La UE prepara una ley para fomentar los arreglos de teléfonos y electrodomésticos

La nueva directiva europea de obsolescencia no debería afectar a los pequeños negocios de las reparaciones

La Unión Europea está a punto de aprobar una directiva para regular la reparación de electrodomésticos y otros aparatos. Los expertos aseguran que, de momento, la nueva normativa no afectará a los autónomos y pymes del sector.

Reparaciones de electrodomésticos.
Reparaciones de electrodomésticos.
La nueva directiva europea de obsolescencia no debería afectar a los pequeños negocios de las reparaciones

La noticia que ha saltado a los grandes titulares, sobre el empeño del Parlamento Europeo de fomentar el “derecho a la reparación” tenía preocupados tanto a los pequeños comercios de venta como a los talleres de reparaciones regentados por autónomos. Este diario ha investigado sobre las consecuencias de esta directiva –que todavía no ha sido aprobada– con normas para exigir el arreglo de los aparatos, en lugar del "usar y tirar" que tanto ha cundido en los últimos tiempos.

Según los expertos consultados, en principio, la nueva legislación no debería afectar excesivamente a la mayoría de negocios del sector. Siempre a expensas de la letra pequeña que establezca la futura ley en cada país. Si bien es cierto que el endurecimiento de la normativa podría suponer un aumento de volumen de negocio para los talleres de reparación, la nueva regulación también exigiría mayores plazos de garantía, además de unas tarifas más ajustadas.

Por ejemplo, la medida pretende garantizar que, en caso de avería de dispositivos como lavadoras, televisores o teléfonos móviles, los clientes tengan el derecho de exigir el arreglo del artículo en cuestión, en lugar de su simple reemplazo. Además, se establece que, al optar por la reparación, existan determinadas facilidades y garantías para el consumidor. “Tiene toda la pinta de no ser más que un guiño político al tendido, una forma de mostrar cercanía con el consumidor y el pequeño comercio, a quienes supuestamente se protege de los grandes fabricantes y de esa obsolescencia planificada que hace que multitud de productos duren exactamente lo que quieren las marcas, y ni un minuto más”, comentó el profesor de OBS Business School Eduardo Irastorza.

Los autónomos dedicados a la reparación deberán ofrecer dispositivos de sustitución

Además, se establece que aquellos consumidores que elijan la reparación tendrán la opción de recibir un dispositivo de sustitución mientras se realiza la reparación del suyo, o bien podrán optar por una unidad reacondicionada como alternativa. “Lo cual no deja de ser, de nuevo, un guiño teatral”, continuó Eduardo Irastorza. “Hay algunos productos que se pueden sustituir temporalmente sin problemas, como un teléfono móvil, aunque conlleve pequeños inconvenientes. Pero en otros casos, como el de un frigorífico, con el trabajo que conlleva de subir y bajar, meter y sacar en el domicilio... lo veo poco viable. Y no digamos si es algo de uso personal, como un cepillo de dientes electrónico a un audífono...”.

Sí que es interesante el posible auge de negocios de productos renovados o reacondicionados, señaló el profesor de OBS Business School. “Sin duda es una buena palanca de crecimiento para este tipo de operadores, que van a más debido a la explosión de las ventas online y al avance vertiginoso de la tecnología, que nos anima a reemplazar rápidamente muchos dispositivos. De hecho, las grandes marcas distribuidoras ya tienen el suyo propio. Pero no deja de ser un nicho interesante para pequeños talleres con autónomos que quieran asegurarse un futuro”.

Como parte de estas medidas, la directiva prevé la creación de un formulario de información sobre reparación a nivel europeo, el cual los consumidores podrán solicitar en cualquier taller de reparación. Este formulario tiene como finalidad proporcionar transparencia sobre las condiciones y precios de las reparaciones, facilitando así la comparación de ofertas por parte de los consumidores. Si bien la adopción de este formulario será opcional para los talleres, una vez ofrecido, sus condiciones serán vinculantes.

Por último, se pondrá en marcha una plataforma en línea para la reparación que conectará a los consumidores con talleres de reparación y vendedores de productos renovados en su área local. Esta plataforma permitirá búsquedas por ubicación y estándares de calidad, facilitando a los consumidores encontrar ofertas atractivas y aumentando la visibilidad de los talleres de reparación.

Los vendedores de electrodomésticos muestran sus dudas sobre el verdadero impacto

Según cifras proporcionadas por la Comisión Europea, cada año se generan en la Unión Europea enormes cantidades de residuos, recursos y emisiones de gases de efecto invernadero a causa de la fabricación industrial. Y sin embargo, muchos de los productos desechados podrían ser fácilmente reparados, prolongando así su vida útil y contribuyendo a una reducción significativa de su huella ambiental. “Son medidas que pretenden proteger al consumidor y al medioambiente, y nosotros vamos a estar a favor y a apoyar todo lo que vaya en esa línea”, señaló Alfredo Gonsálvez, secretario general de la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos (FECE). “Somos los primeros que no deseamos ver lavadoras abandonadas en los descampados”.

Y para eso, FECE tiene suscrito un acuerdo con ECOLEC, que en los dos últimos ejercicios ha supuesto la gestión responsable de casi 40.000 toneladas de residuos de grandes electrodomésticos, con la recuperación de 20.767 toneladas de hierro, 2.045 toneladas de cobre y 1.125 toneladas de aluminio, procedentes de la retirada selectiva de grandes electrodomésticos. “Lo que ocurre es que, muchas veces, la reparación no se compadece bien con la sostenibilidad. Un lavavajillas antiguo puede estar consumiendo 40 litros de agua por ciclo de lavado; mientras que uno nuevo, con etiqueta A, apenas gasta 10 litros...”, argumentó Alfredo Gonsálvez. “Algo que no ofrecen las grandes plataformas de venta online, que no están cumpliendo con la legislación”.

Además de esta vertiente sostenible, la propuesta, aún pendiente de aprobación por parte de la totalidad de la Eurocámara, pretende obligar a los fabricantes de llevar a cabo las reparaciones necesarias en un plazo considerado razonable y, en caso de que estas no sean gratuitas, que se aplique un precio también estimado “justo”. El objetivo principal es fomentar esa cultura de la reparación como una alternativa viable. “Y aquí surge la pregunta: ¿quién dictamina qué precio es justo y qué otro no lo es?”, señaló el secretario general de FECE, para quien “si conseguir piezas de un producto con un cierto número de años se vuelven complicado, no digamos si el fabricante es de una marca desaparecida”.

Asimismo, se asegura al consumidor el derecho de elegir entre la reparación y la sustitución de productos defectuosos dentro del plazo de responsabilidad del vendedor estipulado en la garantía. En caso de optar por la reparación, se ampliará este período en 12 meses a partir del momento en que el producto sea puesto en conformidad, aunque cada país tendrá la facultad de extender aún más esta prórroga.