Los errores que jamás debe cometer un emprendedor de turismo
La falta de conocimiento del sector, el exceso de optimismo y el nulo enfoque a la demanda, poca anticipación a los riesgos del mercado, el exceso de complejidad de la innovación y la mala gestión de los Recursos Humanos son los errores más comunes de los emprendedores del sector turístico, según un informe elaborado por la doctora Isabel Rodríguez y el profesor Allan Williams, de la Universidad de Surrey.
La innovación parece un camino glamuroso para alcanzar el éxito. Sin embargo, la cruda realidad es que una gran parte de los emprendedores que tratan de descubrir nuevas rutas en su negocio acaban fracasando. Esto se debe a errores comunes que los autónomos cometen a la hora de innovar y que, inexorablemente, desembocan en sumas desproporcionadas de dinero malgastadas.
El sector del turismo español es uno de los que más pretende innovar para adecuarse a las oleadas de turistas que llegan cada verano. Este sector tampoco se salva de cometer los errores que perpetran las demás áreas de actividad. La falta de suficiente conocimiento del sector, el exceso de optimismo y el nulo enfoque a la demanda, poca anticipación a los riesgos del mercado, el exceso de complejidad de la innovación y la mala gestión de los Recursos Humanos son los errores más comunes de los emprendedores del sector turístico.
Así se desprende de las conclusiones de la investigación 'El proceso de la innovación de los emprendedores turísticos: diferencias entre apoyo institucional en España y el Reino Unido', elaborado por la doctora Isabel Rodríguez y el profesor Allan Williams.
En una reciente entrevista, concedida por Isabel Rodríguez a Segittur, la doctora subrayaba que “los emprendedores contribuyen a la economía turística generando riqueza a partir de la generación de empleo y de su contribución fiscal”. Además, recalcaba que con sus nuevas propuestas de negocio y sus nuevos productos y servicios contribuyen al “dinamismo y competitividad del mercado” pudiendo generar la aparición de nuevos mercados y nuevas formas de consumo turístico que, a su vez, conllevan cambios en la sociedad.
Falta de conocimiento
A diferencia de lo que muchos emprendedores suelen pensar, el turismo es un sector complejo y con diversos mercados. Rodríguez recuerda que es una industria que puede llegar a ser excesivamente tradicional. De hecho, los autores ilustran este tradicionalismo con el ejemplo de los hoteles que solo permiten entrar de etiqueta en sus restaurantes. “Es un sector con poco apetito por la innovación, señala.
Esto, sin duda, es una puerta abierta para los emprendedores que quieran diferenciarse de los empresarios tradicionales. Romper con los cánones establecidos por los sectores más conservadores de la industria puede atraer a un gran número de clientes con unas necesidades determinadas que el turismo actual no puede satisfacer.
Exceso de optimismo y nulo enfoque a la demanda
Los autónomos diseñan planes de innovación para generar una imagen de marca. Sin embargo, estos planes no siempre abordan una necesidad real o importante de los consumidores.
La investigación pone de manifiesto que, por lo general, los emprendedores tienen una visión excesivamente optimista. Tienden a creer que sus innovaciones serán una fuente de beneficios y se podrán introducir sencillamente en el mercado. Esta visión rara vez tiene que ver con la demanda real de los clientes: “Los innovadores descubren tarde que el valor de su innovación es nulo porque soluciona un problema que el cliente nunca tuvo”.
Falta de anticipación al mercado
Los autores de la investigación señalan que los emprendedores del sector turístico no suelen darle la suficiente importancia a los riesgos de este mercado. Esto les lleva a ser desmedidamente arriesgados a la hora de innovar en servicios para los que el consumidor no está especialmente abierto al cambio.
Los clientes tienen miedo a la renovación de ciertos aspectos que les resultan cómodos, sobre todo para los segmentos de población menos jóvenes adaptados a un método de consumo que les resulta satisfactorio y les hace ser reticentes al cambio. Por lo que para que una innovación sea fructuosa debe adaptarse a un timing correcto, debe analizar bien los riesgos del mercado y conllevar un esfuerzo asumible que no canibalice con otras áreas del negocio.
Exceso de complejidad
Muchos autónomos asocian los términos complejidad e innovación con valor. Enfocan tanto sus esfuerzos en crear algo inusual que pierden el foco del verdadero problema que quieren solucionar.
“Esto ocurre especialmente en innovaciones tecnológicas en las que el emprendedor puede dejarse llevar por el atractivo de añadir funcionalidades interesantes en un intento de crear el producto perfecto”, señalan los autores. “El producto podría ser perfecto. Sin embargo, también podría ser tan complejo y con características tan innecesarias que no atienda las necesidades de los clientes”, concluyen.
Mala gestión de los recursos humanos
Es importante gestionar adecuadamente el talento del negocio. Según el estudio, los emprendedores de este sector suelen sobredimensionar la plantilla reclutando un exceso de trabajadores. En ocasiones, ni siquiera atienden a las necesidades del negocio y contratan personal para áreas que no lo requieren, desatendiendo a las que si demandan un aumento de empleados.
Horizonte 2020
'El proceso de la innovación de los emprendedores turísticos: diferencias entre apoyo institucional en España y el Reino Unido' es el primer proyecto del sector turismo en recibir financiación del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión.
Horizonte 2020 se considera el programa más ambicioso puesto en marcha por la Unión Europea (UE) y “se espera que dé lugar a más avances, descubrimientos y primicias a nivel mundial, convirtiendo las grandes ideas surgidas de los laboratorios en productos de mercado”, señala Segittur, una de las empresas que apoya el proyecto. Horizonte 2020 cuenta con el respaldo político de los dirigentes de la Unión y los miembros del Parlamento Europeo.