Opinión

Autónomos y emprendedores, auténticos gladiadores

 No es nada nuevo decir que esta crisis sanitaria y económica ha afectado a unos sectores más que a otros, ni que el abrupto cambio al que nos hemos tenido que adaptar ha sido más difícil de gestionar para unos que para otros.
Autónomos y emprendedores, auténticos gladiadores

Un año después de que nos sorprendiera una pandemia mundial que muchos, al principio, no podíamos ni siquiera creer que fuera cierta, nos ha llevado a una situación en la que autónomos/as y emprendedores/as tienen grandes dificultades para gestionar. No es nada nuevo decir que esta crisis sanitaria y económica ha afectado a unos sectores más que a otros, ni que el abrupto cambio al que nos hemos tenido que adaptar ha sido más difícil de gestionar para unos que para otros.

Pero si algo nos ha enseñado esta situación es que tenemos más capacidad de resistencia de la que pensábamos. Y ahora, que podemos echar la vista un año atrás, debemos ser conscientes de lo que hemos superado, lo que hemos aprendido y de lo que somos capaces. Porque el mundo está cambiando, la vida, de hecho, es un constante cambio, y a veces no lo asumimos porque nos acomodamos, porque nos cuesta salir de nuestra zona de comodidad, porque tememos a lo desconocido, porque dejamos que el miedo nos paralice.

En una época de incertidumbre como la que estamos viviendo, el miedo puede convertirse en nuestro peor aliado. Yo he pasado miedo, mucho miedo. Como cuento en mi libro Gladiador o esclavo, tú decides, cuando empecé a trabajar en la empresa familiar, viví una situación muy complicada, y ya no solo por la situación empresarial, sino también por la situación política del país hace 25 años.

Tuve que enfrentarme a una posición jerárquica institucionalizada, a una forma de liderazgo vertical que dificultaba la comunicación, a unos prejuicios, a unas creencias limitantes y a otros obstáculos en la organización, que habían mermado la capacidad de crecimiento y desarrollo de la empresa. Pero también tuve que enfrentarme a las amenazas, a la opinión pública, a la inseguridad y al propio miedo. Nunca me dejé amedrentar, nunca me escondí ni busqué excusas, a las que podía haberme acogido para justificarme, para no luchar, para quedarme en mi área confortable. Al contrario, tenía muy claro quién era y qué quería hacer; cuál era mi propósito.

Creo que ese es el punto de apoyo, el primer paso que debemos dar todas las personas que queremos seguir avanzando hacia la dirección que deseamos, moviéndonos con flexibilidad para adaptarnos al cambio, para virar cuando sea necesario, pero con la mirada siempre puesta en el horizonte.

Porque eso es lo que necesita un auténtico líder, un líder facilitador del cambio, una figura que está tomando cada vez más fuerza y a la que mi labor trata de potenciar. Y, posiblemente, autónomos y emprendedores seamos las personas que más tenemos que afianzar nuestra imagen de líder, aunque parece que, por el hecho de trabajar para uno mismo, se nos olvide o no tengamos en cuenta esa cualidad, si no tenemos personas a nuestro cargo.

Pero ser líder no es algo únicamente asociado a personas que dirigen a un equipo. En primer lugar, tenemos que ser nuestros propios líderes, siendo fieles a nuestros principios y nuestros valores para tomar las riendas de nuestro destino. Y por ello vuelvo a recordar la importancia y la necesidad del autoconocimiento.

Tenemos que aprender a identificar nuestras fortalezas y potenciarlas. También nuestras áreas de mejora, para saber cómo compensarlas y superarlas. Tenemos que recordar que somos personas y trabajamos con personas, a las que queremos ayudar ofreciendo nuestros servicios y nuestros productos.

Si tenemos claro para qué estamos ofreciéndonos a los demás, si atendemos sus necesidades y cómo podemos ayudarles, sabremos cómo superar los obstáculos que nos impiden llegar a ellos. Circunstancias y situaciones como las que estamos viviendo nos han generado dificultades para acceder a nuestros clientes, y ahí es donde tenemos que demostrar nuestra resiliencia, nuestra adaptabilidad al cambio, para encontrar nuevas rutas y accesos para alcanzar nuestros objetivos. Tenemos que encontrar los recursos y herramientas, incluso aunque parezcan que se escondan tras un muro infranqueable.

La determinación, el coraje y la fe en uno mismo, en lo que hacemos, en nuestro propósito, son parte de esas herramientas que habitan en nuestro interior, que el único muro que nos separa de ellas puede ser nuestro propio miedo, la inseguridad que crea la incertidumbre.

Y ese muro lo podemos derribar, quizás con ayuda, pero podemos hacerlo. Porque si otros lo han hecho, si yo lo he hecho, ¿por qué tú no?

Nadie dijo que fuera fácil, pero no hay que escuchar a quien dice que es imposible. Conócete, escúchate, descubre tu propósito y si lo necesitas, busca ayuda en aquellas personas que ya hemos recorrido el camino que tú quieres recorrer, porque no solo te diremos que sí es posible, sino que también te brindaremos herramientas que hemos utilizado y que funcionan.

¿Qué quieres ser, gladiador o esclavo de tus circunstancias?

Recuerda, siempre, que tú eliges.