Opinión

El COVID-19 como final del proceso de creación de una nueva era

Para evitar la propagación del Coronavirus se están tomando medidas extraordinarias, a nivel de países y de empresas. Los países empiezan a blindar sus fronteras para evitar la importación del virus y las empresas cierran sus puertas o envían a sus empleados a trabajar desde casa mediante teletrabajo.
El COVID-19 como final del proceso de creación de una nueva era

Si algo hemos podido constatar a lo largo de la Historia es que el mundo cambia después de una crisis. En los últimos tiempos, la II Guerra Mundial marcó un antes y un después en el orden mundial, pero no tenemos que irnos tan lejos para ver cómo hemos cambiado en los últimos 30 años.

A comienzos de los 90, se produjo un crisis financiera unida a una burbuja inmobiliaria en Japón que, junto con el encarecimiento del precio del petróleo y los enormes costes para Alemania debido a su proceso de unificación, produjo una crisis cuya consecuencia fue el comienzo del proceso de la Globalización de la Economía con la creación de la World Trade Organization (WTO), el 1 de enero de 1995.

Años más tarde, en el 2000 se produjo la burbuja de las punto-com, generando una dura crisis que como consecuencia terminó con la paciencia de los inversores y en vez de invertir en base a expectativas, no se sabía muy cuáles, empiezan a buscar resultados a corto plazo, dando paso a una mentalidad absolutamente cortoplacista.

En el 2008, llega la burbuja inmobiliaria, provocando una crisis financiera que concluyó con la bancarrota de Leman Brothers, como hecho más sonado. Así con la deuda acumulada de empresas y familias, irrumpe la sociedad del Low Cost, donde el precio se convierte en el principal argumento de venta y como consecuencia, se dispara el consumo de las marcas blancas y el Comercio Electrónico se convierte en el principal aliado de esa clase media ávida de encontrar el chollo.

Llegamos entonces al 2020 y la irrupción de la crisis debida al Coronavirus. Una crisis incluso más dura que la del 2008, entre otras cosas, porque no llega después de un largo periodo de bonanza, como sucedió con la del 2008, si no cuando todavía apenas nos hemos repuesto de la crisis anterior.

Para evitar la propagación del Coronavirus se están tomando medidas extraordinarias, a nivel de países y de empresas. Los países empiezan a blindar sus fronteras para evitar la importación del virus y las empresas cierran sus puertas o envían a sus empleados a trabajar desde casa mediante teletrabajo. Detrás de estas dos acciones encontramos el test o el soporte de dos acciones estratégicas, que estaban latentes en el mundo económico, pero que no se veía como abordarlos con ciertas garantías hasta que no nos ha quedado más que hacerlo por necesidad imperiosa.

Ante esta situación, podremos volver a la situación previa a la deslocalización en un proceso de contra-deslocalización, mediante la creación de plantas totalmente automatizadas con una productividad superior a las plantas. Además, podremos aproximar la producción a los mercados donde se encuentra la mayor concentración de consumidores de cada producto; reduciendo de forma dramática los costes de logística. Ésto permitirá a las empresas un mayor nivel de competitividad para seguir compitiendo en la Sociedad del Low Cost.

La segunda acción estratégica tiene relación con la configuración de las empresas, quienes en un entorno tecnológico, siguen manteniendo el trabajo presencial en su mayoría. Ahora ya estamos viendo que son muchos los que pueden trabajar desde casa, lo que va a permitir a las empresas reducir sus costes de forma dramática. En los 90, BT estudió el impacto que el teletrabajo podía tener en el Reino Unido y concluyó que con un 15% de la fuerza laboral teletrabajando, se podría liberar 400 millones de metros cuadrados de oficina. Por ese mismo periodo IBM constató en París, que podían reducir sus 18 sedes a seis, lo que implicaría una reducción de 85.000 metros cuadrados de oficina, pudiendo sufragar por el consiguiente ahorro, todos los costes de infraestructura tecnológica en 3 meses.

Por lo tanto, las empresas empezarán a configurarse virtualmente con modelos como ya adelantábamos en el libro 'La Empresa Virtual', editado por McGraw Hill y cuya primera edición es de 1998. Ocho años más tarde, McGraw me pidió una nueva revisión del libro para publica segunda edición argumentando que me había adelantado en 10 años; lo que más ilusión me ha hecho es que hace unos meses se me ha aproximado otra editorial para interesarse por los derechos del libro, pues ahora me dicen que me había adelantado en 20 años.

En definitiva, si en 1995 en mi opinión comenzamos el nuevo siglo, pero no nos enteramos de verdad que estábamos en él hasta el 2008. Ahora hemos entrado en la Nueva Era, pero que seguro que nos enteraremos plenamente en la próxima crisis, en unos 10 o 20 años, si bien antes, con la implantación de la tecnología 5G ya tendremos un adelanto.