Opinión

Esas cláusulas que nos impiden cobrar las facturas

Esas cláusulas que nos impiden cobrar las facturas

La ley suponía un peligro para muchas grandes empresas que tenían la mala costumbre de pagar a sus proveedores –autónomos y pequeñas empresas- cuando les venía en gana: tarde, mal y nunca. Aplicaban comodísimos y rentabilísimos plazos de pago para ellos de hasta 300 días que imponían a autónomos y pymes hundiéndolos en muchos casos en la miseria.

Sabíamos que algunas grandes corporaciones empresariales estaban muy cabreadas con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ese mismo que tuvo la machada de destinar 43.000 millones de euros a pagar las facturas que las administraciones públicas debían a sus proveedores –autónomos y pymes-, algunas desde antes de que existiera el euro.

Y era normal su enfado: Montoro quería, con su dichosa Ley de Morosidad, obligarles a pagar a sus proveedores y subcontratas en un máximo de 60 días. ¡Cómo si fuéramos europeos! Por eso, intentaban colar a golpe de lobby una cláusula que decía “salvo pacto entre las partes”. Curioso que el PSOE estaba de acuerdo y apelaba, ¡oh cielos! a la “libertad de mercado”.

Esta insignificante coletilla hubiera anulado de un plumazo toda la ley. De nada hubiera servido obligar a esas grandes corporaciones a pagar en 60 días si luego podían “proponer” a su débil proveedor la firma de un contrato en el que se “pactaba voluntariamente” un plazo de pago superior. Hubiera imperado de nuevo la ley del más fuerte. Pero esta vez –como en algunas películas americanas- los grandes perdieron y no se salieron con la suya. Recuerdo que fue un placer comprobar cómo la dichosa cláusula salía disparada por la ventana del Congreso gracias, también, a la claridad de ideas y los esfuerzos de una, entonces, poderosa Convergencia i Unió.

Todos nos felicitamos por la ley, pero nuestra sonrisa se convirtió en mueca al ver que aquellas grandes empresas no parecían molestas y nos miraban con un rictus de ironía en su pétreo rostro. Pronto nos dimos cuenta de que nos la habían colado otra vez. Sí, claro que había ley y ésta obligaba a pagar en 60 días, pero… pronto comprobamos cómo nos iban a ir dando largas a nuestra lógica petición de que se adjuntara el régimen sancionador.

Ahí estaba su risa. Ellos sabían que de nada sirve una ley si no hay sanción, que de poco sirve exigir a un conductor que no hable por el móvil si sabe que nadie le va a multar. Y así nos está yendo a los autónomos. Es verdad que los periodos de pago han bajado, pero el 80% de las administraciones incumple la ley con retrasos de 72 días de media a la hora de pagar y las grandes empresas superan actualmente los 100 días. ¡Tan ricamente! Nunca mejor dicho, porque ellos no nos pagan y, mientras, juegan financieramente con lo que nos deben. Entre tanto, los autónomos con problemas de liquidez para abonar las nóminas, la luz, la factura del móvil y el leasing de los ordenadores.

Ahora dicen los políticos que de verdad de la buena, que por estas cruces, vamos a tener ya, definitivamente, un régimen sancionador. Y que las empresas que no paguen en 60 días se van a enterar de lo que vale un peine. Pero yo no estoy muy seguro. Tengo una mosca del tamaño de un burro detrás de la oreja. Y me devano los sesos, cuando me aburro de ver tanto fútbol, pensando de qué manera los que presionan desde fuera nos van a engañar y qué cláusula se inventarán.

Y es que todo lo que rodea a la Ley de Morosidad ha estado rodeado de trampas. Incluso el Estado intenta engañarse a sí mismo cuando contabiliza los plazos de pago de la administración a sus proveedores. Cuenta desde que alguien de un Ayuntamiento le pone un sello a la factura y no desde que les ha llegado. Creo que Bruselas ha amenazado a España con multarla por hacer esa trampilla. Hacienda ha preparado un decreto para cambiar el sistema de cálculo de los plazos medios de pago y evitar la sanción comunitaria, aunque el borrador que ha podido ver AyE parece que vuelve a dejar la puerta abierta a alargar estos plazos de pago con otra bendita cláusula que permite a una administración no tener en cuenta la factura hasta que un departamento la dé por buena. Ya veremos.

En esto hay dos cosas que me entristecen. Una es lo que me decía un amigo empresario alemán. “Mira Paco, España es el único país de Europa civilizada en donde te pagan cuando les da la gana o, incluso, el único en el que si quieren no te pagan”. En esto somos peores que un país africano. Y el problema no sólo es de imagen exterior, sino económico.

La verdadera clave para evitar muchos males está en que todo el mundo cobre en 60 días –o antes—. De esta manera, circularía mucho mejor el dinero, afloraría economía sumergida porque cobrar a tiempo te permite hacer frente a tus obligaciones tributarias y se garantizaría mucho empleo que hoy se pierde cuando el autónomo o una empresa se ve atenazada por una falta endémica de liquidez y no puede pagar las nóminas. Pero por encima de esto, los autónomos podríamos vivir tranquilos, dedicarnos a crear riqueza y no a pensar cómo vamos a llegar a final de mes y afrontar nuestros pagos. Porque, todos los estudios lo dicen, los más cumplidores a la hora de abonar los que debemos somos los autónomos. Quizá porque somos los más débiles de la cadena.