Los clientes están dejando de pagar con tarjeta tras la pandemia

El 60% de los consumidores sigue en 2024 usando el efectivo como principal medio de pago en los negocios

A pesar del crecimiento de los medios de pago electrónicos, un informe del Banco de España muestra que el dinero en efectivo sigue siendo en 2024 el favorito de los consumidores para pagar en los negocios. De hecho, tres de cada cinco personas lo utilizan a diario.

El 60% de los españoles sigue usando el efectivo como principal medio de pago.
El 60% de los españoles sigue usando el efectivo como principal medio de pago.
El 60% de los consumidores sigue en 2024 usando el efectivo como principal medio de pago en los negocios

Un reciente estudio del Banco de España muestra cómo el dinero en efectivo continúa siendo la principal forma de pago para el 60% de los consumidores españoles, mientras que el 65% incluso asegura que utilizó este método a diario durante el año pasado.

En términos de uso del pago digital hay mucha diferencia entre España y los países nórdicos (en Suecia, el uso de efectivo está por debajo del 10%, según una encuesta hecha por el Riksbank) o Canadá. Incluso, respecto a Estados Unidos, donde, por ejemplo, no existen plataformas como Bizum.

Aunque seis de cada diez españoles optan por pagar en efectivo, las cifras varían, y mucho, en función del perfil del pagador. Para el 76% de los mayores de 65 años, es el medio de pago habitual. En cambio, esta cifra baja hasta el 36% entre los jóvenes de 25 a 34 años. Sin embargo, cuando el importe que se tiene que pagar es elevado, las personas mayores sí que optan por la tarjeta más a menudo. También el nivel de estudios determina cómo se paga: el 74% de los españoles con estudios primarios utiliza de forma predominante el efectivo, y este porcentaje baja hasta el 44% en el caso de personas con estudios superiores.

La mayoría de los consumidores ha vuelto a pagar en efectivo, como antes de la pandemia

A pesar de que la pandemia disparó el uso del pago digital, por la recomendación de evitar el dinero en efectivo, las monedas y los billetes han vuelto a ganar terreno. “El efectivo, como demuestran los datos, que se han mantenido estables en 2022 y 2023, ha vuelto a coger impulso después de la pandemia”, explicó Elisabet Ruiz Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

La experta opinó que España no cambiará al pago digital “hasta que se cree el euro digital, algo que tampoco va a suceder en breve. La pandemia fue un primer paso, pero el definitivo se dará en el momento en el que convivan el euro digital y el físico, cuando las empresas, en lugar de pagar las nóminas con dinero en efectivo, lo hagan con euros digitales. Esto provocará que los pagos también sean digitales y no se pueda sacar dinero en efectivo”. El Banco Central Europeo está trabajando en ello y, según añadió, “será el entorno gubernamental el que nos llevará a tener una sociedad sin dinero en efectivo”.

Lo que sí que se ha mantenido desde la pandemia es que prácticamente todos los comercios tengan datáfonos, cosa que anteriormente no pasaba. Además, la mayoría ha eliminado el gasto mínimo para pagar con tarjeta o móvil. Puesto que las comisiones que los bancos cobran a los establecimientos por el uso de los datáfonos también han bajado, lo que hace que los comercios sean proclives a utilizar este sistema de pago.

Los pagos digitales agravan la aparición de compras compulsivas en los negocios

La gente que vive en grandes ciudades y en pueblos sin cajeros automáticos, en cambio, paga con tarjetas o aplicaciones. Dado que, sobre todo en el caso de los segundos, no les queda otra solución. “Hemos pasado de las clásicas esquinas con grandes oficinas bancarias a cajeros ATM diminutos, de medio metro de ancho, metidos en el escaparate de cualquier tienda que, además, a la hora de sacar dinero, cobran comisiones. Esto es un problema añadido para obtener efectivo y dificulta el uso del dinero físico, a la vez que facilita el del dinero virtual”, apuntó Enric Soler, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Tanto el pago digital como el efectivo tienen pros y contras. La facilidad que supone pagar con tarjeta o móvil hace que sea más difícil ser consciente de la cantidad de dinero gastada. “La conducta de pagar virtualmente es automática, casi instintiva, y esto puede ser un factor de riesgo importante para acabar haciendo compras compulsivas, que son un excelente ansiolítico", apuntó Enric Soler. Esta facilidad de pago digital reduce la percepción del valor de lo adquirido. “Hacemos el mismo gesto para pagar un café que un gran electrodoméstico. En cambio, cuando pagamos en efectivo, tomamos mucha más conciencia del dinero gastado, porque lo tocamos, lo contamos y vemos como se nos va de las manos”.

En este sentido, Elisabet Ruiz Dotras propone hacer un experimento: pagar todo digitalmente durante un mes y después pagar todo con monedas y billetes en el mes siguiente. “¿En cuál de los dos meses gastaremos más?”, se preguntó. Explicó que pasa exactamente lo mismo cuando se hace la compra en línea. Por ejemplo, en un supermercado: “No sólo no recordamos el importe exacto que gastamos; tampoco sabemos la cantidad de cosas que añadimos a la lista...”.