Por los bajos precios que se ofrecen al productor

Los agricultores aseguran que ya empiezan a faltar productos en los mercados

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) denuncia que los precios que están cobrando los productores de melón y sandía son hasta un 40% inferiores que hace un año, pese a la escasez derivada de la sequía.

Los agricultores denuncian que los bajos precios de la fruta ya están causando desabastecimientos.
Los agricultores denuncian que los bajos precios de la fruta ya están causando desabastecimientos.
Los agricultores aseguran que ya empiezan a faltar productos en los mercados

El desabastecimiento y la escasez de frutas ya es una realidad en el mercado español. Así lo ha denunciado una de las principales asociaciones del sector, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) que culpan de este problema al incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria por parte de determinados agentes de la cadena.

La escasez y el desabastecimiento está afectando en mayor medida, según UPA, al melón y la sandía, dos de las frutas más consumidas en la temporada de verano. Para los agricultores, los bajos precios que están cobrando por estos productos, en muchas ocasiones a pérdidas, son la principal causa del problema.

Esta situación, que UPA calificó como “demencial”, se suma al crecimiento de las importaciones de melón y sandía. Según explicaron, su sector, conformado por miles de autónomos, se encuentra en una situación de “cautiverio, ya que no permite a los agricultores obtener una justa rentabilidad, y que preocupa a los consumidores, pues sienten escasez de productos, en ciertos casos, y encarecimiento injustificado, en otros.”

Los productores de melón y sandía están cobrando hasta un 40% menos que en 2022 pese a la sequía

Según los análisis elaborados por UPA, los precios en origen del melón en Murcia y Andalucía se sitúan esta campaña entre un 30% y un 40% por debajo de los de la del año pasado, a pesar de la sequía que ha venido afectando a los agricultores en los últimos meses y contra la que se han puesto en marcha diferentes ayudas.

Estas cotizaciones, además, han ido descendiendo considerablemente desde el inicio de la campaña. En el caso de la sandía, el precio medio para 2022 fue de 60 céntimos por kilogramo en origen, mientras que, en 2023 está siendo de 49 céntimos por kilo, lo que supone un 19% menos.

Todo, en un contexto donde “la meteorología ha sido muy perjudicial para la sandía y el melón este año, las dos fruta-hortalizas por excelencia de la dieta mediterránea en verano. Ello ha provocado una reducción de la producción en las zonas productoras: Murcia, Almería y Castilla-La Mancha. Aunque es pronto para disponer de datos consolidados, sólo en Andalucía se ha plantado un 22% menos que la media de los últimos cinco años”, explicaron desde la organización agraria.

Ante esta situación, UPA denuncia que no se está cumpliendo la lógica de oferta y demanda con estos productos. La razón, según esta organización de agricultores, está “en los comportamientos indeseados de intermediarios y de ciertas grandes cadenas de la distribución, que juegan con elementos como son las importaciones de países terceros, las previsiones de venta de los productos, las cotizaciones en origen y los precios de venta al público de los mismos.”

El registro obligatorio de contratos podría paliar la situación

Por ello, los agricultores han reclamado una mayor vigilancia sobre el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, que prohíbe la compraventa de productos a pérdidas para los autónomos agrarios. En este sentido, cabe recordar que hace unas semanas entró en vigor un nuevo registro obligatorio, que permitirá a la Inspección vigilar con mayor eficacia las malas prácticas por parte de intermediarios y cadenas de distribución.

Se trata de una norma que se enmarca dentro de la Ley de la Cadena Alimentaria y que servirá, según los propios autónomos del sector primario, para aportar “transparencia y garantías” a los agricultores y ganaderos de todos los sectores, así como para “seguir rompiendo el brutal desequilibrio que sufren a la hora de negociar con las empresas compradoras”, explicaron desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Por contra, desparece en este sector un uso y costumbre que incluso está admitido en la legislación española: darse la mano o acordar verbalmente una compraventa de ganado o de productos agrarios.