Algunas prácticas remuneradas que puede aprovechar el campo

Los agricultores pueden ingresar 50 euros de media por hectárea con los créditos de carbono

Los llamados créditos de carbono son una oportunidad para los autónomos del campo que busquen aumentar sus ingresos mientras contribuyen a mitigar el cambio climático y satisfacen las demandas de aquellos consumidores que desean productos más naturales.

Estas son las buenas prácticas de los agricultores que les pueden ayudar a incrementar sus ingresos.
Estas son las buenas prácticas de los agricultores que les pueden ayudar a incrementar sus ingresos
Los agricultores pueden ingresar 50 euros de media por hectárea con los créditos de carbono

Los agricultores pueden obtener ingresos por los llamados créditos de carbono, que pueden oscilar entre los 30 y 60 euros por hectárea en cultivos herbáceos, que pueden llegar a duplicarse, en el caso de cultivos leñosos, siempre que implementen modelos que permitan medir la adicionalidad. Es decir, la capacidad de un proyecto de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de generar descensos que no habrían tenido lugar de no existir dicho proyecto.

El precio medio actual en el mercado de estas unidades de medida, que representan la reducción o captura de una tonelada métrica de dióxido de carbono (CO2) equivalente, ronda los 50 euros por cada crédito. Que proviene de la adopción voluntaria de una serie de medidas que aumentan la cantidad de carbono almacenado en el suelo y en la biomasa vegetal, como la agrosilvicultura (la integración de árboles, arbustos y pastos), la diversificación de cultivos (para mejorar la salud del suelo, controlar las plagas y enfermedades y aumentar la biodiversidad) y la agricultura de conservación (con la cobertura permanente del suelo y el empleo de métodos naturales para controlar plagas y enfermedades, y para fertilizarlo).

Una vez implementadas estas prácticas, los agricultores pueden obtener estos créditos de carbono, al registrar y verificar los cambios que se han producido en la cantidad de este gas almacenado en sus tierras. Estos créditos pueden ser comercializados en mercados específicos, donde empresas, gobiernos u otras entidades los adquieren para compensar precisamente sus propias emisiones de carbono.

La oferta y la demanda en el mercado, la calidad de las prácticas agrícolas implementada o el tamaño de la explotación incluyen en su valor

Según la Fundación Ecodes, más de 1.500 agricultores españoles podían estar participando en proyectos de créditos de carbono. Y la plataforma online Climate Farmers, que conecta a los agricultores con oportunidades de créditos de carbono de toda Europa, afirma haber trabajado ya con más de medio centenar de autónomos del campo españoles desde su creación, en 2020.

El funcionamiento de esta práctica tiene su origen en el Protocolo de Kioto (1997). Entonces, se introdujo un sistema de comercio de emisiones, legalmente regulado por cada país, y basado en la premisa de que las prácticas agrícolas pueden contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la aprehensión del carbono atmosférico causante del calentamiento del planeta.

Los programas de créditos de carbono voluntarios proporcionan incentivos financieros para la adopción de prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente, suponiendo una fuente adicional de ingresos para el autónomo del campo por los créditos generados. Estos pueden variar significativamente dependiendo de diversos factores, como la oferta y la demanda en el mercado, la calidad y la cantidad de créditos generados, así como los estándares de certificación asociados, las prácticas agrícolas implementadas, el tamaño de la explotación…

No obstante, los expertos prevén que el precio de los créditos de carbono podría duplicarse e incluso triplicarse antes de concluir la presente década, a medida que vayan entrando en vigor más medidas de protección medioambientales, que hagan que las empresas más contaminantes deban pagar por estos créditos mientras transforman sus industrias a sistemas más sostenibles.

Identificar las prácticas sostenibles adecuadas es primordial para comenzar a generar créditos de carbono

Para participar en programas de créditos de carbono y aprovechar las oportunidades de generación de ingresos que ofrecen, los agricultores pueden seguir diversas estrategias:

  • Identificar las prácticas sostenibles adecuadas existentes (explicadas con detalle más abajo).
  • Seguir programas de compensación de carbono. Buscando programas de compensación de carbono que estén disponibles en su región. Estos programas pueden estar administrados por entidades públicas, organizaciones no gubernamentales, empresas privadas o asociaciones de agricultores. Es fundamental comprender los requisitos y criterios de elegibilidad de cada programa para determinar cuál es el más adecuado para la explotación.
  • Registrarse en programas de certificación y verificación. Una vez seleccionado un programa de compensación de carbono, los autónomos del campo pueden proceder a participar en procesos de auditoría para evaluar las prácticas agrícolas implementadas y medir los cambios en la cantidad de carbono almacenado en el suelo y la biomasa vegetal. La certificación y comprobación garantizan la transparencia y la credibilidad de los créditos de carbono generados.
  • Generar créditos de carbono. Una vez que las prácticas agrícolas sostenibles han sido implementadas y verificadas, los agricultores pueden comenzar a generar créditos de carbono. Esto implica registrar y documentar los cambios en la cantidad de este gas almacenado en la finca a lo largo del tiempo, así como cumplir con los requisitos de seguimiento y presentación de informes establecidos por el programa de compensación de carbono.
  • Comercializar los créditos obtenidos. Finalmente, proceder a venderlos en mercados regulados (por ejemplo, la Bolsa de Valores de Bilbao). Es importante investigar y evaluar las opciones de mercado disponibles para obtener el mejor precio por los créditos de carbono generados.

Estas prácticas pueden ser adoptadas de forma individual o entre vecinos, según las condiciones de cada explotación

La adopción de prácticas regenerativas en la agricultura juega un papel fundamental, tanto en la generación de ingresos a través de los créditos de carbono, como en la promoción de la sostenibilidad y la resiliencia en las explotaciones agrícolas. Estas prácticas se centran en restaurar y mejorar la salud de los ecosistemas agrícolas, fomentando la biodiversidad, la captura de carbono y la conservación del suelo. Las prácticas regenerativas más importantes son:

  • La rotación de pastoreo que imita los movimientos naturales de la fauna salvaje para mejorar la salud del suelo y capturar carbono.
  • La integración de árboles y arbustos en sistemas agrícolas para diversificar los cultivos y aumentar la captura de carbono.
  • La siembra de especies vegetales entre los cultivos principales para proteger el suelo, mejorar su estructura y aumentar la captura de carbono.
  • El dejar residuos orgánicos en el campo después de la cosecha para mantener el suelo cubierto, limitar la pérdida de nutrientes y aumentar la captura de carbono.
  • El empleo de compost, estiércol u otros materiales orgánicos para mejorar la calidad del suelo, aumentar su capacidad de retención de carbono y reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos.
  • La limitación de la aplicación de fertilizantes nitrogenados sintéticos para reducir las emisiones de óxido nitroso y mejorar la salud del suelo.
  • El no laboreo o mínimo laboreo. Una práctica que consiste en reducir la perturbación del suelo para mantener su estructura y aumentar la captura de carbono.
  • La minimización del uso de maquinaria y vehículos que funcionan con combustibles fósiles para reducir las emisiones de carbono en la explotación agrícola.

Estas prácticas pueden ser implementadas de manera individual o combinada entre vecinos, dependiendo de las condiciones específicas de cada explotación agrícola y los objetivos de sostenibilidad de cada agricultor.

Planificar a largo plazo y adaptarse a las condiciones cambiantes del campo dos consejos de los expertos

No obstante, según los expertos, para los autónomos del campo interesados en participar en programas de créditos de carbono y adoptar prácticas regenerativas en sus cultivos, es fundamental considerar varios aspectos durante la implementación y el seguimiento de estas acciones:

  1. Selección de las prácticas adecuadas. Es importante evaluar qué prácticas son más interesantes para la explotación agrícola específica, teniendo en cuenta factores como el tipo de suelo, el clima, los cultivos cultivados y la disponibilidad de recursos.
  2. Planificación a largo plazo. La implementación de prácticas regenerativas y la participación en programas de créditos de carbono requieren un compromiso a largo plazo. Los agricultores deben elaborar un plan detallado que incluya objetivos a corto, medio y largo plazo, así como los pasos necesarios para alcanzar esos objetivos.
  3. Monitoreo y medición. Es crucial establecer un sistema de monitoreo y medición para evaluar el impacto de las prácticas adoptadas en la captura de carbono y otros indicadores de salud del suelo. Esto puede implicar la recopilación de datos sobre la cantidad de carbono almacenado en el suelo, la actividad biológica y la calidad del agua, entre otros aspectos.
  4. Adaptabilidad y flexibilidad. Dado que las condiciones ambientales y agrícolas pueden cambiar con el tiempo, los agricultores deben estar preparados para ajustar sus prácticas según sea necesario. Esto puede implicar la adopción de nuevas técnicas o la modificación de las existentes para maximizar los beneficios ambientales y económicos.