Las dificultades que padece un sector

Lo que más dolor de cabeza le provoca a un asesor fiscal

El trabajo de un buen asesor fiscal es lograr que sus clientes tengan todos los papeles en regla. Una tarea que le exige un conocimiento y una preparación, y ante la cual tienen que enfrentarse a una serie de problemas, pues los plazos impuestos por la Administración les son muchas veces desfavorables. Además, los problemas que tiene este sector tienen una particularidad, y es que afectan en su totalidad al colectivo de autónomos.

Lo que más dolor de cabeza le provoca a un asesor fiscal

Sus problemas afectan a todos los autónomos. Los asesores fiscales tienen una particularidad en su sector y es que las dificultades a las que se enfrentan diariamente son situaciones a las que tienen que hacer frente sí o sí un trabajador autónomo, pues independientemente del sector en que realice la actividad, del tipo de trabajador por cuenta propia que sea o de los años de experiencia que se tenga, todos los trabajadores deben cumplir con los mismos trámites con la Administración.

Se trata de una serie de procesos administrativos que los asesores fiscales son expertos en cumplimentar, pues es su labor y la razón por la que le contratan sus clientes -la mayoría de ellos trabajadores autónomos-. Y durante la realización de éstas tareas tienen que enfrentarse a una serie de dificultades que, en primer lugar, les perjudica a ellos pues les entorpece y atrasa en su trabajo. En segundo lugar, les afecta a sus clientes autónomos -y por ende al resto de trabajadores por cuenta propia-. Y en tercer lugar, pero no menos importante, les vuelve a damnificar a ellos, como trabajadores autónomos que son; es como la pescadilla que se muerde la cola.

La mayoría de las situaciones de dificultad a las que tienen que enfrentarse tienen que ver con la presentación de ciertos modelos, el presidente de la Federación Española de Asociaciones Profesionales de Técnicos Tributario y Asesores Fiscales (FETTAT), Joan Torres, explica cuales son los principales problemas a los que se enfrenta diariamente un asesor fiscal:

1.- El modelo 347

La presentación del Modelo 347 ante la Agencia Tributario (AEAT) es uno de los principales problemas que tienen los asesores fiscales. Se trata de un modelo de declaración en el que se recogen las operaciones que el autónomo haya tenido con terceras personas -ya sean proveedores o clientes- y que en su conjunto superen los 3.005 euros. Normalmente y hasta este año, la fecha para presentar este modelo ha sido en febrero, pero la AEAT ha cambiado la fecha de presentado y la ha adelantado como fecha límite para 31 de enero.

Este adelante les supone una carga de trabajo, debido a que por esa fecha deben presentar otra serie de documentos. Además de que tienen muy poco tiempo para juntar y recopilar los datos. Desde FETTAT han pedido, y es un tema de debate en distintos foros fiscales- tener un mes más para asegurarse que la información sea más fidedigna.

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Imagen de Joan Torres, junto a Lorenzo Amor.

2. Domiciliación

El proceso de domiciliación es otra de las dificultades a las que tienen que hacer frente los asesores fiscales y es que tienen que presentar cinco días antes el requerimiento, lo que les supone más trabajo. Torres señala que en el país Vasco este proceso se puede realizar el mismo día de finalización del plazo, un aspecto que han pedido que aclare la Administración.

3.- El Modelo 130

Este modelo de declaración permite a los autónomos, que no realizan una retención de 70% en sus ingresos, pagar de forma trimestral un anticipo del 20% a cuenta de su declaración de la RENTA. El objetivo es que una vez realizados los cuatro pagos del modelo, el autónomo haya pagado más de lo que le corresponde por los ingresos recibidos y de esta forma la declaración le saldrá a devolver. Se trata de un 20% que les resulta injusto y que consideran que debería ser progresivo, para que la gente que no tenga niveles muy altos de ingresos pueda seguir realizando estos pagos para que le salga devolver también o a pagar menos.

4.- El modelo sancionador

Un error informativo, que puede ser por ejemplo confundir por una g o por una j, tiene un coste mínimo de unos 150 euros. El régimen sancionador de errores informático debería, según los asesores fiscales, ser más específico y flexible, porque un error mínimo no debería suponer una cuantía tan alta.