El nuevo arancel para alimentos comenzará a aplicarse el 30 de abril

Los agricultores y ganaderos españoles que venden a Reino Unido se verán perjudicados por una nueva tasa

Agricultores y ganaderos españoles se van a ver perjudicados por la entrada en vigor de una nueva tasa para exportar a Reino Unido. Según los expertos, comienzan a ser más interesantes mercados alternativos con las facilidades del libre comercio con la UE.

Una nueva tasa, derivada del Brexit, encarece las exportaciones de las pymes españolas al Reino Unido.
Una nueva tasa, derivada del Brexit, encarece las exportaciones de las pymes españolas al Reino Unido.
Los agricultores y ganaderos españoles que venden a Reino Unido se verán perjudicados por una nueva tasa

En primavera, el Reino Unido comenzará a aplicar una nueva tasa a la importación de alimentos (carnes, pescado y marisco, frutas y hortalizas...) desde la Unión Europea (UE). Será a partir del próximo día 30 de abril, y entre los agricultores y ganaderos más afectados por esta medida figuran los españoles, quienes, junto a los franceses, italianos y holandeses, son los principales abastecedores de las islas británicas a la hora de aprovisionarse de alimentos.

Se trata de un nuevo arancel que deriva directamente del Brexit, y cuyo objetivo es cubrir los costes públicos de inspección en aduanas. De manera que, dependiendo de cada tipo concreto de producto, se deberá pagar dentro de un par de semanas un importe que va a estar en consonancia con el “riesgo” con el que sea relacionado por las autoridades aduaneras británicas. Según indicaron los expertos consultados, ascenderá a una media de 29 libras (33,85 euros). Si bien, por los productos “de bajo riesgo” de origen animal se pagarán 10 libras (11,67 euros), mientras que para los vegetales y productos derivados “de bajo riesgo” no habrá coste.

No obstante, y dado que lo habitual en los cargamentos es consignar varias líneas de producto, se ha establecido una cantidad máxima por envío de 145 libras (169,24 euros), tal y como ha hecho público el Departamento de Medioambiente, Alimentación y Agricultura británico.

El nuevo recargo a las importaciones desde el Reino Unido no es el último sobrecoste que se espera

“Este nuevo recargo, que ya se conoce entre las empresas transitarias como common user charge, está haciendo cada vez más patente la divergencia de requisitos exigidos a los productos a ambos lados del Canal de la Mancha”, explicó a este diario Ricardo de Vera, profesor de Logística en la OBS Business School, quien a su vez trabaja en una firma intermediaria entre el exportador y la compañía de transporte. “El Gobierno británico lo va a aplicar tanto a productos animales como vegetales y derivados de estos últimos que lleguen a las costas al Reino Unido desde países de la UE”. Tanto si es en camión, a través del Eurotunel, como en carguero al puerto de Dover, el punto geográfico más cercano a la Europa continental.

“Y viene a añadirse a otros costes ya anunciados y algún otro que se espera aún, y cuyo importe se desconoce por el momento. Lo que se deriva del nuevo modelo aduanero, surgido tras la traumática salida británica de la UE, que se denomina Border Target Operating Model (BTOM), y que en realidad se viene aplicando de forma progresiva. Lo que hace que estos costes vayan aumentando”, continuó Ricardo de Vera. “Y que hace que el Reino Unido esté dejando de ser un mercado tan interesante como antes. “Desde el Brexit, ha habido más de un 50% de bajada entre los clientes que exportan allí. Ya no existe libre comercio y eso ha complicado los trámites y las gestiones documentales y encarecido los aranceles aduaneros”.

Según investigadores de la London School of Economics, las exportaciones de productos británicos a la UE han caído un 30% desde la vuelta de los controles fronterizos y aduaneros. “Si eres una micropyme, y el contenedor se te pone por encima de los 15.000 dólares, te olvidas del RU y buscas mercados alternativos en la UE con las facilidades del libre comercio”, concluyó Ricardo de Vera.

El Brexit está elevando los costes económicos de las pymes exportadoras hasta hacerlos inviables

No obstante, todavía es preciso interpretar lo recién legislado. Por ejemplo, por envío o cargamento se entiende cada certificado emitido por el importador, de tal forma que, en un mismo camión que transporte varios, ese tope de 169,24 euros puede verse multiplicar por el número de certificados, en función de la carga transportada. O, dicho de otro modo, a mayor número de puntos de destino que haya de alcanzar dicho vehículo, mayor será el pago de este nuevo arancel.

Este sobreprecio se abona exclusivamente por el paso del camión por el punto fronterizo de turno, con independencia de que, además, el vehículo pueda ser detenido para una inspección física, lo que encarece aún más el transporte. Así, de que estas nuevas barreras aduaneras han convertido el RU en un mercado más restrictivo, da buena cuenta Fidel Delgado, CEO de Neoalgae, una pyme tecnológica asturiana dedicada a la biotecnología de microalgas en áreas tan diversas como la alimentación, la nutricosmética y la salud. “Nuestra apuesta exportadora ha sido y va a seguir siendo muy fuerte. Sin embargo, existen muchas dificultades y barreras de certificación de productos a raíz del Brexit, lo que eleva los costes económicos hasta hacerlos inviables”.

A pesar de estar vendiendo muy bien en suelo británico su gel para hidratar y proteger tatuajes, Fidel Delgado explicó que, entre unas cosas y otras, dar de alta un producto supera los 2.000 euros. “La nueva reglamentación, que ya no es el Registro de Marca Europeo, te exige tener un laboratorio acreditado allí, además de un almacén y una serie de gastos, que son inversión factible si sabes que tienes vendida de antemano cierta cantidad de producto; pero ¿y si no? Mejor buscar mercados menos problemáticos”.

El Brexit ha afectado negativamente a los pequeños negocios exportadores españoles

Hay quienes señalan que no ha pasado aún tiempo suficiente, pues un cambio de régimen de comercio es un fenómeno muy estructural que necesita una perspectiva temporal mayor para comprender su verdadera dimensión. Pero el Brexit sí que ha afectado negativamente a los pequeños negocios exportadores españoles. Como siempre, tanto más cuanto menor es su tamaño.

Lo que le sucede a Marina Larrañaga, hija de uno de los fundadores de Sarriegui, una empresa donostiarra de patatas fritas que, a pesar de su reducido tamaño (una plantilla de diez trabajadores), vende ya en el exterior un 16% de su producción. En concreto, en el Reino Unido, “el año pasado incrementamos la facturación con ellos en un 25%, gracias sobre todo a la introducción de nuevos sabores, que impulsaron las ventas. Pero este año las ventas están disminuyendo al trabajar con una divisa diferente al euro debido a la devaluación de la libra”.

Marina Larrañaga reconoció que los trámites aduaneros para el envío de la mercancía son más farragosos, “al tener que hacer despacho de importación y exportación como si vendiésemos a mercados fuera de Europa. Con los requerimientos de documentación que ello conlleva, que han hecho que los plazos de envío hayan aumentado considerablemente. Y encima, un etiquetado de las bolsas específico”. Así, según esta pequeña empresaria, “hay mercados en la zona norte de Europa, como Francia, Holanda o los Países Bálticos donde tenemos más recorrido y hemos puesto el ojo”.