Distribuyó 25.000 mascarillas infantiles en su primer mes

Cómo crear un negocio con 500 euros y triunfar en plena crisis del coronavirus

Crear una marca en medio de la crisis, con tan solo 500 euros de inversión, y ser rentable desde el primer mes es posible. El ejemplo es Kitovirus, que ha reinventado el dropshipping en versión nacional para distribuir mascarillas infantiles hechas en España. En un mes han vendido 25.000 unidades. Y les ha dado tiempo de lanzar una campaña para reactivar el consumo en los bares.

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Cómo crear un negocio con 500 euros y triunfar en plena crisis del coronavirus

Bienvenidos a la nueva normalidad, una en la que las mascarillas higiénicas son obligatorias. Y es que, es una de las mejores barrera, entre otras, para evitar que el virus se extienda.

Por ello, muchas marcas se han lanzado a la producción de este tipo de material de protección. Un buen ejemplo de ello es Kitovirus, una tienda online de mascarillas infantiles. “No ha sido fácil empezar con un producto en el que primero no había producción y luego había un exceso de competencia. Además, corría el miedo a que nacionalizase el producto, congelasen los precios o la producción no fuese la adecuada para para proteger del virus”, explicó su fundador, Alberto Plaza.

Por ello, “tras buscar mucho y con las indicaciones de algunos familiares farmacéuticos, mi hermano me puso en contacto con un productor en Andalucía”. Así, “nos pusimos a funcionar: primero vía telefónica y después con la web”.

Se trata de un nuevo modelo de negocio en cual el consumidor puede comprar a través de internet y que el vendedor, a través de su plataforma, le compre los productos al mayorista solo cuando el cliente los reclame. Eso sí, con producción 100% española. “Hasta ahora este negocio se solía hacer a través de vendedores chinos porque los costes eran menores”, explicó el fundador.

La inversión inicial ha sido sólo de 500 euros. Y es que, al ser distribución bajo demanda, simplemente se ha tenido que invertir en diseño web, RR.SS, dominios y registro de marca.

Cómo montar un negocio sin contacto y a distancia

Lo más curioso de toda esta historia probablemente sea que los tres pilares que han creado el negocio no han tenido contacto físico y no se conocen personalmente. “Ha sido todo telemáticamente”, explicó la diseñadora de la web Emiliana Norgaard. A lo que añadió que "trabajar en remoto nos ha permitido descubrir de qué somos verdaderamente capaces. En este caso, hemos conseguido lanzar un proyecto en tiempo récord. La dinámica de trabajo se siente natural, a pesar de que el equipo nunca se ha conocido en persona. Gracias a esta experiencia he obtenido una aprendizaje esencial: debemos mantenernos abiertos al cambio para poder evolucionar. La pandemia ha sido una oportunidad perfecta para aliarme con profesionales como Alberto. Hemos logrado sacar adelante Kito Virus contra todo pronóstico. Ha sido un reto personal y laboral del que me siento muy orgullosa".

Y es que, todo empezó durante el confinamiento, cuando su fundador, Alberto Plaza, empezó a ver la necesidad de este producto de protección y la escasez del mismo. “Tras buscar muchas formas de producción y no dar con ninguna, mi hermano me puso en contacto con un productor de Málaga”, explicó. “Yo siempre me he dedicado al mundo de la venta: primero en el farmacéutico, luego en la automoción…”. Sin embargo, en pleno confinamiento se vio sin trabajo y decidió emprender.

“Empecé como representante de las mascarillas. Al principio me costó mucho dar con oficinas que no estuviesen ya servidas de dicho producto. Pero con mucho empeño conseguimos llegar a unas cuantas.  Al ver que funcionaba cree mi propia marca para distribuirlas. Ahí tuve que ponerme en contacto con Emiliana para que diseñase el logo y el catálogo”, explicó el fundador.

Eso sí, para poder llegar más lejos se dio “cuenta de la necesidad de digitalizar el producto. Mi familia tenía una distribuidora de parafarmacia y ortopedia, por lo que me he nutrido de ello, aprendiendo de lo bueno y lo malo. De hecho, uno de sus puntos débiles fue la digitalización. Por ello, junto con Emiliana decidí crear la web y ahora hemos empezado con las redes sociales, las cuales son fundamentales”.

De cara al futuro, no saben si se expandirán o no. “Por ahora tenemos bastante con comercializar este producto a nivel nacional”. Pero aseguran que todo proyecto tiene futuro. “Igual que hay startups que han sobrevivido a la crisis, pese a ser productos que no funcionaban en el confinamiento, también podemos reinventarnos si el producto ya no se necesitase”, concluyó el fundador.

La digitalización de la figura comercial

La crisis económica y sanitaria ha dejado claro que la digitalización ha venido para quedarse. De hecho, los negocios que han logrado seguir funcionando son las tiendas con venta online.

Triangulación de envíos en español y dropship, drop shipping, dropshipping o drop shipment en inglés; es un tipo de venta al por menor donde el minorista no guarda los bienes en su inventario, sino que toma y pasa el pedido al mayorista, quien entonces despacha las mercancías directamente al cliente final.

Este nuevo negocio, donde el dueño de la tienda online hace de intermediario entre los mayoristas y el cliente. Es una forma de que el consumidor pueda comprar a través de internet y que el vendedor, a través de su plataforma, le compre los productos al mayorista solo cuando el cliente los reclame. Así, el vendedor no tiene en stock de productos y no necesita un almacén para acumular los artículos ni compra productos sin saber si al final los va a vender o no. 

“Hay distribuidores de este tipo de comercio en China, Europa y Estados Unidos por lo que, dependiendo del lugar, el producto tardará un tiempo u otro. Luego también es cierto que China salía más barato. Sin embargo, la situación que hemos vivido nos ha hecho recapacitar y producir en España”, explicó el fundador. “Es cierto que los costes de producción aumentan, pero los tiempos de envío se reducen. Además, debemos comprometernos en recuperar nuestra economía y reactivar el consumo de proximidad”. 

Sumado a la venta al por menor a través de la web, hacen pedidos al por mayor. Así, distribuyen a farmacias, guarderías o campamentos de verano. “Nos hemos enfocado mucho a las farmacias en el territorio de Aragón”, explicó el fundador. “Sobre todo los pueblos que son los que menos surtido tenían de este tipo de producto. De hecho, la primera semana vendimos 5.000 mascarillas y en un mes 25.000”.

Además, ofrecen la posibilidad de diseñar mascarillas corporativas. “Nuestros productores han diseñado las mascarillas del equipo de futbol de F.C Sevilla”. Por ello, ahora el objetivo está en los campamentos de verano infantiles, guarderías…

Un cómic virtual para concienciar a los niños

Además, es una forma de concienciar a los niños, enseñándoles de forma divertida. Para ello, han creado un comic virtual a través de Instagram en el que cada post se convierte en una viñeta de la historia. También cabe mencionar que los propios protagonistas y superhéroes son los propios clientes.

El nombre de la maca, Kitovirus, trata de hacer un juego de palabras para emular un superhéroe que viene a proteger frente al virus gracias a sus mascarillas. Y es que, “obligar a un niño a que lleve un cubrebocas y entienda cómo actuar en la “nueva normalidad” no es fácil”.

“Cuando empezó todo me di cuenta del problema al que se enfrentaban los padres para explicarles a los niños qué estaba pasando y por qué tenían que ponerse la mascarilla. Quería enseñarles de forma divertida y se me ocurrió hacer un cómic, pero no tenía presupuesto”, contó el fundador. Por ello, “lo hemos hecho online, a través de Instagram y con los propios usuarios como el superhéroe, el cual protege al resto poniéndose la mascarilla”.

El cliente post Covid-19 quiere una marca muy implicada con sus valores y su generación. Todo lo que manifieste la implicación social con el medio ambiente. Por ello, nuestro producto es lavable hasta en 20 ocasiones, generando así menos residuos. Además, es 100% made in Spain y sumamos comunicación interactiva de historias de la parte más emocional. De hecho, los propios usuarios son los protas de la marca. Queremos vincularnos con sus valores y con su forma de entender el mundo para conseguir su lealtad”, declaró el fundador.

Campaña solidaria para ayudar a los bares a reactivar el consumo

El miedo juega un papel importante en esta nueva etapa. Y no es para menos, “pero hay que ayudar a que se reactive la economía. Con todas las medidas de seguridad propuestas por el Ministerio de Salud tenemos que empezar a volver a los bares, a las tiendas…”, apuntó el fundador.  

Por ello, Kitovirus decidió también lanzar una campaña para ayudar a reactivar el consumo en los bares. “Como soy nuevo en esto y no sabía cómo realizar la campaña decidí enfocarme a mi zona”, explicó. A lo que añade que “me puse en contacto con un par de asociaciones de hostelería para contarles el proyecto”.

Sin embargo, no es tan fácil como parece. “Intentamos cerrar distintas colaboraciones sin ningún éxito. Y es que a unas asociaciones no les interesaba, a otras era imposible localizar, en otras había que hacer muchos trámites y se retrasaba la colaboración…”, explicó. Por lo que, finalmente decidieron crear la campaña de colaboración con los bares y usuarios sin intermediarios. Es decir, se le dona el dinero directamente al comprador para que consuma en el bar que elija.

Para que sea realmente efectiva, el usuario tiene que subir una foto en el bar y escanea el código QR. Acto seguido hacen un Bizum/ transferencia bancaria con la cantidad correspondiente. De esta forma, se dona un euro por cada unidad comprada a través de la web para consumir y reactivar el consumo. “Es una forma de dar visibilidad a los bares, ya que muchos no tienen redes sociales, de ayudar a reactivar el consumo y de que la gente se quite el miedo”, explicó. “El motivo de hacer la campaña con los bares reside en que nuestro público objetivo realmente son los padres, aunque el producto sea para los niños”.

La finalidad es hacer marca. Y es que, “realmente nosotros solo ganamos si hay pedidos de volumen porque por una sola unidad el beneficio es prácticamente nulo”, explicó. A lo que añadió que “por cada pedido pagamos cuatro euros de gastos de envío y la producción nos cuesta tres euros y medio. A esto hay que añadirle el mantenimiento de la web que son unos veinte euros al mes, además de otros gatos de diseño.

Nuestro propósito realmente es ayudar a que la gente se quite el miedo, ayudar a que  los bares puedan sobrevivir a la nueva normalidad y que los niños se conciencien con el uso de mascarillas”, explicó el fundador. “No queremos hacer negocio con la página web ni con las redes sociales, sino ayudar y formarnos para próximos proyectos digitales y aprender a emprender”.