Bajos precios en el mercado, pese a ser una de las cosechas más corta de los últimos diez años

ASAJA reclama al Gobierno medidas para resolver la grave situación de los autónomos productores de vino

La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores considera ineludible la adopción de medidas estructurales para los autónomos productores de vino, por parte del Ministerio de Agricultura, encaminadas a frenar la actual coyuntura de precios bajos que no se corresponden a la corta cosecha de este año.

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La cosecha de vino de 2023 ha producido 34 millones de hectolitros frente a los 41 de la campaña pasada.
ASAJA reclama al Gobierno medidas para resolver la grave situación de los autónomos productores de vino

La sectorial vitivinícola de ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) ha explicado la situación que está atravesando los pequeños agricultores productores de vino y considera ineludible la adopción de medidas estructurales encaminadas a frenar la actual coyuntura de precios bajos, que no se corresponden a la corta cosecha producida este año. Por todo ello, ha reclamado al Ministerio de Agricultura, así como a las administraciones de las comunidades autónomas pertinentes, la adopción de nuevas medidas y la flexibilización de las actuales por parte de la Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV). En concreto, se refieren a la promoción, reestructuración y reconversión, destilación de subproductos, inversiones y cosecha en verde, con el fin de que no se pierda presupuesto comunitario y se pueda destinar a paliar la situación que dicen estar sufriendo. La sectorial ha reclamado, incluso, que se adopten medidas nuevas, como el arranque de viñedo.  

A dicha conclusión y decisión ha llegado la citada Asociación tras analizar la compleja situación por la que atraviesa el sector, con precios bajos que no se corresponden a la corta cosecha que se ha obtenido este año. Algo que ha supuesto un alarmante desequilibrio entre la producción y la comercialización de vinos, así como una falta de rentabilidad que cada vez afecta a más explotaciones.

Ni siquiera una de las cosechas más cortas de los últimos diez años, como han sido los 34 millones de hectolitros frente a los 41 de la campaña pasada, ha servido para reflotar unos precios de la uva que, en la mayoría de las zonas productoras, han sido similares a los que fueron pagados hace un año y, en el caso de algunas variedades tintas, incluso inferiores. "De esta tendencia de precios ruinosos, no se han librado ni los vinos más prestigiosos, como ha sido el caso de los vinos de la Denominación de Origen Calificada Rioja, donde se han registrado cotizaciones por debajo de los costes de producción", según ASAJA.

Los altos costes de producción del vino empiezan a comprometer la viabilidad de algunas explotaciones

A esta situación se han añadido dos circunstancias más, afirma la sectorial: "por un lado, un importante desequilibrio entre producción y comercialización de los vinos (principalmente tintos) que viene motivado, fundamentalmente, por unas cifras muy bajas de consumo (en 2023 ha caído un 6,5 % respecto a 2022) y, por otro, el desmesurado aumento de los costes de producción que no se ha visto compensado para los productores. Todo ello está provocando que muchas explotaciones vitícolas dejen de ser rentables y que su viabilidad futura se vea, cada vez, más comprometida.

Por todo ello, esta asociación agraria ha reclamado a las administraciones, central y comunitarias, la adopción de nuevas medidas, así como la flexibilización de las medidas actuales de la Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV), en concreto, promoción, reestructuración y reconversión, destilación de subproductos, inversiones y cosecha en verde, con el fin de que no se pierda presupuesto comunitario y se pueda destinar a paliar la situación. Ha reclamado, incluso, que se puedan adoptar medidas nuevas como pudiera ser el arranque de viñedo.  

Y, además, entiende que será necesario también adoptar medidas estructurales, como son: el arranque localizado, como así ha sido autorizado para el 9% de los viñedos de Burdeos en Francia; el incremento de las prestaciones vínicas del 10 al 15% que permite Bruselas; y, por último y con el fin de adaptar la oferta a la demanda y obtener mayor calidad en los vinos, disminuir el rendimiento de transformación de la uva. Según ASAJA, las explotaciones siguen perdiendo rentabilidad año tras año.