A partir de un millón de euros de facturación

Europa propone que las pequeñas empresas puedan cotizar en Bolsa

La Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo acaba de votar a favor de suavizar los requisitos para favorecer que las pequeñas empresas puedan cotizar en Bolsa.

Interior of the meeting room of the European parliament in Brussels, Belgium
Es una iniciativa legislativa que se espera pueda ser aprobada durante este semestre de presidencia española en la UE.
Europa propone que las pequeñas empresas puedan cotizar en Bolsa

La Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo acaba de votar a favor de suavizar los requisitos para favorecer que las pequeñas empresas puedan cotizar en Bolsa. Es una iniciativa legislativa que se espera pueda ser aprobada durante este semestre de presidencia española en la Unión Europea. Las medidas entrarían en vigor al año que viene. Su objetivo sería simplificar el cumplimiento normativo para el acceso de las pymes a la emisión de valores y su cotización en los mercados financieros, salvaguardando la protección de los propietarios de las mismas.

La iniciativa se refiere específicamente a pymes en expansión. Las pequeñas empresas son la principal fuente de crecimiento y empleo en Europa, sin embargo, dependen en gran medida de los préstamos bancarios para su financiación, con ello se diversificarían sus fuentes de financiación y tendrían un acceso simplificado a los mercados de capitales. Además, en estos momentos, la burocracia estaba impidiendo la financiación de las pequeñas empresas.

Fernando Zunzunegui, profesor de Derecho de Mercado Financiero en la Universidad Carlos III de Madrid, hizo una pequeña introducción del tema durante una reciente intervención en Capital Radio: “se ha hecho pensando para que las pymes puedan acudir a los mercados de Bolsa. Hay que simplificar el cumplimiento normativo, por ejemplo, reduciendo la carga administrativa y los costes. Sobre todo, en cuanto a los folletos (información y documentación que deben presentar las pymes), para que no superen las 50 páginas, pues en la actualidad son 200; así se reducirá también el coste y es más rápido”.

“Se trata de superar la dependencia de la banca. La pequeña empresa acude a la banca, porque no hay otras vías de financiación, y esta tiene, además, un coste elevado. A partir de un millón de facturación ya podría cotizar. Con esto se favorece y permite su desarrollo. Así, se reduciría del 25% al 10% el mínimo capital flotante que tienen que poner las empresas para salir a cotizar. Esta es la parte del capital que va a ofrecerse a los suscriptores, al público, y que podría tratarse de la propia familia en una pequeña o mediana empresa. Reducirlo facilita y anima para acudir a Bolsa. Lógicamente, se añaden otras medidas, porque hay riesgo y miedo en las familias que son dueñas de una empresa a perder el control, con lo cual otra de las medidas es aprobar la posibilidad de emitir acciones con doble voto. Se llama voto de lealtad, es decir, se trata de que aquellas personas de la familia (más cercanas) que no tienen voluntad de vender acciones en el mercado y que van a mantenerlas, puedan conservar o tener un voto multiplicado. Así, una acción de los familiares que controlan esa empresa tendría dos votos y las que se ofrecieran al mercado tendrían un voto. Se puede apelar a la financiación, pero manteniendo el control de la sociedad que se abre a la bolsa”.

El objetivo es que los pequeños negocios accedan a la financiación privada

Víctor Ruiz de Alda, socio-director del área de Coporate Investment Banking de Solventis, explicó que la nueva iniciativa legislativa de la Unión Europea está orientada para promover el acceso a los mercados de capital principalmente para las pymes. El objetivo es tratar de simplificar los requisitos de cotización a fin de hacer más atractivos los mercados de capitales para las empresas de la Unión Europea, así como facilitar el acceso a fuentes de financiación alternativas a la financiación bancaria. "En España, podrían beneficiarse de la medida las empresas que soliciten la admisión a cotización de sus acciones en el segmento BME Growth de BME MTF Equity”, será pues de aplicación para aquellas empresas que soliciten por primera vez su admisión a cotización en un mercado de pymes en expansión de uno o varios estados miembros. Se trata por tanto de obtener un mayor consenso regulatorio en los distintos mercados europeos de la Unión, detalló Ruiz de Alda.

Entre las principales medidas que se han contemplado se ha tenido en cuenta la reducción de los costes, como ya se ha citado anteriormente al hablar de los folletos. Y, quizá, lo principal es ofrecer garantías de control para los propietarios de las pequeñas empresas, que era lo que más les preocupaba. Las principales medidas que recoge esta nueva propuesta, según Ruiz de Alda, son:

  • Reducir el volumen de información de los folletos con un número de páginas máximo (entorno a las 50 hojas).
  • Reducir el capital flotante exigible del 25% al 10%. Si bien actualmente, en los mercados Growth como el de España BME Growth o el Euronext Growth, ya cuenta con normativas incluso más flexibles que la indica. En España sólo se exige un capital flotante para el Mercado Continuo.
  • Ofrecer garantías de control, es decir, se permitirá poner en el mercado acciones que den diferente derecho a voto, de modo que fundadores y accionistas principales mantengan un mayor peso en la misma, obteniendo un voto múltiple (valga por 2 votos) respecto al resto de acciones que tendrán voto simple (1 voto).
  • Intentar reducir el número de firmas de inversión que intervienen en el proceso derivado del potencial conflicto de interés de que pueda haber en distintos servicios, mejorando la transparencia de los servicios y retribuciones obtenidas.

En cuanto a las ventajas e inconvenientes, Ruiz de Alda ha señalado que las ventajas de cotizar son varias, puesto que, en términos de necesidad empresarial, amplía posibilidades relativas, sobre todo, a nuevas operaciones corporativas y la liquidez y financiación, como también citó Zunzunegui:

  • Aprovechar oportunidades de compra de competidores, proveedores o clientes.
  • Reconocimiento de marca frente a proveedores y clientes, sobre todo a nivel internacional.
  • Mayor visibilidad posibilitando alianzas/operaciones con otros actores del sector.
  • Facilitar operaciones corporativas con canje de acciones.
  • Capacidad de liderazgo en el proceso de consolidación.
  • Las exigencias inherentes a la cotización mejoran la organización y eficiencia de la empresa.
  • Y en términos accionariales cubre, entre otras: 
    • Liquidez (aunque sea poca), posibilidad de desinversión, especialmente indicado para empresas familiares.
    • Se crea un mercado para las acciones de la empresa.
    • Valoración objetiva de la sociedad.
    • La liquidez aumenta el valor de la empresa.
    • El potencial inversor tiene un precio diario del valor de la empresa.
    • Se produce una valoración de los paquetes minoritarios a precio de venta global.
    • Diversificación de la base accionarial de la empresa.

Y en los inconvenientes, y en opinión de Ruiz de Alda, estarían "las obligaciones de información que se han de remitir al mercado y el coste de mantenimiento que implica el ser una empresa cotizada (asesores, el propio mercado, consejeros independientes, etc.)”. Es decir, nuevos gastos inherentes al proceso y mantenimiento.

A modo de conclusión, Víctor Ruiz de Alda explicó que, “desde nuestro punto de vista, cualquier proceso encaminado a reducir la burocracia normativa establecida para el acceso de las pymes a los mercados de capitales son aspectos que facilitan nuevas incorporaciones. Adicionalmente, el hecho de ofrecer una protección extra en las acciones de lealtad (aquellas con derecho múltiplo) también refuerzan el mensaje de la garantía de control societario, que tanto preocupa a un gran número de empresas familiares. Estas modificaciones son aspectos que ayudarán a mejorar el acceso, si bien, el acceso a estos mercados también depende no sólo de los requisitos normativos, sino que se obtenga una valoración de empresa que encaje entre los accionistas y los nuevos inversores, ya que en muchas ocasiones las expectativas de valor están sesgadas y, en función del contexto económico, pueden experimentar correcciones temporales significativas”.