Opinión

¡A ver si nos entendemos de una vez!

Las gasolineras desatendidas argumentan que quieren contribuir al sector para hacerlo transparente y competitivo, y que el consumidor se beneficie de una bajada de precios. Ahora bien, ¿qué se esconde detrás de estos negocios que, en su mayoría, dependen de empresas franquiciadoras? 

¡A ver si nos entendemos de una vez!

Las gasolineras desatendidas, a través de la asociación que las representa, no paran de hacernos ver la bondad de su actuación. Nos cuentan, y nunca mejor dicho, que han llegado a nuestro sector para hacerlo transparente y competitivo, para que de una vez bajen los precios y, por fin, el sufrido consumidor pueda vivir feliz. Hasta han llegado a explicar los puestos de trabajo que son capaces de crear en instalaciones sin trabajadores. Muy loable y entendible el intento.

Lo que no han contado es que las gasolineras desatendidas son un estupendo negocio, normalmente ofrecido por empresas franquiciadoras, en el que, a cambio de una pequeña inversión, por supuesto mucho menor de la que se viene realizando para instalar una gasolinera tradicional con todas las garantías, ofrecen a sus futuros franquiciados un panorama idílico de beneficios sin precedentes en el sector y una amortización de su inversión en un tiempo récord.

¿Como es posible? Muy fácil, en sus folletos publicitarios lo explican perfectamente, al no tener personal no tienen que soportar los costes salariales de un trabajador, lo que les permite hacer una rebaja en el precio. Lógicamente, la franquiciadora cobra a cada franquiciado por la gestión de compra, por la atención telefónica centralizada en algún lugar de España o de cualquier otro país y por la instalación llave en mano de la gasolinera. Buen negocio.

No estamos en contra de la competencia en el sector, estamos acostumbrados desde hace ya bastantes años a ella. Nos gustan los precios bajos, se vende más y, aunque parezca extraño, cuando estamos en un panorama de precios bajos nos suelen salir mejor las cuentas. Pero lo que no podemos permitir es que se trate de engatusar a los ciudadanos con planteamientos 'buenistas', que de una manera sorprendente son seguidos por algunos organismos institucionales.

Estas instalaciones están en la parte baja de los listados de precios que obligatoriamente tenemos que comunicar diariamente al Ministerio de Energía. Como es lógico, no suelen ser las más baratas, los hipermercados suelen tener políticas comerciales todavía más agresivas ya que combinan ofertas con sus tiendas, pero lo más importante es preguntarnos realmente si sabemos lo que estamos pagando y lo que significa hacerlo.

Un ciudadano español que tenga coche hace de media 8.000 km al año. Suponiendo que la media de consumo de los coches esté en 7-8 litros a los 100 km, consumirá al final del año entre 560 y 640 litros, pongamos 600 litros. Supongamos que, con este tipo de instalaciones sin trabajadores, se consigue un ahorro de 7 céntimos por litro, habríamos conseguido un ahorro anual de 42 euros, 3,5 euros al mes, no es que sea desdeñable cualquier tipo de ahorro, pero ¿3,5 euros por mes nos va a cambiar nuestro panorama económico?

Vamos a ver ahora qué obtenemos a cambio de ese ahorro:

  •  Nula contratación de trabajadores y pérdida de los puestos de trabajo actuales. Entre el 1 de enero de 2012 y el 1 de enero de 2017 el número de gasolineras (código 4730 de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas, CNAE-2009) sin asalariados pasó de 1.798 a 2.416, experimentando un crecimiento a lo largo de esos cinco años de 618 puntos de venta (+34,4%). En ese mismo periodo de tiempo el número de trabajadores en este segmento de actividad cayó desde los 62.100 a los 52.000. O lo que es lo mismo, se destruyeron 10.100 empleos en cinco años.
  • Pérdida de derechos de los consumidores y de las personas con capacidades diferentes, puesto que al no haber nadie en la instalación hay preceptos legales que no se cumplen. 
  • Pérdida de seguridad medioambiental al no poder hacer frente inmediatamente a cualquier tipo de incidente como un derrame o una contaminación, fortuita o no, e incumplimiento de la normativa de tratamiento de residuos peligrosos.
  • Pérdida de seguridad vial al no cumplirse con la normativa internacional ADR de transporte de mercancías peligrosas. Es ilegal transportar gasolina en un coche porque es muy peligroso, pero no estamos seguros de que sin personal se vaya a evitar y un coche con 70 litros de gasolina en el maletero es una bomba con ruedas.
  • Pérdida de seguridad en las instalaciones y para las personas en general, ¿cómo se va a impedir que se reposte fumando o con el motor en marcha sin personal en la instalación?, o ¿cómo o se va a responder a un incidente que necesite el uso de un extintor si no hay ningún trabajador formado para utilizarlo?

En fin, no es un capricho el tener personal, debidamente formado, en las instalaciones, es más bien una necesidad. No vamos contra ningún empresario del sector simplemente creemos en un tipo de sociedad y en el respeto a unos valores y normas que tienen que estar por encima de los beneficios económicos.