Ya son el 90% de la profesión

Los diez problemas de los fotógrafos que son autónomos

A pesar de que alrededor del 90% de los fotógrafos son trabajadores autónomos, éstos ni si quiera llegan a tener un epígrafe propio en el Impuesto de Actividades Económicas. Una pequeña muestra del olvido que se tiene hacia una actividad, en la que los profesionales sienten que no se les reconoce "ni a nivel cultural, ni educacional, ni en Hacienda, ni de Trabajo". Según el presidente de la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y TV “somos una plantilla de encubiertos”.

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Los diez problemas de los fotógrafos que son autónomos

Las fotografías están viviendo a día de hoy su momento de gloria. Llenan las portadas de los periódicos, los huecos de Instagram… e incluso son capaces de llegar a todo el mundo a través de infinitas cadenas de WhatsApp. Pero los profesionales que se ganan la vida con esta actividad, dejando constancia -a veces en condiciones muy duras- de la devastación que provocan las lluvias, el apretón de manos entre dos políticos, la imagen trágica de un drama urbano o la sonrisa de un famoso en la alfombra roja, están viviendo todo lo contrario. Los fotógrafos son en su mayoría autónomos -entre el 90% y el 95% trabaja por cuenta propia- y la realidad que padecen les está obligando a replantearse cuál será el futuro de su profesión.

Desde la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y TV y su presidente, Víctor Lerena, lo tienen claro: hace falta regulación. “Lo primero que tiene que haber es una formación profesional específica de nuestro sector, y luego una regulación de la profesión, tanto con Hacienda, como con el Ministerio de Trabajo, para que nuestra actividad esté reconocida”.

La regulación de la profesión es uno de los principales retos que tienen por delante los profesionales gráficos. Ésta meta, les ayudará de profesionalizar su actividad, a luchar contra el intrusismo y mejorar, en definitiva, su actividad. Víctor Lerena, resumen en diez puntos los principales problemas de los fotógrafos autónomos:

1.- Una profesión mal pagada

Los ingresos que tienen los trabajadores gráficos por cuenta propia son muy bajos. Según reconoce Lerena, “los que llevamos un tiempo y tenemos asiduidad con los medios de comunicación, conseguimos tener un sueldo decente. Además a los veteranos se nos respeta y trabajamos sólo por la mañana o por las tardes, siempre con excepciones. Pero la gente joven y la que está entrando no tiene horarios, trabajan una o dos veces por semana, y no trabajan en buenas condiciones, les hacen hacer fotos, vídeos e, incluso, escribir el texto. En estas condiciones una persona no se puede mantener”.

La diferencia de ingresos entre un fotógrafo autónomo novato y otro veterano puede ser muy alta: entre 600 euros y 900 euros para el nuevo, y de 2.000 euros a 3.500 euros para el más experimentado. El sueldo de un fotógrafo asalariado de igual nivel duplica siempre al de un autónomo, dice Lerena. Pero “en la asociación tenemos casos de gente que lleva entre siete u ocho años de profesión y continua facturando entre 200 euros y 650 euros como mucho”.

2.- No hay una profesionalización

La Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y TV se encuentra ahora mismo en negociaciones con el Ministerio de Educación para conseguir una formación reglada de su actividad. “Nosotros no pedimos una titulación para poder acceder a nuestra profesional, pero sí que la persona demuestre que trabaja de esto, que es un profesional, que ha estudiado -la mayoría ha hecho Bella Artes-, o que se ha formado a la tutela de un veterano. Creo que en siglo en el que estamos debería haber una carrera de fotoperiodismo o de periodismo multimedia para que las nuevas generaciones tengan una base. Y que esto sea también una salida para todos los fotógrafos mayores”.

3.- No está regulada

En la actualidad los profesionales autónomos de la fotografía no tienen un epígrafe en el Impuesto de Actividades Económicas. Tampoco cuentan con una legislación, ni un colegio de profesionales. Esto se convierte en un verdadero problema en el día a día, pues no tienen forma de justificar su presencia. Víctor Lerena cuenta que en los Movimientos del 15 M “mucha gente se camuflaba como fotógrafo. Y cuando el policía estaba de espaldas le tiraba piedras y de frente le decía que era fotoperiodista. Los fotógrafos no teníamos forma de identificarnos, porque tampoco tenemos un carné profesional o de alguna asociación”.

Desde la asociación que preside Víctor Lerena han intentado corregir esta situación de desamparo, pero no han tenido éxito. La idea de crear un carné profesional les gusta porque es algo que se hace en Francia, Alemania, Estados Unidos…En estos países “hay una asociación profesional respaldada por el Gobierno de turno que acredita que eres un profesional de la fotografía”. Afirma que ésta idea ha sido siempre denegada por la Secretaría de Estado de Comunicación en cualquiera de los mandatos, ya que en su momento fue una propuesta de Manuel Fraga “y que va a quitar muchos votos al partido que la ponga en marcha, por considerarla una medida franquista” apunta el presidente de la Asociación. 

4.- Son una plantilla encubierta de autónomos

Según afirma Víctor Lerena la mayoría de los fotógrafos que trabajan en prensa son falsos autónomos. “Hay compañeros que son autónomos, que trabajan para El País, con un horario fijo y haciendo un número específico de temas… Como si fuera un fotógrafo en plantilla. Pero no lo son, y si por cualquier cosa, no pueden ir a trabajar, ese día el fotógrafo autónomo no cobra. Tenemos los mismos horarios, tenemos las mismas obligaciones, pero no tenemos los mismos privilegios, ni derechos”. Esta forma de trabajar asegura Lerena pasa en todos los medios de comunicación y va a ir a más “porque les sale más barato. Nos llaman colaboradores, pero somos completamente falsos autónomos, somos una plantilla encubierta”.

5.- No les merece la pena denunciar por derechos de autor

Las fotografías que son utilizadas sin su permiso son muy difíciles de reclamar. Por un lado, según explica el presidente de la Asociación, está el hecho de que sólo los fotógrafos que se dedican a la moda o a las artes tienen derecho a registrar sus imágenes. El resto de material gráfico que producen los profesionales es "simplemente una mera obra fotográfica, prácticamente como si fuera anónima. Cuando terceros la utilizan y la queremos reclamar, la Justicia nos perjudica haciendo que nos sea imposible poder denunciar y reclamar la autoría de la imagen, ya que para ir a juicio necesitas 2.000 euros. Además de que tienes que perder días de trabajo, y día que no trabajas, día que no cobras”.

6.- Intrusismo

Que gente que no es fotógrafa se haga pasar por profesional gráfico para acceder a lugares como el burladero en una plaza de toros, las bandas de un campo de fútbol o a la alfombra roja de una gala es un problema que viene afectando y perjudicando a la profesión desde “que salieron las cámaras digitales. Y es que cualquier persona ahora es fotógrafo” asevera Víctor Lerena. Según dice, ya no quedan “fotógrafos taurinos. Y con el fútbol ha estado a punto de pasar lo mismo, pero ahora la Liga Profesional de Fútbol ha obligado a los fotógrafos a certificar que eres un profesional, que pagas unos impuestos y que te respalda un medio de comunicación”.

7.- Republicaciones

Cuando los periódicos deciden hacer republicaciones de sus ediciones, los fotógrafos de plantilla lo cobran, los fotógrafos colaboradores o autónomos no “porque trabajas por ese día y cobras por la entrega de ese material. Si se vuelve a publicar, no percibes nada”.

8.- Una profesión divida en dos 

A la hora de afrontar los grandes retos del sector, la profesión está dividida. Según explica Víctor Lerena, “hay dos grupos: uno dónde está la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), en la que creemos en el libre mercado y en que no debe haber tarifas. Y luego está el Foro de Organizaciones de Periodistas (FOP), dónde están los sindicatos y diferentes colegios de periodistas, que están a favor de una regulación para que los técnicos de sonido tengan un sueldo, los de iluminación tenga otro, los fotógrafos otro y los redactores otro”.

9.- Descontrol de los gabinetes de prensa

Los gabinetes de prensa prefieren contratar a influencers o instagramers para que vayan a sus eventos, una práctica que va en detrimento tanto de fotógrafos como de periodistas, ya que prefieren que “vaya una persona que tenga una cuenta con muchos seguidores, a que vayan profesionales que verdaderamente se están currando una profesión. Es un desprestigio total”.

10.- Fotógrafos de guerra

Todos estos problemas se agravan, detalla Lerena, cuando el profesional autónomo se dedica al fotoperiodismo de guerra. Y pone de ejemplo al fotoperiodista Ricardo Garíca Vilanova, "al que secuestraron. Y, cuando volvió, no tenía ni su equipo para trabajar, le habían embargado la casa y, como había estado secuestrado, cierto de medio de comunicación le negó pagarle por los días que no había mandado fotos".