Opinión

El taxi de Madrid, mejor que nunca

La rentabilidad del taxi en Madrid sigue creciendo, con facturaciones medias de unos 7.000 euros al mes. Sin embargo, el coste de los seguros y los vehículos son los principales escollos para los autónomos en 2024.
El taxi de Madrid, mejor que nunca

Pasaron los malos tiempos de la incertidumbre sobre el futuro del taxi de Madrid. La mejora y estabilidad que proporciona el último reglamento aprobado por la Comunidad de Madrid, junto las disposiciones municipales habidas en su desarrollo y el cierre de la normativa sobre los VTC, despejan las dudas acerca de los aspectos que más inquietud producían en los taxistas madrileños.

Siempre habrá focos de tensión en el sector, pero el ordenamiento del sector en su conjunto y en general y la viabilidad económica han alcanzado una estabilidad desconocida en la última década.

Dicha incertidumbre queda atrás en relación con los temas más controvertidos, como el reparto de cuotas de mercado entre los taxis y los vehículos de alquiler con conductor (VTC); las disputas por el mercado de reservas con las plataformas digitales como Uber, Cabify o Bolt, e incluso Freenow -únicamente abierta a colaboradores taxistas-, y el papel de las radioemisoras tradicionales de taxistas; así como los coletazos de la crisis derivada de la gestión económica de los confinamientos ilegales amparados en la pandemia. Y, además, sobre la irrupción de las modalidades de movilidad compartida.

Las noticias sobre el reciente proyecto de ley de movilidad sostenible, sin apenas variaciones sobre el que quedo a las puertas de la aprobación en la pasada legislatura, también son halagüeñas para los taxistas, que ven reforzado su papel en las ciudades junto con el resto de los transportes urbanos.

La rentabilidad sigue creciendo para los autónomos del taxi en Madrid

Hasta nuevo aviso parece que todo está en orden dentro del caos, y que, en la parte económica, la rentabilidad del negocio del taxi se incrementa mes a mes.

Así lo refleja un indicador bastante fiable como es el valor medio de la transmisión de licencias en el mercado secundario, que se incrementó en torno a un 22,6% durante 2023, y que se sitúa a finales de enero de 2024 en aproximadamente 145.000 euros, con ligeras oscilaciones según el día de libranza que corresponda a la misma, según datos obtenidos de los principales operadores especializados de la capital.

Las recaudaciones medias de los taxistas así lo respaldan, girando sobre los 6.540 y 8.210 euros de media al mes para vehículos explotados por un único chófer -normalmente el titular-, incrementándose invariablemente si los servicios se prestan a doble turno. Esta magnitud siempre es una medida más heterogénea, sin perjuicio de que existe una media de “suelo” de 71.200 euros anuales y “techos” de hasta 90.800 euros de facturación, quedando siempre en la parte alta de la tabla aquellos titulares de licencia que hacen uso intensivo de las plataformas digitales, frente a aquellos que realizan una actividad menos dinámica sobre la demanda.

El uso de plataformas digitales aumenta así la productividad de los taxistas en más de un tercio de su facturación al incrementar su tasa de ocupación efectiva (Kms en carga) que venía siendo tradicionalmente menor al 45% del tiempo de trabajo, acercándola más al 62% para aquellos que se alían con la tecnología de manera más intensa.

Es principalmente ese punto, el de la demanda, el que más se ha incrementado, considerando que existe una media del 21% de los servicios que se quedan sin prestar - con lógicas oscilaciones entre periodos valle donde oferta y demanda se ajustan mejor y periodos punta donde el desabastecimiento es notable-, debido a la escasa capacidad de la flota total que alcanzaba 15.418 taxis a finales de enero de 2024 (de los que tan solo están disponibles diariamente una media de 10.533), prácticamente invariable desde 1980 en nuestra Comunidad, pese al incremento de población, turismo, eventos y movilidad de las últimas décadas.

Apartado especial necesitaría el servicio de taxis adaptados, cuya flota se ha reducido casi en un 50% (estando disponibles menos de 450 vehículos), prestándose de modo deficiente o paco adecuado (“próximo al colapso”, según fuentes como el CERMI). Esto se agrava, por ser sus usuarios personas discapacitadas que precisan estos servicios de una manera mucho más esencial, dada su falta de alternativas en la movilidad puerta a puerta o de última milla.

Podemos concluir claramente que la oferta actual es insuficiente y que las medidas legales que protegen al servicio de taxi ante el crecimiento de la flota para dar una adecuada prestación al usuario, ejerciendo de barrera, garantizan unas rentas relevantes a los titulares de licencias.

Además, las aceleradas políticas de restricciones al tráfico para los vehículos particulares y otras ineficiencias de los transportes colectivos -agudizadas en los periodos nocturnos- , multiplican esta demanda general dentro de las zonas afectadas por aquellas, como el cinturón de la M-30, donde se prestan, prácticamente, el 50% de los servicios de taxi de nuestra región, que llegan al 90% de la M-40. Es decir, la agenda verde también proporciona una proyección positiva para los titulares de licencias.

Las revisiones tarifarias al alza, tras un periodo de práctica congelación, y cierta ampliación regulatoria de los horarios para la prestación de los servicios, también apoyan esta situación de crecimiento económico del taxi. Este panorama propicio para los taxistas autónomos -que suponen en torno al 98% del total-, se complementa por la parte de los gastos, con una fiscalidad sobre la actividad prácticamente congelada por el sistema de estimación objetiva del IVA y del IRPF (comúnmente denominados “módulos”) y unos consumos de carburantes estables o en descenso por la eficiencia de motores híbridos y el incipiente uso de eléctricos, descontadas alzas puntuales como las acontecidas tras el último pico inflacionista, pretextado por el conflicto ucraniano.

El precio de los seguros es el principal problema para los taxistas este año

No obstante, no todo son luces, habiéndose generado algunas zonas de penumbra en los altos precios de adquisición de nuevos vehículos, si bien las líneas de ayudas son constantes y crecientes, y, los costes de los seguros, que en muchos casos superan los 3.000 euros anuales por póliza, así como un incremento de los costes sociales, de los que el sector no se puede zafar; si bien existen reducciones y bonificaciones, únicamente destinadas a quienes se incorporan de nuevo al mercado laboral o autónomos, aunque no inciden prácticamente en las cifras macro del sector.

Este es, precisamente, otro de los problemas que se enquistan, el de la incorporación de conductores, puesto que, como tantas otras actividades que exigen cierto desempeño está sufriendo una carestía de candidatos que no está siendo resuelta ni por el mercado ni por las autoridades competentes, principalmente estatales. No es tanto un problema de salarios, que también, sino aspectos sociológicos que afectan en general a todas las modalidades de transporte. No existen datos fiables sobre la demanda de trabajo insatisfecha, pero todo indica que supera el 25% de las ofertas mensuales. Es un asunto importante y de difícil solución regional, porque la reducción de conductores disponibles afecta a la cantidad de oferta y por tanto ejerce mayor tensión sobre el servicio que presenta ineficiencias que, de no resolverse, cristalizan en una inadecuada prestación a los usuarios del mismo.

Sea como fuere, el negocio de la movilidad en taxi se ha incrementado de tal modo, unido a la aún escasa flexibilidad en su regulación, que comienza a atraer a inversores que colocan sus fondos en este servicio, no exento por tanto de cierto riesgo de burbujas, como ya se padecieron en épocas anteriores, si bien en la actualidad no asistimos a escenarios críticos, que podrían darse de no solventarse la infra oferta antes expuesta. En este aspecto la liquidez de disponibilidad que ofrece la más dinámica modalidad de las VTC ayuda a templar estas tensiones, si bien comparten con los taxistas varios de los problemas expuestos. Muchos ven en el taxi rendimientos económicos que no ofrece ni el sistema financiero ni otras inversiones de bajo riesgo, de modo que existe un vector de atracción importante para el dinero ocioso.

Las expectativas de Madrid como región y la estabilidad económica y política que aquí se mantienen, pese al contexto nacional, nos permiten abandonar mensajes apocalípticos del pasado reciente y afrontar la actividad del servicio de taxi con esperanza. Por supuesto, que nada es para siempre, y, menos en este mundo tan cambiante; pero actualmente el taxi es un distribuidor de rentas potente. Si acudimos a un período histórico más amplio, como, por ejemplo, los últimos 40 años podemos observar que el rendimiento de sus inversiones, por ejemplo, ha duplicado con creces los beneficios del IBEX35.

Es razonable que esta prosperidad, compartida con el devenir de la región, se traslade al mercado ofreciendo más profesionalidad y una mayor competitividad, así como que redunde en una mejor experiencia de uso a los pasajeros, y, como dijo Raymond Kroc, artífice del imperio de McDonald's, “Si sólo trabajas por dinero, nunca lo conseguirás, pero si amas lo que haces y siempre pones primero al cliente, el éxito será tuyo”. En resumen, confiamos en que se mantenga este éxito del taxi madrileño y que, aunque muchos prefieran mantenerlo en un relato más sombrío, los datos objetivos sigan destacando que los taxistas en Madrid siguen teniendo un gran futuro.