Los asesores están trabajando a destajo para cumplir con los plazos de Hacienda
Los asesores fiscales vuelven a pedir al Gobierno que atrase la presentación de la RENTA y del Impuesto de Sociedades. Se están viendo obligados, incluso, a trabajar durante los fines de semana. Han puesto en marcha la campaña #AmpliacionPlazosRentaySociedades y ya cuentan con el apoyo del Defensor del Pueblo
Con jornadas interminables, sin poder descansar durante los fines de semanas y atendiendo miles de peticiones diarias. Los asesores fiscales, en su gran mayoría trabajadores por cuenta propia y despachos de entre tres y cinco profesionales, trabajan en estos momentos sin descanso para cumplir con los plazos de presentación que marca la legislación tributaria. De su labor depende que más de 600.000 empresas cumplan sus obligaciones fiscales.
Los asesores fiscales vuelven a denunciar la presión y el nivel de exigencia al que se han visto sometidos durante toda la crisis del COVID-19 y que continua ahora en la nueva normalidad. Por eso, vuelven a solicitar al Gobierno – es la cuarta vez en tres meses que le envían una carta – que atrase la presentación de la RENTA hasta el 30 de septiembre, y del Impuesto de Sociedades hasta el 30 de noviembre, porque las condiciones y el nivel de trabajo que van a tener que soportar para cumplir con los plazos va a ser muy alto.
“Sé que vamos a llegar. Pero a base de trabajar más de 12 horas, incluyendo también los sábados y domingos” denunció Joan Torres, presidente de la Federación Española de Asociaciones Profesionales de Técnicos Tributarios y Asesores Fiscales (Fettaf), una organización que agrupa a más de 4.000 profesionales tributarios y que pueden llevar las cuentas de más 600.000 empresas.
Según explicó, los profesionales tributarios tienen una montaña de trabajo atrasado, porque durante la pandemia se han visto en la obligación de desarrollar otras tareas, como el cumplimentar los ERTEs, que ha ralentizado sus labores habituales. A ello, también se une el hecho de que no han podido recibir a sus clientes para que recoger toda la información necesaria para poder cumplimentar los modelos tributarios. “La gente ha estado confinada y no ha podido desplazarse hasta nuestras oficinas para traernos la información” explicó Torres. Contó que los técnicos habían tenido que implementar una serie de medidas sanitarias para poder realizar su actividad llevando a cabo la desinfección de los documentos y trabajando con guantes y mascarillas.
Desde el estallido de la alerta sanitaria, Fettaf ha advertido en reiteradas ocasiones la saturación de trabajo a la que se enfrentan los profesionales tributarios y ha pedido el aplazamiento de la presentación de impuestos y autoliquidaciones. “Hasta el momento, sólo nos han hecho caso en el aplazamiento de impuestos del primer trimestre. Pero hay que decir que se aprobó el día 14 de abril, cuando el último día de presentación era el 15 y ya mucha gente lo había presentado” recordó Torres.
Ahora, piden a través de la Campaña #AmpliacionPlazosRentaySociedades que la Administración permita presentar la Declaración de la Renta hasta el 30 de Septiembre y el Impuesto sobre Sociedades hasta el 30 de noviembre.
Al autónomo le va a salir caro
El aplazamiento del Impuesto de Sociedades hasta el 30 de noviembre es una medida que le interesa especialmente a los trabajadores por cuenta propia dueños de una sociedad. Ya que de lo contrario, podrían verse obligados a pagar un sobrecoste.
El problema de este gravamen está en que para presentarlo es necesario que los administradores de la sociedad se reúnan y aprueben la cuentas anuales, que son fundamentales para calcular, formular y presentar el impuesto antes del próximo 25 de julio. La legislación tributaria establece que el impuesto de sociedades debe presentarse en los 25 días posteriores a los seis meses siguientes al cierre del ejercicio, que es el 25 de julio para la mayoría de las empresas.
Sin embargo, para la mayoría de los negocios es imposible realizar ese encuentro debido a las limitaciones de movilidad que han existido y que siguen existiendo en algunas zonas. Por eso el Gobierno, y haciendo caso a las quejas de los asesores fiscales, permitió a través de la aprobación del Real Decreto-ley 19/2020 a los negocios presentar por segunda vez el impuesto de sociedades a final en noviembre. Es decir, no atrasa la presentación del gravamen y todas las sociedades quedan en la obligación de presentarlo el próximo 25 de julio, pero permite a los negocios realizar una segunda presentación el 30 de noviembre gratuita, para que si cuando se reúnan los administradores se cambian las cuentas, se puedan modificar el gravamen.
No obstante, para el presidente de Fettaf esta medida es un “parche”. Según él, el Gobierno no tuvo en cuenta ni la carga de trabajo extra que eso conllevará para los técnicos tributarios, ni tampoco el sobrecoste que eso va a suponer a las sociedades. “¿Quién va a pagar el coste de presentar el impuesto de sociedades dos veces? ” preguntó retóricamente Torres. Los dueños de un pequeños negocio es la respuesta.
Según ejemplificó Torres, un pequeño negocio, como una peluquería, un taller o un bar, que tuviese una forma jurídica está obligado a presentar el 25 de julio el impuesto de sociedades. “Imagina que su resultado es tener que pagar 100 euros . Pero meses después se reúnen los administradores y ven que los cálculos contables no son correctos y que el resultado es de 200 euros. Y tienen que presentarse nuevamente el impuesto el 30 noviembre, pero asumiendo el coste de los intereses”.
Además, a ello habría que sumarle el coste derivado de contar con un profesional tributario para presentar el Impuesto de Sociedades. “El precio suele variar en función del despacho y, sobre todo, del tamaño de la empresa pero puede costar entre 200 y 300 euros hasta, incluso, los 1.000 euros”. Si la peluquería, el taller o el bar se ve obligado a presentarlo en dos ocasiones, como mínimo deberían desembolsar los 400 euros por coste de gestión y los intereses. “Es una cuantía que en estos momentos es difícil de asumir para muchos pequeños negocios que están al límite, después de estar meses cerrados” recalcó Torres.
La declaración de la RENTA para septiembre
A la presentación de la RENTA le quedan días. La propuesta de los asesores fiscales es poder atrasar su presentación hasta finales de septiembre, dando tiempo así a las personas, para que puedan reunir bien la información que necesitan para presentar la declaración, y aliviando la carga de trabajo de los asesores fiscales.
Además, como incidió Torres, “la RENTA de 2019 es la más compleja de los últimos años, porque tienen una serie de novedades. Es injusto que tengamos que hacer frente a una RENTA más compleja, que requiere más información, cuando tenemos menos tiempo y nos encontramos en una situación más delicada”.
El Defensor del Pueblo está con los asesores fiscales
Desde la Federación no entienden la negativa del Gobierno a sus peticiones, pues no están pidiendo que se reduzcan los impuestos, si no que den más margen de maniobra para que tanto negocios, como contribuyente, pueden hacer frente en condiciones a su presentación. "No afectará a la recaudación" señaló Torres.
Durante los últimos meses, reconocen haber enviado cartas tanto al Gobierno, como al Ministerio de Hacienda y la Dirección General de Tributos, e, incluso el Defensor del Pueblo.
Éste último les ha dado la razón y en su contestación, a la que ha tenido acceso este diario digital, expone que “esta institución se ha dirigido a la ministra de Hacienda señalando la necesidad de considerar una eventual ampliación del plazo para la presentación de las declaraciones de Renta y Patrimonio del ejercicio 2019 extendiéndolas por un tiempo igual al que dure el estado de alarma y la limitación de movimiento para la población”.
El presidente de Fetaff se muestra confiado en que la Administración atienda sus peticiones: “Si no tuviéramos esperanzas de conseguirlo, no lanzaríamos la campaña. Pero tengo que decir que tengo mis dudas”. Y denuncia que cómo era posible que el Gobierno en la exposición de motivos del Real Decreto-ley 14/2020 reconociese la labor de los técnicos tributarios, y ahora no les haga caso.