Se plantean dejar de plantar en sus tierras

Los agricultores mayores de 60 años aseguran que nunca han vivido una crisis tan grave como la actual

La subida de los costes energéticos, los efectos de la última sequía y los bajos precios de sus productos lleva a muchos agricultores y ganaderos a cuestionarse la continuidad de su actividad. Los mayores de 60 años aseguran no haber vivido nunca una crisis como esta.

Gran crisis en el sector de la agricultura y ganadería.
Gran crisis en el sector de la agricultura y ganadería.
Los agricultores mayores de 60 años aseguran que nunca han vivido una crisis tan grave como la actual

“Cómo dijo Miguel Delibes, la sombra del ciprés es alargada”, parafraseaba José Manuel De Las Heras Cabañas, un agricultor y vinicultor que ha dedicado toda su vida al campo. Con más de 60 años, este autónomo nunca imaginó que iba a afrontar una pandemia, el preludio de una posible guerra mundial o una crisis energética que afecta a todo el tejido productivo. Tanto él como sus compañeros aseguran que el mundo rural está viviendo una tormenta perfecta en la que los altos costes fijos de su actividad pueden afectar directamente al cierre masivo de granjas y explotaciones agrarias. Continuidad de un sector – tanto ganaderos como agricultores –  que de verse interrumpida, podría provocar un desabastecimiento y crisis estructural en todo el país. 

“No vivido algo así en mi vida y tengo 60 años. Ni siquiera durante la pandemia”, aseguró José Manuel De Las Heras Cabañas. “Los gastos para producir y sembrar en nuestros campos ya estaban por la nubes antes de la guerra de Ucrania. En el caso de los fertilizantes y la industria química - por citar uno de tantos – los costes han aumentado en un  200%, llegando hasta el 300% en el caso de los nitrogenados”, añadió el agricultor. “El aumento de la luz, carburantes y energía en su conjunto dificulta las siembras. Nunca lo habíamos vivido así. Nunca en mi vida me he tenido que plantear si sembrar o no”, afirmó De las Heras “En el caso de la remolacha, los agricultores preferimos no plantarla porque su precio se ha mantenido pero sus costes de producción se han disparado. En el caso de la patata– aunque hayan subido los contratos de compra de este producto – no somos capaces de afrontar sus gastos”, sopesó el agricultor. “No es sólo una guerra. Hay que sumarle los impuestos, las cotizaciones a la Seguridad Social, los trabajadores y lo más importante para nuestra actividad: el agua. Tenemos una escasez hidrológica sin precedentes. No sabemos si tendremos agua para cerrar el ciclo de nuestras siembras. La incertidumbre está acabando con nosotros”, lamentó De las Heras.

“¿De qué nos sirven rebajas fiscales si no podemos pagar los impuestos por las perdidas?”

La difícil situación del campo, lejos de mejorar, sigue asfixiando a los autónomos dedicados al mundo rural. Por ello, desde hace más de un año, este sector estratégico ha planteado distintas movilizaciones que se irán intensificando a lo largo de las próximas semanas por todo el territorio español.  Asociaciones, plataformas y colectivos ligados a la agricultura o ganadería han confirmado a este medio movilizaciones como las del pasado 15 de marzo por parte de Unión de Uniones. 

A los problemas de incremento de los costes de producción que arrastra el sector del campo desde hace meses, se ha unido ahora la falta de lluvia en España. La sequía ha comprometido el funcionamiento de cientos de miles de explotaciones agrarias y ganaderas. Ante las protestas del sector y para intentar paliar los daños, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto-ley de medidas urgentes para ayudar a los autónomos del sector de la agricultura y ganadería. Éste incluye aplazamientos en el pago de la cuota a la Seguridad Social y una reducción del 20% en el IRPF para los trabajadores por cuenta propia del campo que estén en módulos.

“Obviamente está muy bien que existan rebajas de este tipo. Pero, ¿de qué nos sirven esas medidas fiscales si no podemos pagar los impuestos por las perdidas? La medida no es negativa, pero tendrían que ponerse en marcha reservas de emergencia para que no se produzca un desabastecimiento del mercado”, añadió el agricultor. “Esto es pan para hoy y hambre para mañana. Los políticos deben sentarse y buscar una solución inmediata”, enfatizó.

“El otro día  hablaba con mi gente y nos parece increíble que nos traten así. El sector primario estuvo al pie del cañón en los peores momentos de la pandemia y demostramos que a la población no le iba a faltar de nada. Sin embargo por aquel entonces los costes de producción eran normales. Con miedo a la escasez, al  precio del combustible, a los impuestos, a las normas medioambientales ¿Cómo no nos vamos a plantear no detener nuestra actividad? La falta de normas ante este tipo de situaciones es preocupante”, concluyó el autónomo. Situación ligada a otros muchos sectores como es el transporte. Ambos colectivos han hablado con este medio y prevén movilizaciones o paros técnicos de su actividad por la inviabilidad de la misma. La crispación  está en aumento, estamos ante un momento muy delicado para todo el tejido productivo.

Asimismo, desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos  (UPA) aseguran que "los agricultores y ganaderos no tienen capacidad para marcar el precio de sus productos. La guerra está provocando una subida brutal de los costes de producción que los agricultores y ganaderos sufren especialmente. También se ha producido la pérdida de las importaciones de maíz y girasol de Ucrania, lo que genera miedo e incertidumbre ante la posible escasez de esos productos. Esperemos que no haya desabastecimiento, ya se están buscando orígenes alternativos. Pedimos un plan de contingencia e ir afrontando esta situación tan compleja para que los agricultores y ganaderos puedan seguir produciendo en este contexto tan complejo". 

Los ganaderos del sector lácteo son los grandes perjudicados

Un ejemplo claro de la inflación es la leche. Producir un litro de leche en España les cuesta a los ganaderos una media de 38 céntimos por litro. Sin embargo, actualmente se les está pagando 34 céntimos por litro cuando la venta al público ronda los 80 céntimos de media. Con estos datos, distintas asociaciones de ganaderos aseguran que cada día cierran entre 2 y 3 explotaciones lácteas en nuestro país que provocó el cierre de unas 600 granjas anuales en los últimos seis años.

 “A finales de diciembre del año pasado, experimentamos un incremento de 20 euros por tonelada en la compra de piensos para nuestro ganado. La luz sigue subiendo, el gasóleo está alcanzando picos históricos, pero la leche no se mueve”, comentó Adoración Martín, ganadera del sector lácteo. “En España, por cada 25 vacas se genera un puesto de trabajo indirecto. El ministerio debe replantearse que nuestro papel es fundamental para la economía y no dejar que, por ejemplo, el precio del agua se eleve un 30%. Si en un supermercado cuesta 80 céntimos el litro de leche ¿Cómo podemos estar cobrando menos de 40 céntimos?, cuestionó la ganadera. Desde Unión de Uniones señalan directamente a la industria y distribuidoras de productos lácteos. Por otra parte, los piensos para el ganado se han encarecido cerca de un 30%. Al igual que las semillas (un 20%), los fertilizantes (un 300%), el agua (un 33%), abonos (un 48%) o los plásticos que se utilizan en cultivos de invernadero (46%). Costes que agravan aún más la situación del sector.