Las máquinas facturaron 1.020 millones de euros en 2016

Se reabre el debate sobre la venta de tabaco en los bares

La Unión Europea ya quiso prohibir la venta de tabaco fuera de los estancos en la directiva de 2014. Ahora fuentes de la patronal europea de estanqueros temen que la prohibición entre en vigor en la próxima revisión.

Máquina tabaco
Se reabre el debate sobre la venta de tabaco en los bares

Las máquinas de tabaco de los bares, gasolineras y kioskos vuelven a estar en el punto de mira de Bruselas que piensa de nuevo en retirarlas de estos establecimientos. Según Mario Espejo, presidente de la Confederación Europea de Detallistas de Tabaco (CEDT) “en la próxima revisión de la directiva europea en materia de tabacos es muy probable que se prohíba la venta de tabaco fuera de los estancos. Principalmente en la hostelería”.  

El negocio de los bares es muy importante para los estancos. Muchos viven de ello”, explican fuentes próximas a los estancos. Es más, “la mitad o más de la facturación de 'los maquineros' (como se les conoce en la jerga del sector) proviene de este negocio”. Prohibir la venta de tabaco en bares y restaurantes sería un rejonazo no sólo para las cuentas de los estancos sino también para el empleo del sector. Según la Asociación Española de Puntos de Venta con Recargo (AEPVR), durante la huelga de máquinas de tabaco de abril de 2017, cifró en 2.000 los empleos que se perderían.  

El sector de la hostelería también saldría perjudicado. Cada semana se expenden seis millones de cajetillas en las máquinas de tabaco de España. A su vez, cada una de ellas lleva un recargo del 0,12 euros sobre el precio de venta en el estanco si éste es inferior a 1,20 euros. Para los de precio igual o superior el recargo será de 0,15 euros. Dichos recargos se corresponden con el beneficio que obtiene el hostelero. 

Se añade a todo ello el impacto que puede tener a nivel social, muy especialmente en el ámbito rural. Pensemos que hay poblaciones en las que no hay estanco y en los que el único modo de adquirir una cajetilla es en la máquina del bar. Hacerlas desaparecer supondría un drama para algunos fumadores.  

Malos estanqueros

El segmento de las máquinas de tabaco cuenta con su propia regulación. Su gestión puede ser directa, en la que el empresario adquiere la máquina y la explota como titular. O delegada en un estanco que, pese a pagar un alquiler por la misma tiene limitadas la disposición de los carriles, es decir, no puede vender el tabaco que quiera ya que tienen prohibido realizar publicidad a favor de uno u otro tipo de marca. Por su parte, el hostelero tiene que elegir como proveedora a una de las tres expendedurías más próximas al punto de venta. El estanquero se encarga del  recargar la máquina así como de su mantenimiento y se hace responsable de la misma.

Precisamente ha sido el matiz de la responsabilidad lo que ha acabado con la competencia desleal que se estaba produciendo en el segmento. “Hasta la entrada en vigor de la normativa había malos estanqueros que se saltaban las limitaciones. Con el nuevo sistema el fraude es casi inexistente”. 

Tal y como han explicado desde CEDT, la normativa establecida en la última Directiva Europea en materia de fabricación, presentación y venta de los productos del tabaco, firmada en 2014, ya establecía esta limitación pero “conseguimos un periodo de transición por el impacto económico que supondría tanto en los estancos como en la hostelería". Ahora vuelve a abrirse el debate y temen que en la próxima revisión, prevista para dentro de seis años, se incorpore el artículo. Pese al retroceso del 2,4% en las ventas, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa sobre el sector del vending, el segmento de las máquinas de tabaco ingresó 1.020 millones de euros en 2016 (últimos datos disponibles). Cifras que ponen de manifiesto que siguen siendo claves tanto para la hostelería como para los estancos. 

Huelga de máquinas de tabaco

La de su posible desaparición no es la primera polémica que se suscita dentro de este segmento. A mediados de abril de 2017, se convocó la primera huelga de máquinas de tabaco, 50.000 de las 150.000 máquinas expendedoras repartidas por España permanecieron apagadas y el resto en servicios mínimos. El motivo, la decisión del Comisionado para el mercado de tabaco de eliminar el dispositivo que facilitaba información a  las tabaqueras las principales firmas tabaqueras sobre cuáles eran las marcas y tipos de cigarrillos preferidos por los fumadores. Si bien el Comisionado consideró esta herramienta como un contrato de publicidad y favorecía a unas marcas frente a otras. La AEPVR, alegó que este tipo de pactos de venta de información eran totalmente legales y que hacerlos desaparecer supondría la pérdida de 40.000 máquinas expendedoras de tabaco.