“Los autónomos lo son todo: si un pueblo se queda sin bar, se muere”
-¿Cómo ha evolucionado la figura del autónomo en su región?
El autónomo en Castilla y León tiene entre 45 y 60 años, en la mayoría de los casos es varón y se dedica al sector servicios. Es cierto que, en estos últimos años, se ha incorporado gente joven, más preparada y con proyectos interesantes, aplicando nuevas tecnologías a sectores tradicionales como la agricultura. También hay proyectos muy interesantes relacionados con las impresoras 3D. En Castilla y León hay mucho talento.
-¿Han salido los autónomos de la crisis en Castilla y León?
-A la luz de los datos, no. Es cierto que hemos tardado más tiempo en entrar que en otras comunidades, pero en Castilla y León las cosas van más lentas que en el conjunto del país. Aquí los salarios son muy bajos, la población está muy envejecida, la dispersión es terrible y para colmo, perdemos habitantes. Todo esto, que es intrínseco de nuestra comunidad, si lo sumamos a otras variables como el paro, amenazas de cierres o descenso de producción en el sector industrial y la crisis total del sector agrario, conforman un ‘cóctel molotov’ que nos explota en la cara día tras día.
"Hay que ayudar a los autónomos a crecer, a consolidar y a que sus empresas sean cada vez más fuertes"
-¿Qué papel ejercen los autónomos rurales y cómo se ha de impulsar su participación en la economía regional?
-Los autónomos en el medio rural lo son todo. Son la red que teje la supervivencia de los pueblos. Cuando un bar cierra en Valladolid ciudad, no pasa nada. Pero si un pueblo se queda sin bar, el pueblo se muere. Hacen falta estímulos y un plan de sucesión empresarial serio, con incentivos para las dos partes, para el que cede su negocio y para el emprendedor.
-¿Hay diálogo entre la administración regional y los autónomos?
-La interlocución con la Junta es muy buena. A pesar de ello, hay decisiones en las que no se cuenta con las asociaciones porque se quedan en el ámbito del diálogo social, algo de lo que nos venimos quejando amargamente. Mientras no haya voluntad política, mente abierta y ganas de remar todos en la misma dirección, seguiremos haciendo el tonto.
-¿Cómo ha afectado la inestabilidad política a los autónomos de su comunidad?
Supongo que igual que al resto de autónomos de España: miedo, incertidumbre y con la sensación de que todos los políticos se habían vuelto rematadamente locos.
-¿Qué impacto tendrá en su comunidad la Ley de Medidas Urgentes del Trabajo Autónomo?
-Será importantísima, porque somos la comunidad autónoma que más trabajadores por cuenta propia ha perdido en 2015 y 2016. No sólo necesitamos la medida de la tarifa plana para ayudar a los emprendedores, sino el resto de reformas para consolidar las empresas que ya tenemos.
"Necesitamos la tarifa plana para ayudar a los emprendedores y el resto de reformas para consolidar las empresas que ya tenemos"
-Sin perjuicio de lo que apruebe el Congreso, ¿defenderán la ampliación de la Tarifa Plana en su región, como han hecho otras comunidades?
-Creo que, en cuestión de tarifa plana, un año está bien. Tenemos que buscar planes para la consolidación empresarial, sobre todo en el medio rural. Este aspecto es muy importante en Castilla y León, porque de ello depende la supervivencia en los pueblos. La despoblación está pasando de ser un problema social a un problema económico, de demanda.
-¿Cuáles es la hoja de ruta de ATA-Castilla y León para los autónomos?
-Servir de palanca, de guía y de propuesta a las administraciones públicas, a todas. Convencer a la Junta, a las Diputaciones y Ayuntamientos de que el trabajo autónomo es fundamental. La hoja de ruta deben impulsarla las administraciones, pero lamentablemente aquí no se sabe qué se quiere hacer con los autónomos. Otro aspecto en el que trabajamos es por el reconocimiento de nuestra presencia en el Diálogo social. En Castilla y León estamos especialmente ‘pesados’ con ese tema. Tenemos el apoyo entre bambalinas, claro, nunca reconocido de facto por parte de la Junta; también contamos con el de la sociedad y los medios de comunicación, pero la patronal y los sindicatos se oponen radicalmente a compartir mesa de trabajo.
-¿Qué medidas del Gobierno autonómico destacaría en los últimos años?
-Ha sido importante el trabajo en mejorar la financiación con nuevas líneas de inversión y circulante desde la Agencia de Desarrollo y desde IBERAVAL. En líneas generales, en Castilla y León no ha habido ninguna medida ‘estrella’ para el colectivo, nada destacable.
-¿Dónde deben reforzarse las políticas de impulso para el colectivo?
-Hay varios frentes y todos igual de importantes: retener el talento de los jóvenes, ayudándoles a crear su propia empresa, y no sólo a los universitarios, sino también a los que salen de la FP. Necesitamos una reconversión del comercio, sobre todo en el medio rural. Tenemos un colectivo muy envejecido, con un comercio anticuado, en el que no existen las nuevas tecnologías. Otra tarea pendiente es ayudar a crecer a los autónomos, a consolidar y a procurar que sus empresas sean cada vez más grandes y más fuertes. Y, por último, hacer un plan de sucesión empresarial serio y con garantías. Vistas las cifras de autónomos de la comunidad, habría que implantar tres estrategias: una general, con aspectos básicos para todo el territorio, otra sólo para potenciar y consolidar el medio rural y, por último, un reforzamiento para las zonas especialmente desfavorecidas y despobladas.
-¿Son suficientes los fondos del Gobierno Regional para la promoción del trabajo autónomo?
-Pues vista la contestación a la pregunta anterior, no. Claramente insuficientes.
-¿Es la financiación el principal escollo para emprender o consolidar un negocio?
-Se podría decir que hay tres clases de autónomos: los VIP, los emprendedores y los autónomos ‘regulares’. Los primeros son aquellos que no tienen ningún problema para financiarse; entre los segundos, salvo que tengan avales, a la mayoría les resulta muy difícil encontrar financiación para iniciar la empresa; y los “regulares”, son la mayoría. Con este término me refiero a aquellos a los que le renuevan la póliza de crédito a duras penas, a veces con peores condiciones o por un importe menor. Por fortuna, a día de hoy creo que la financiación ya no es un problema para una gran parte de los autónomos. Los bancos ahora abren el grifo un poco más. Ellos viven de prestar dinero, así es que… no les queda otra.