entre las que se incluía la siguiente promesa para los autónomos: “estableceremos mejoras en la fiscalidad para las PYMES (pequeños y medianos negocios), de modo que aquellas sociedades que facturen menos de un millón de euros pasen de tributar de un tipo de gravamen del 25% al 23%". 

Desde aquel momento, los autónomos societarios y pequeñas empresas, que soportan tipos hasta tres veces más altos que las grandes corporaciones en el Impuesto de Sociedades, continúan esperando la prometida bajada fiscal. Esta reducción no se hizo efectiva en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) -donde, por cierto, sí se cumplió el compromiso de subir el IRPF a las Rentas más altas, o el IVA a las bebidas azucaradas, o el incremento del impuesto para las nuevas matriculaciones-, y parece que tampoco tiene visos de acometerse en la futura reforma fiscal. Al menos, no aparece entre las cien recomendaciones trasladadas por el Comité de Expertos al Gobierno a través de su Libro Blanco para la Reforma Fiscal.

Cabe recordar que una de las deficiencias más importantes en nuestro sistema tributario de la que llevan años advirtiendo diferentes organizaciones y expertos es la falta de equidad que hay en el Impuesto de Sociedades: a pesar de que el tipo nominal en este tributo es el mismo para todos los negocios, el tipo efectivo - el porcentaje que acaba pagando realmente la empresa después de deducciones- varía mucho según el tamaño del negocio, fundamentalmente por que los autónomos societarios y pequeñas empresas no pueden acceder al 90% de los beneficios fiscales a los que sí se acogen las grandes empresas. Esto hace que antes de la COVID-19, las grandes empresas tributaran por un tipo medio de un 5,69% de sus beneficios mientras que las pymes lo hicieron al 15,14%. 

Ninguna de las 100 propuestas del Comité de expertos contempla la prometida bajada de impuestos a los pequeños negocios

El Libro Blanco entregado el pasado jueves por el Comité de Expertos designado por el Gobierno es un informe de más de 700 páginas, compuesto por todo tipo de valoraciones de los académicos independientes designados por Hacienda. El documento constituirá las directrices, que después podrá aceptar o no el Gobierno, para la futura reforma fiscal. Sin embargo, en ninguna de las cien propuestas, ni tampoco en las valoraciones previas, se hace mención a la necesidad de llevar a cabo la prometida bajada de los tipos a las pequeñas empresas.

Muy al contrario, la única referencia que hacen los expertos de Hacienda en el libro blanco respecto a esta promesa es que "en este momento no deben realizarse cambios en el tipo general de gravamen del IS, centrándose su reforma en mejorar su diseño y en la ampliación de la base sujeta a gravamen". Según los expertos, sólo "la evolución de la competencia fiscal en la UE-27, la eficacia de la reforma del IS para incrementar la base sujeta y el grado de control tributario sobre la base declarada determinarán si es posible y necesario reducir el tipo de gravamen del IS en el futuro".

Según José María Mollinedo, secretario general del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), "no hay que olvidar que este libro blanco son las conclusiones de un grupo de expertos independientes. Una cosa son las valoraciones de estos académicos, y otra cosa serán los resultados tras el debate social que habrá a partir de estas recomendaciones. Será ahí cuando el Gobierno tome las decisiones oportunas y decida, en este caso, si se debe o no se debe bajar el Impuesto de Sociedades a los negocios más pequeños. Los técnicos de Hacienda pensamos que sí, aunque habrá que ver cuánto, porque este tipo de medidas suponen una merma de la recaudación".

Desde Gestha llevan años reivindicando esta bajada del impuesto de Sociedades para las empresas más pequeñas. "Antes de 2014  había dos tramos en este impuesto: un tipo nominal más alto para las grandes empresas y otro algo más bajo para las pymes, alrededor de cinco puntos menos en el general. Sin embargo, en la reforma de ese año, el tipo pasó a ser de un 25% para todos". El problema es que aunque todos tributen por el mismo tipo, un autónomo que factura dos millones de euros difícilmente va a poder tener un área de I+D+I y acceder a este beneficio para pagar menos.

Por ello, tanto los técnicos como otras organizaciones -por ejemplo, ATA- piden bajar directamente el tipo nominal a los negocios considerados pequeños. Esta categoría para Gestha debería determinarse a partir de los 12 millones de euros de facturación, y no de los diez como hasta ahora. "Bajando los tipos a las empresas que facturan menos de doce millones, se lograría equiparar un poco más las aportaciones entre las grandes corporaciones y las pequeñas empresas", apuntó Mollinedo.

¿Por qué las grandes empresas pagan menos que las pequeñas en Sociedades?

En todo caso, para Joan Torres,  presidente de la Federación Española de Asociaciones Profesionales de Técnicos Tributarios y Asesores Fiscales (FETTAF), el problema no es tanto cuánto pagan las grandes empresas, si no cuánto están obligadas a pagar las pequeñas, y qué margen de actuación tienen.

Según explicó el experto en anteriores declaraciones a este medio, "es cierto que las grandes empresas pagan un tipo real mucho más bajo que las demás, pero no porque el impuesto sea más bajo para ellas. El Impuesto de Sociedades es del 25% para todas las sociedades, independientemente de su tamaño. Cosa diferente es que las grandes empresas accedan a deducciones que están fuera del alcance de las más pequeñas". 

Tal y como apuntó el presidente de FETTAF, la ley es clara y todas las empresas, sean grandes, medianas o pequeñas están sujetas al mismo Impuesto de Sociedades- cosa diferente es el IRPF, que va por tramos y aumenta porcentualmente para las rentas más altas-. A día de hoy, el tributo que, en teoría, deben abonar las sociedades es siempre del 25%, " pero no es menos cierto que los negocios tienen a su disposición herramientas para reducir este gravamen y que no todos pueden acceder en igualdad de condiciones a estos mecanismos", dijo Torres.

El problema es que dichas herramientas están, casi siempre, "sólo al alcance de unas pocas empresas con la envergadura suficiente como para llevar a cabo determinadas acciones de internacionalización o de investigación que dan derecho a deducciones en el Impuesto de Sociedades" aclaró el presidente de FETTAF.

La diferencia está en las deducciones

En todo caso, la desigualdad no se genera en las propias deducciones, sino en la posibilidad de acceder a ellas. "Beneficiarse de incentivos por investigación tecnológica o investigación y desarrollo en general es algo complicado para un pequeño negocio, por las grandes cantidades de dinero que requiere. Además, otra causa por la que las grandes suelen pagar menos impuestos son los ajustes de cara a la internacionalización de los gastos financieros, que benefician sobre todo a los conglomerados empresariales con filiales en el extranjero. También las amortizaciones, a las que difícilmente podrán acceder negocios de nueva creación", comentó el presidente de la organización de asesores fiscales. 

Al final, el único problema que tienen las deducciones en el Impuesto de Sociedades está "en la propia accesibilidad. A nadie se le ocurriría quejarse de deducciones en el IRPF, porque todos los contribuyentes -algunos más y otros menos- pueden beneficiarse de ellas. Al final, una deducción es una devolución de parte de un gasto efectuado. Y el desembolso que han hecho las empresas está ahí. La idea es que pueda extenderse a todos los negocios, de todos los tamaños, porque esas inversiones, además de dar derecho a deducciones, también generan más beneficios a largo plazoY el crecimiento debería ser accesible para todos los negocios, sea cual sea su tamaño" explicó el presidente de FETAFF.

No sólo hay incentivos para las grandes empresas

Los pequeños negocios también tienen a su disposición incentivos que están diseñados para ellos, "aunque son los menos. Estamos hablando, por ejemplo, de deducciones para empresas de nueva creación", aseguró el presidente de FETTAF

Otros ejemplos a los que sí podrían acceder las pequeñas sociedades serían los incentivos por  contratar a personas menores de 30 o incluso deducciones por inversión de beneficios. "La contratación es precisamente una de las grandes bazas que se deberían jugar para tener un sistema más justo a nivel fiscal. Se debería fomentar más la creación de empleo en nuestro país por estas vías. Porque estas deducciones tienen un efecto llamada que puede ser muy positivo para nuestra economía" explicó Torres.