Opinión

La toma de decisiones en la multinacional España no funciona

Las decisiones que se están tomando en la multinacional España, más allá de los intereses políticos, son sustancialmente mejorables.
La toma de decisiones en la multinacional España no funciona

Siempre hemos dicho que el universo de la empresa es multifuncional y que, precisamente esa, era una de las grandes dificultades de dirigir empresas. Tener que considerar de forma permanente las múltiples variables, implicaciones y consecuencias de las decisiones que se tomen, así como de la implantación de las mismas.

También es ampliamente aceptado, y además discutido en todos los seminarios de management, que la peor decisión es la que no se toma o se toma tarde, y añadiría o se implanta en diferido, o se quiere implantar, pero un porcentaje de los empleados no lo acepta y lo incumple o pasa olímpicamente de ella.

Partiendo de estas premisas, si hacemos un zoom sobre cómo se están tomando las decisiones más allá de los intereses políticos, en la multinacional España nos encontramos que la toma de decisiones, desde la visión técnica, es sustancialmente mejorable.

Lo primero que nos encontramos es que las decisiones se están tomando tarde de forma general. Incluso teniendo la referencia de otros países, de lo que en la empresa podemos considerar nuestros competidores y si no que se lo digan al sector del Turismo, que no se nos puede olvidar que representa más del 12% del PIB de nuestro país. Además, por mucho que se diga por parte de algunos directivos de la multinacional España que lo que hay que hacer es reducir el peso del sector en contribución a nuestro PIB, porque no podemos depender tanto de él, la realidad es que es fácil decirlo, pero su reemplazo no es fácil, ni muchísimo menos rápido, así que de momento hay que sacarlo adelante como sea y en paralelo elaborar un plan para su recambio.

El resultado de las decisiones tardías es que otros países nos han tomado la delantera, y nos han ganado una competición que tenían perdida desde hacía muchos años con nosotros. Recuperarlo será muy costoso.

En el por qué se ha producido todo este problema hay varias razones, pero todo ha tenido relación con la toma de decisiones. Lo primero es que no puedes dejar decisiones estratégicas, y menos del calado de la que hablamos en manos de las subsidiarias comunidades autónomas y marcharte de vacaciones en plena crisis sanitaria y económica.

Se imagina alguien que, pongamos un ejemplo, el BBVA, primero permite que los directivos cada país en los que están presentes, véase México, USA, Argentina, Turquía, etc., toman de forma independiente y pensando sólo en su mercado decisiones estratégicas que pudieran afectar al conjunto de la multinacional, y además, la cúpula directiva del Banco se marcha de vacaciones en plena crisis del tipo que sea.

Lo que es seguro es que si los accionistas se enteran de eso, con toda seguridad venderán sus acciones a toda velocidad y para evitar una debacle de ese tipo, el Consejo de Administración en el que están representados todos los accionistas, es decir, los ciudadanos, tomaría acciones inmediatas, expulsando a todo el equipo directivo y reemplazándolo por un equipo de personas con los conocimientos técnicos necesarios para superar el corto plazo. Mientras, empezarían a buscar un reemplazo de garantías para que una vez superado el corto plazo, se empiece un proceso en el que las decisiones que tomen, afecten a un mix de corto y largo plazo.

Por otro lado, hemos anticipado que lo que no es nunca aconsejable es comunicar decisiones tomadas indicando que se pondrán en funcionamiento en un cierto periodo de tiempo, en este caso en unos días, salvo que no se esté seguro de las implicaciones que tiene la implantación de las decisiones que se toma y se pretende que los que están en la parte táctica de la empresa digan algo, es decir, en nuestro casos los afectados, a ver que les parece.

Esto sólo demuestra un enorme nivel de inseguridad por parte del que toma la decisión y por lo tanto demuestra que no está capacitado para dirigir esa empresa.

En definitiva, nos encontramos en una situación muy complicada, donde se mezclan dos crisis la sanitaria y la económica, y donde las decisiones que pueden ayudar a superar una pueden agravar la otra. Todo eso es cierto, pero para que se paga a los directivos en cualquier empresa, para que calienten sillones, se dediquen a viajar sin sentido, se vayan de vacaciones en los momentos duros, etc.

La respuesta es NO, se les paga para que tomen esas decisiones en tiempo y forma, apoyándose en los expertos de verdad en aquellos temas en los que no están especialmente formados o son conocedores y formando un equipo absolutamente integrado de plena confianza en la que todos miren y actúen en base al bien general y no a sus intereses particulares, ya sean personales o regionales.