Europa prohibirá los diésel e híbridos en 2035

Los autónomos del transporte ven imposible el paso al vehículo eléctrico en los 14 años que exige Bruselas

La Comisión Europea exige que el cambio de los vehículos diésel e híbridos a los eléctricos se lleve a cabo antes de 2035. Los autónomos del transporte o el taxi ven inasumible la renovación de sus flotas por el coste que supondría, más de 40.000 millones en algún caso, y la falta de infraestructuras. 
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Los autónomos del transporte ven imposible el paso al vehículo eléctrico en los 14 años que exige Bruselas

La Comisión Europea presentó un nuevo paquete de medidas de sostenibilidad y transición verde que afectará a todo el tejido productivo, especialmente a los autónomos dedicados a la movilidad. En este sentido, el Ejecutivo europeo prohibirá la venta de vehículos diésel e híbridos a partir del 2035. Medida que ha sido recibida con escepticismo por los profesionales del transporte y taxistas, que ven inviable esta transición si no hay un gran desembolso en infraestructuras y ayudas por parte de las administraciones para alcanzar el objetivo.

Con el fin de reducir las emisiones de dióxido de carbono (C02) en 2050, Europa estableció un nuevo marco legislativo en su propuesta Fit for 55. En ella, se aspira a reducir en un 55% las emisiones derivadas de combustibles fósiles en 2030 respecto a 1990. Asimismo, aplicará nuevas tasas impositivas al carbono y espera que no se venda ninguna furgoneta o coche de combustión dentro de las fronteras comunitarias. Por ello, la Comisión Europea quiere crear, al menos, tres millones de puntos de recarga eléctricos accesibles al público en el 2030.

El cambio por vehículos más sostenibles encuentra la principal barrera en el precio , ya que los eléctricos, en su gama media, oscilan entre los 30.000 y 40.000 euros, por lo que supondría un coste desorbitado para los trabajadores por cuenta propia que necesitan su camión, coche o furgoneta para trabajar, y un problema a la hora de amortizar este gasto.  A todo ello habría que sumar el inconveniente de la falta de puntos de recarga, el excesivo tiempo que se necesita para volver a cargar la batería del vehículo y su poca autonomía, lo que preocupa a los sectores habida cuenta del número de kilómetros que realizan en su trabajo. Por todo ello ven muy improbable que se cumpla el objetivo marcado por Europa en el año 2035.

Los transportistas ven “utópica” la transición eléctrica en 14 años

A pesar de que la tecnología de la electrificación para vehículos avanza a marchas forzadas, los autónomos del transporte ligero y pesado ven todavía "lejanas y utópicas" las recientes medidas definidas por Europa. En este sentido Victor González, presidente de la Federación Española del Transporte por Carretera (FETRANSA), cree que las administraciones se aferran a medidas que sobre el papel resultan “bonitas” pero que realmente no tienen en cuenta los distintos inconvenientes a las que el sector se enfrenta cada día. “Si realmente quieren cumplir con esas fechas del calendario, tendrían que tomar medidas que condujeran a que el sector fuera rentable y atractivo”, añadió González.

El presidente de FETRANSA explicó que la compra de un camión eléctrico es inasumible para la mayoría de los autónomos del sector. Actualmente el precio medio del mercado de estos vehículos impulsados por electricidad oscila entre los 130.000 y 160.000 euros, sin contar que el remolque sumaría otros 30.000 euros más, un coste 30% superior al que vienen pagando ahora por sus vehículos. Asimismo, España cuenta en la actualidad con aproximadamente 340.000 transportistas, entre pesado y ligero, por lo que una transición ecológica tendría un coste aproximado para el transporte de 44.200 millones de euros. 

Además, González cree que Europa no valora lo que supone para estos autónomos la inversión en un camión. “No sólo se trata de comprarlo y ponerse a trabajar. Un camión tiene una vida útil de entre 10 y 14 años. Cuando lo compras debes estudiar el retorno de esa inversión, la segunda vida del camión y muchas variantes, explicó el presidente de FETRANSA.

Sin embargo, desde el sector no niegan que realmente se tenga que hacer un esfuerzo por conseguir unas infraestructuras sostenibles, pero piden que para ello se les den facilidades, como puntos de repostaje de carga rápida que suplan las deficiencias actuales que presentan las baterías de los camiones eléctricos. Éstas no alcanzan aún la media de kilómetros que anualmente recorren los transportistas (entre 100.000 y 140.000 km). “No podemos permitirnos estar una hora parados para repostar, el sector ya se enfrenta a falta de personal, subida de impuestos en la gasolina y posibles tributos en las carreteras como para seguir perdiendo dinero”, afirmó González.

Los taxistas exigen infraestructuras eficaces

Por su lado, el sector del taxi va un paso por delante de Europa y ya se está adaptando a los nuevos vehículos sostenibles. Principalmente, tras la adquisición de un vehículo, el gasto más importante para estos autónomos es el combustible, por ello ven con buenos ojos la llegada de los coches eléctricos para aliviarse los costes en gasolina.

“Actualmente en ciudades como Córdoba, el 70% de la flota de taxis es sostenible”, explicó Miguel Ruano, presidente de la Federación Andaluza del Taxi. En este sentido, los taxistas ven viable adaptarse en 14 años a la norma marcada por la Comisión Europea, pero requieren de infraestructuras que garanticen que puedan ejercer el 100% de sus servicios como ocurre con los combustibles fósiles.

El gran problema para el sector, valoró Ruano, recae en los puntos de carga. Un taxi hace una media de 200 kilómetros diarios, por lo que la tecnología debe respaldar este servicio. Asimismo, no todos los taxistas pueden acceder a coches de alta gama como el modelo Tesla (53.000 euros en el mercado) que tiene una autonomía de 400 km. Por ello, exigen al gobierno, comunidades y ayuntamientos que dispongan de puntos de carga rápida en los que de 25 a 30 minutos el taxi pueda repostar el 80% de su batería. “Además, no solamente hace falta adecuarlos a las paradas de taxi, sino también a los domicilios para que, durante la noche, podamos comenzar la jornada con las baterías al 100%, dado que un taxi eléctrico pierde más del 70% de su batería al mediodía”, añadió Ruano,

Por otro lado, el presidente cree que los taxistas tendrán que renunciar a los viajes interurbanos. “La autonomía de las baterías no nos permitirán hacerlo. Nadie te garantiza que en el destino al que vas haya un puto de recarga o que el vehículo no se quede sin energía a mitad de camino”, dijo el presidente de la federación.

Teniendo en cuenta las más de 75.000 licencias de taxis que hay actualmente en España y sumando el precio medio un vehículo eléctrico, el sector se enfrentaría a un coste de renovación de casi 2.250 millones de euros. Por ello,  los taxistas coinciden en que la transición sólo será posible si realmente se prestan las ayudas e incentivos suficientes para dicho cambio.

Furgoneteros y mensajeros exigen compensaciones por los costes de renovación

Por otro lado, Antonio Villaverde, presidente de la Asociación de Transportistas Autónomos, valoró con prudencia esta nueva normativa, por todas las dudas que surgen respecto a los cambios estructurales que la sociedad deberá acometer para alcanzar un transporte  realmente sostenible.

“No sabemos si la red eléctrica podrá aguantar la cantidad de vehículos que circulan en ciudades como Madrid o Barcelona”, dijo Villaverde. Además, “Creemos que si se nos exige cambiar nuestra flota, también debemos ser compensados y remunerados debidamente para solventar los gastos que genere esta renovación sostenible”, añadió el presidente de ATA. Dado que, el precio de una furgoneta eléctrica, cuyo valor medio en el mercado es de 60.000 euros en el mercado, es mucho mayor que el de una diésel o de gasolina.

Escasas infraestructuras de recarga para el tejido productivo 

La lentitud de la implantación de los coches eléctricos en Europa se debe, principalmente, a la falta de infraestructuras de recarga. Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), actualmente, hay en funcionamiento en la UE unas 225.000 estaciones de recarga para vehículos eléctricos.

Sin embargo, el 70% de los puntos de recarga se concentran en sólo tres países de Europa: Países Bajos, Francia y Alemania. En el caso de España, se encuentra en la octava posición de territorios que disponen de este tipo de infraestructuras. Según ACEA, nuestro país sólo cuenta con 11.517 puntos públicos de carga, lo que se traduce en 245 puntos por cada millón de habitantes. Situación que deberá incentivarse si, de cara al 2035, se espera que el tejido productivo español renueve su flota y pueda hacer uso de vehículos eléctricos.