El 60% de los pequeños comercios podrían desaparecer si el Gobierno reduce la jornada a 37 horas
En España hay 480.000 comerciantes autónomos que, o bien hacen frente al sobrecoste de contratar personal, para cumplir con la nueva norma, o bien verán gravemente perjudicada su conciliación familiar para mantener su capacidad competitiva.
El comercio español de proximidad ha calculado ya el impacto que la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales va a costar al sector: cerca de 3.866 millones de euros. Ya que, en el caso de aprobarse este cambio, sin tener en cuenta las especificidades del comercio en nuestro país, será necesario abonar horas extra o contratar nuevo personal de sustitución. Para cubrir la reducción de 44,7 millones de horas al año en la jornada de los 1,4 millones trabajadores por cuenta ajena que tiene el comercio en la actualidad, y que verán reducida su jornada laboral en 2,5 horas semanales, una vez aprobada la reforma del Gobierno.
El cálculo lo ha efectuado la Confederación Española de Comercio (CEC), y se refiere sólo a los trabajadores por cuenta ajena. Sin tener en cuenta a los 480.000 comerciantes autónomos para los que esta medida tendría otro grave efecto colateral sobre la conciliación del tiempo de trabajo y personal, si desean mantener su capacidad competitiva, dadas las dificultades de contratación de personal cualificado para complementar esas horas. “Por otro lado, y en caso de contar con esa capacidad de contratación, supondría un sobrecoste que resultaría inasumible para muchos autónomos y pequeños negocios del sector”, explicó a este diario su presidente, Rafael Torres.
Quien muestra una enorme preocupación por los efectos que esta reducción horaria puede tener sobre una actividad tan estratégica para la economía como es el comercio de proximidad. Para ello, tiene previsto reunirse en un par de semanas con el Ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, y exponerle así la situación del sector, que representan el 12,3% del total del tejido empresarial a nivel nacional. Dichos comercios dan empleo a 1.911.329 personas por cuenta propia y ajena (10% del total) y generan el 4,9% del PIB nacional.
La reducción del horario a 37,5 horas semanales afectaría a la productividad de los comercios
Como explicaron desde la CEC, esta es situación real de un sector sobre el que pronto va a recaer una nueva norma, “que como tantas otras viene a agravar el día a día de un sector que no sólo no va como un misil, sino que tiene uno apuntando a su línea de flotación, como es esta reducción de la jornada laboral sin atender a tamaños o sectores”. Para Rafael Torres se trata de una medida que va a afectar directa y negativamente a la competitividad del sector.
El comercio de proximidad es una actividad en la que la presencia física de personas en el punto de venta es necesaria para ofrecer una adecuada atención al cliente, que se traduzca en ventas. “Por lo tanto esta medida disminuye la productividad del sector, ampliamente dañada ya debido a los escasos márgenes con los que trabaja”, comentó el presidente de la CEC. Y por una sobreabundancia de normativa, a la que estos pequeños negocios tiene que atender lo mismo que las grandes empresas, a pesar de la diferencia de plantillas”.
De ahí que ese coste cercano a 3.866 millones de euros, que toma como referencia el coste laboral por hora de la última encuesta elaborada por el INE, correspondiente al cuarto trimestre de 2023, “está calculado partiendo del supuesto, totalmente alejado de la realidad, de que los comercios pudieran contratar trabajadores formados para cubrir las horas reducidas, y de que estos negocios poseen el tamaño suficiente para adaptar y gestionar con flexibilidad sus turnos, lo que es muy difícil en el comercio de proximidad, dada la estructura de la gran mayoría de las empresas”.
El 46% de los comercios minoristas está gestionado por autónomos sin asalariados
Para el máximo responsable de la CEC es fundamental conocer que el 46% de los comercios minoristas son unipersonales (esto es, regidas por autónomos sin asalariados). Un porcentaje que crece hasta el 83% en el caso de uno o dos trabajadores, “lo cual atestigua el pequeño tamaño de la inmensa mayoría. No en vano, sólo el 5% tiene más de cinco empleados”, continuó Rafael Torres.
“Y este es, para bien o para mal el tejido comercial que existe en nuestro país, y que correrá un alto riesgo de desaparición, en torno al 60% en la próxima década, si se le aplican unas medidas que sólo podrían cumplir su fin en sectores más industriales y con otros tamaños de empresa, pero jamás en un debilitado comercio de proximidad que da empleo de calidad, vertebra nuestros pueblos y ciudades y es el más sostenible de todos los formatos comerciales”, subrayó el presidente de la CEC.
De manera que los pequeños comercios, sin capacidad o posibilidad de garantizar la rotación de sus plantillas, “se verán obligados a cerrar 120 horas al año. O, lo que es lo mismo, permanecerán 120 horas menos abiertos, y por lo tanto afrontarán menos ventas y una mayor pérdida de competitividad, frente a formatos comerciales más grandes”. Y en especial, según Torres, frente a las grandes plataformas de venta online, “a las que no afecta ni esta ni otras normativas, y que sí pueden generar eficiencias por el tamaño de sus plantillas”.
Según la CEC, en Francia y Alemania la rebaja de 40 a 35 horas semanales no ha supuesto un aumento significativo del empleo
El presidente de la CEC subrayó a este diario que, en 2023, el incremento medio de los costes laborales totales de los comercios minorista españoles, con la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) fue ya del 5,9%, por encima de la media del conjunto de la economía. “Ahora, sin medidas compensatorias que alivien este aumento estimado de los costes laborales, el recorte del tiempo de trabajo restaría en torno a seis décimas al crecimiento medio anual del PIB durante el próximo bienio, y otras ocho décimas al del empleo”, añadió, haciendo referencia al ejemplo de las experiencias llevadas a cabo en Francia y Alemania, donde un descenso de 40 a 35 horas semanales ha supuesto una mayor rotación laboral, sin generar aumentos significativos del empleo.
La próxima entrada en vigor de esta nueva medida de reducción de la jornada laboral afectará, de una manera incluso más profunda, a las zonas rurales y la España despoblada, “con el consiguiente riesgo de cierres de comercios y perdida aún mayor de un tejido comercial vital para la subsistencia de estas áreas”, recordó Rafael Torres. Para quien, bien al contrario, “en vez de mayores cargas, estas zonas deberían contar con exenciones impositivas y ayudas directas para la implantación de comercios que favorecieran un imprescindible fortalecimiento de su tejido social”.
La CEC propone algunas medidas para paliar los efectos negativos que vaticina que la reducción de la jornada laboral va a costar al sector:
- Mayor flexibilidad de la jornada laboral base en su cómputo anual, frente al módulo semanal, permitiendo modificar hasta un 10% de la jornada anual con pocos días de antelación. Y regulación del contrato a tiempo parcial con horas complementarias, como ocurre en muchos de los convenios sectoriales negociados en España.
- Políticas para reducir los costes no salariales, como las cotizaciones sociales.
- Planes de formación continua para promover mejoras en capital humano, que ayuden a incrementar la competitividad y el valor añadido de los servicios prestados.
- Impulsar iniciativas para la atracción del talento, en colaboración con los centros de formación de grado medio y superior y la universidad, para incorporar tanto a personal formado como a emprendedores al sector.
- Fomento de la transformación e inmersión digital del comercio minorista, especialmente el comercio de proximidad, así como la mejora de la gestión y los procesos de venta.